Ignacio Cembrero es uno de los periodistas españoles que mejor conocen los países árabes e islámicos. Corresponsal en Beirut durante la guerra civil de Líbano, también lo ha sido en el Magreb.
Hoy visita Melilla para presentar su libro ‘La España de Alá’, un profundo análisis de la comunidad islámica que ha echado raíces en este país.
–En España hay dos millones de musulmanes, según los datos que cita en el libro.
–1,9 millones, una cifra quizá un poco exagerada. Hay unos cuantos que se han marchado a causa de la crisis para probar fortuna en otros países de Europa. Incluso ha habido marroquíes que han vuelto a su país porque les sale más barato vivir allí.
–Afirma que la llegada de estos inmigrantes es más una oportunidad que una amenaza.
–En conjunto es más una oportunidad que una amenaza. Si los países que los reciben saben encauzar el fenómeno, se enriquecen, y los que los pierden, se empobrecen. Hay muchos ejemplos. Dos de los países más prósperos, EEUU y Canadá, son países de emigración. Es verdad que los musulmanes plantean problemas específicos y su adaptación es más lenta, pero no por eso tienen que ser un problema.
–Usted ha dicho que se debe fomentar un islam europeo o incluso español. ¿Cómo lograrlo?
–Sobre todo, cortando la influencia de los estados y regímenes árabes que intentan tutelar a las comunidades de inmigrantes musulmanes. Estoy pensando en los países del Golfo Pérsico, con Arabia Saudí a la cabeza, pero también Marruecos. Es fundamental para facilitar la integración que haya islam europeo o español. En esos países, los musulmanes están tutelados por estados, allí no se diferencia entre el estado y la religión.
–¿Cómo influye Arabia Saudí entre los musulmanes españoles?
–Lo vemos en las mezquitas y comunidades que financia. La más emblemática es la mezquita de la M-30 de Madrid. Pero también en Las Palmas de Gran Canaria, donde un concejal de Podemos firmó un acuerdo con los saudíes para construir una mezquita. Aparte, está el canal Córdoba TV, que difunde el wahabismo y el proselitismo religioso saudí. Quiero destacar que los wahabitas no son terroristas, pero en muchos casos sí se ha comprobado que wahabismo y salafismo son antesalas del terrorismo.
–¿Y la influencia de Marruecos?
–A veces avanza y a veces retrocede. Actualmente ha perdido el control de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), que es uno de los grandes pilares del islam en España. Pero tiene una influencia importante en Cataluña (donde más población musulmana hay en España) y también en Melilla y Ceuta. En lugares como Madrid y Murcia la influencia es menor. En Marruecos hay una lucha permanente entre sus autoridades y el movimiento llamado Justicia y Espiritualidad, la gran oposición islamista al régimen de ese país.
–Dice que la Mezquita Blanca de La Cañada es la única de Melilla cuyo imán no está a sueldo de Marruecos.
–En estos casos, en teoría, los imanes son contratados por los fieles que cotizan. Entiendo que en este ejemplo es así. Eso es lo ideal en el islam. Que lo contraten y cuando estén descontentos, lo echen.
–El libro muestra un mapa de la radicalización con 6.000 puntos conflictivos. ¿Qué lugar ocupa Melilla?
–Esos seis mil y pico son sólo en Barcelona. Los que me dieron el mapa dijeron que los datos de Melilla y Ceuta no pueden extrapolarse a ciudades de la península. Por ejemplo, no se puede comparar Melilla con Barcelona, pero sí con Ceuta y entre estas dos hay más radicalismo en Melilla.
–¿Se debe a que hay más población musulmana en Melilla?
–El Observatorio Andalusí dice que hay un 51% de musulmanes en Melilla y un 42% en Ceuta. Pero no siempre hay una relación entre población musulmana y puntos de radicalización. En Murcia es altísima la radicalización. Si la inmigración es de hace poco, no hay propensión a la radicalización. En la huerta murciana los musulmanes han llegado antes y eso explica en parte esa radicalización. Los guetos también. En Cataluña los hay.
–Existe un “radicalismo de segunda generación”. ¿Se debe a que los musulmanes nacidos en Europa no se sienten ni de aquí ni de allí?
–En los procesos de radicalización lo fundamental es un problema de identidad. No sé si ocurre en Melilla y Ceuta, pero sí en la península y en Francia, Bélgica y otros países. Una vez, en Toledo, escuché a una chica que decía: “Ya no soy del país de mis padres. Vamos poco por allí y no hablo bien el idioma. Tampoco soy española porque me miran raro y en Ramadán no bajo al comedor del instituto. Me queda mi religión”. Pero algunos, en esa búsqueda de identidad, abrazan una versión radical.
–Menciona en su libro que en España casi la cuarta parte de los detenidos por yihadismo tienen formación universitaria.
–Cuando menos formación tienes más fácil es captarte, pero la franja va desde los 15 a los 30 años. En casi todas las operaciones antiterroristas en España la gente detenida solo se ocupaba de la captación o de enviar a jóvenes a Siria, Irak o Mali (así ocurrió en Melilla) para pegar tiros.
Sólo se sabe de tres casos en los que se proyectaran atentados en España, pero eran meras conversaciones de café. No había explosivos ni armas. Lo único que se encontró fue una pistola de antes de la guerra civil en una redada en Ceuta. Se puede matar con eso, pero nada que ver con los kalashnikov que ha encontrado la policía francesa en sus redadas.
Hay un alarmismo excesivo por parte del ministro Fernández Díaz. Desde 2004 no ha pasado absolutamente nada en España, ni ataques con arma blanca. En Europa hay ataques pequeños que no aparecen en la prensa española. Por ejemplo, en Glasgow mataron a un tendero musulmán muy favorable al diálogo entre confesiones. Aquí no pasa nada de eso. Esperemos que siga así.
–El Faro publicó este lunes testimonios de mujeres musulmanas a las que les gustaría vestir niqab, pero no lo hacen por temor al ‘qué dirán’. ¿Qué opina?
–No me extraña. Esto puede suceder. También conozco casos en Cataluña de chicas que llevan el hiyab y lo hacen presionadas. Ir muy tapada en determinadas sociedades musulmanas es una protección porque hay censura social, por parte de los varones sobre todo. Entiendo que haya mujeres que se sientan más cómodas tapadas.
–¿Este diario le ha servido para documentarse a la hora de escribir ‘La España de Alá’?
–Sí. Lo leo en la web con regularidad y cito algún editorial en el libro.