Afirma que existe “un acoso mediático brutal” y considera que el asunto no terminará con su dimisión · “Estoy seguro de que buscarán hacer más sangre. Tengo que proteger a mi hija”.
El ya ex presidente de Emvismesa y ex viceconsejero de Fomento, Juan Antonio Iglesias, compareció en la jornada de ayer ante los medios de comunicación para detallar los motivos que le llevaron a presentar su carta de dimisión al Gobierno melillense el pasado miércoles. El que fuera máximo dirigente del ente público desde la pasada legislatura afirmó que la principal razón por la que abandona el cargo es “el linchamiento” que está sufriendo su familia a raíz de la adjudicación de una vivienda a su hija. “Es algo que no le deseo a nadie”, apuntó.
En rueda de prensa, Iglesias afirmó que su hija, su yerno y sus nietos están siendo acosados desde que el escándalo saltó a los medios de comunicación. En concreto, señaló que el pasado lunes dos periodistas de la cadena televisiva Cuatro llegaron a “acorralar” a su esposa para preguntarle por el caso.
“Fueron a la vivienda de mi hija y comenzaron a grabarlo todo desde la calle. Cuando mi esposa se disponía a entrar en el portal del edificio, la siguieron para acosarla y preguntarle si era ‘la mujer del político’. Un poco más y le meten el micrófono en la boca. Tres vecinos del edificio salieron de sus casas y comenzaron a partirse de risa por lo que estaba ocurriendo. Uno de ellos afirmó que esto sólo acaba de empezar”, detalló Iglesias. “Acto seguido bajó mi hija, que fue acosada brutalmente por el periodista y el cámara. Mi yerno llamó finalmente a la Policía, que tuvo que intervenir”, añadió. Asimismo, señaló que su hija y su familia han tenido que mudarse porque “se sienten permanentemente vigilados y acosados”.
“¿Qué ha hecho mi hija, qué delito ha cometido? Han demostrado ser unos paparazzis despiadados. Ahora comprendo lo que siente algunos artistas cuando los persiguen”, apuntilló en relación a la actitud de los periodistas.
Explicando la adjudicación
En lo tocante al tema de la vivienda de Emvismesa que concedió, se remitió a lo tratado en los consejos de administración del ente público y a las actas. “Le adjudiqué la casa a mi hija, quien pagó el 5% de la entrada. Se trasladó el 25 de febrero de 2012. A consecuencia de este linchamiento, ha decidido renunciar a la vivienda y la abandonará próximamente. La cosa no acabará aquí, porque buscarán cómo hacer más sangre”. En cuanto a la fecha en la que su hija consiguió la hipoteca, apuntó que “no tenía mucha importancia, ya que la renuncia se ha producido” y volvió a remitirse a las actas del consejo de administración del ente público.
“Mi hija cumplía con todos los requisitos. No le he regalado una casa, jamás se me pasaría por la cabeza. ¿Es políticamente correcto lo que he hecho? Pues no lo sé, eso lo tendrán que decir los demás. Yo creo que no he cometido ningún error. ¿Es que los hijos de los políticos no tienen derecho a vivir?”, aseveró.
Asimismo, señaló que, al igual que ocurrió en el caso de su hija, hay otras familias viviendo en casa de Emvismesa a las que todavía no se les ha concedido la hipoteca, pero que cuentan con el compromiso del banco. “Siempre se es flexible con todo el mundo. Las personas que han pagado la entrada y que aún no cuentan con hipoteca no pagan nada mensualmente, aunque sí la comunidad, tal y como hacía mi hija”, añadió. “No es ilegal adjudicar una vivienda si existe un compromiso con el banco”, añadió. “Una cosa es pagar la vivienda y otra la adjudicación”.
Arreglos en la vivienda
Por otro lado, el ex presidente del ente público se pronunció sobre las acusaciones de la oposición referentes a que se llevaron a cabo remodelaciones en la casa con fondos del ente público. “Todas las viviendas se entregan en perfecto estado. ¿Tengo yo cara de tonto para gastar 50.000 euros en reparaciones? Algunas de las nuevas promociones cuestan 56.000 euros, es impensable”, defendió. “Por calumniar y echar leña al fuego se dice de todo. Las obras que llevó a cabo Emvismesa antes de la adjudicación costaron 17.000 euros. La casa llevaba varios años sin ser ocupada y había que realizar varias actuaciones. En Emvismesa hemos soportado cosas más brutales”, añadió. Además, aclaró que su hija pagó posteriormente otras reformas cuando ya residía en la vivienda.
“Me voy con la cabeza bien alta, pero un poco triste”.
En cuanto a su marcha, Iglesias afirmó que se va “con la cabeza bien alta, aunque triste porque hay proyectos pendientes de realizar, como el traslado de la sede o el parking de Isla Talleres”. Asimismo, resaltó que su “deber como padre” era proteger a su hija.
Una vez abandonados sus cargos en el Gobierno autonómico, tanto el de presidente de Emvismesa como el de viceconsejero de Fomento, señaló que volverá a reintegrarse como funcionario en el área Seguridad Social, trabajo que desempeñaba antes de su salto al ente público. “Nadie me está buscando un huequecillo, como he escuchado por ahí. El linchamiento que hemos sufrido mi familia y yo no se lo deseo a nadie”, concluyó.
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