Ya son casi 1.500 los melillenses que se han sumado a la página web de Facebook creada por un grupo de ‘Indignados con Trasmediterránea’. Como informamos ampliamente en nuestra edición del pasado sábado, la razón que ha hecho estallar la paciencia de tantos ciudadanos ha sido la limitación de facto que Trasmediterránea ha impuesto a sus paquetes ahorro para todos los fines de semana del próximo verano, de modo que no resulta posible beneficiarse de sus tarifas más baratas si se pretende salir de la ciudad en viernes y regresar un domingo o a lo sumo un lunes. Hay que salir un lunes y regresar lo más tardar un jueves para que un billete para dos personas, en la línea con Málaga, y pasaje de coche incluido, venga a costar unos 316 euros. Ahora bien, si lo que se pretende es aprovechar mejor las vacaciones, iniciar el viaje un viernes y retornar un domingo o un lunes, el pasaje ya se encarece en 200 euros.
Los precios van incrementándose en unos 40 euros si se añade a una tercera o cuarta persona al camarote. De tal modo, un matrimonio, con dos hijos, que quiera viajar con su coche, sólo por poner pie en Málaga y asegurarse su retorno, ya deberá desembolsar inicialmente unos 600 euros.
Los precios son similares o incluso más caros para la línea con Almería, a pesar de la pésima calidad del “Santa Cruz de Tenerife”, excesivamente vetusto y muy descuidado también. La razón, las mayores tarifas y tasas portuarias que se deben abonar en Almería.
Con este panorama y teniendo en cuenta que hablamos de un transporte, el marítimo, que se considera básico y que además tiene garantía de servicio público gracias a un contrato con el Estado, que hace cinco años adjudicó a Trasmediterránea un total de 41,6 millones de euros para que atendiera con mayores garantías sociales las fachadas marítimas de Ceuta y Melilla, no es de extrañar el descontento extremo que está empezando a anidar con toda lógica entre la población de Melilla.
Hay que añadir a los abusivos precios la dificultad a la hora de cambiar, sin riesgo de penalización económica, las fechas de un pasaje ya abonado.
También hay que sumar la realidad comprobada de la disponibilidad de camarotes una vez el barco zarpa y a bordo es posible comprarlos, eso sí, a precio de no residente, lo que sitúa el mismo pasaje para dos personas en camarote más coche en un total de 724 euros.
Las razones que alega Trasmediterránea para ofrecer a bordo lo que antes daba por agotado, radican, por un lado, en el desecho final que los militares hacen de los pasajes adquiridos a cero euros, puesto que al 50% de bonificación por residente se le añade otro 50% que bonifica el Ministerio de Defensa; y, por otro, en la puesta a punto, durante la travesía o en las horas de reposo del barco en el puerto, de camarotes que, según Trasmediterránea, hasta entonces se daban por inutilizados.
El caso es que el melillense está harto y con toda razón de no encontrar plazas de camarote en el barco y una vez sube a bordo conseguirlos con facilidad, eso sí a precios mucho más caros. Igualmente, está harto de que iniciar unas vacaciones le cueste de entrada 500 o 600 euros si quiere viajar con su coche y aprovechar al máximo los días de descanso laboral. Tal cual están las cosas, va a resultar mucho más económico alquilar el vehículo una vez se cruce el Estrecho.
Todo lo anterior y la falta de perspectivas de que la situación mejore con el nuevo contrato estatal que deberá adjudicarse en julio próximo para su entrada en vigor a partir de octubre, ha hecho saltar toda las alarmas y con buen tino se han empezado a barajar diversas protestas, como una atronadora cacerolada que haga llegar en forma de ruido el extremo hartazgo de una población, cansada en exceso de las disputas políticas y la incapacidad de las autoridades para encontrar una solución.
Ayer, el presidente en funciones de la Ciudad, Juan José Imbroda, se sumaba a la indignación de los melillenses pero matizaba que él en realidad con quien está indignado es con el Gobierno Zapatero, que para el nuevo contrato, aunque ha aumentado el coste de la licitación, sigue admitiendo buques de hasta 20 años de antigüedad si se adjunta un certificado de que se encuentran en “situación óptima”.
El nuevo contrato, según explicó en Melilla el pasado 4 de mayo la directora general de Marina Mercante, Isabel Durántez, prevé aumentar el número de plazas sujetas a bonificación y establecer límites en los precios de las no incluidas en el cupo de las bonificadas por el Estado. Sin embargo, todos los sectores, desde agencias de viajes hasta el propio Gobierno de la Ciudad, dudan de que finalmente llegue a representar un avance, porque lo consideran un traje a la medida de Trasmediterránea que, al parecer, prevé para la línea con Almería, un gemelo del ‘Santa Cruz de Tenerife”, como es el “Palma de Mallorca”.
El pliego del nuevo contrato ya está publicado en el Boletín Oficial del Estado y el plazo para presentar ofertas prácticamente cerrado. Oficiosamente se habla desde sectores bien informados de que la única compañía que ha concurrido a la licitación es Trasmediterránea.
No obstante, no hay que darlo todo por perdido. La voz de los ‘indignados’ debe escucharse para que el Gobierno central actúe en consecuencia, el Gobierno local colabore en las posibles soluciones y Trasmediterránea corresponda también en la medida de nuestras necesidades.
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