Melilla inicia el mes de diciembre con una reducción de las restricciones impuestas desde el 18 de octubre por la alta incidencia que tuvo la ciudad durante ese mes. A partir de hoy se podrán abrir el interior de los establecimientos, hasta ahora cerrados, se ha aumentado en cinco el número de mesas que se pueden colocar y el horario se amplía hasta las 21:30 horas.
Hasta ahora, desde que abrieron los establecimientos el pasado 23 de noviembre, no se podía consumir en el interior de los locales y a las 20:00 horas de la tarde había que cerrar. Las medidas que se mantienen son la prohibición de fumar tanto en el interior como en el exterior del local, el consumo en la barra y el límite de cuatro personas por cada mesa, exceptuando a los convivientes.
Tanto las opiniones de los hosteleros como la de los ciudadanos varía según la experiencia personal de cada uno. Lahbi, encargado de la cafetería ‘Los Arcos’, explicó que han reabierto con “muchas medidas de seguridad”. “Vamos arrancando, no podemos decir que bien, pero dentro de lo que cabe nos han dejado abrir porque ya estábamos muy castigados, la verdad”. Espera que la semana que viene haya menos restricciones para que pueda ir remontando la situación. “Es fundamental que se pueda fumar, porque a la gente le gusta tener su cigarro con el café o que se pueda consumir en la barra porque es un cliente más rápido, que creas o no, ayuda un poquito”, dijo. Aún así, piensa que “algo es algo y se ve algo de color”, porque el mes pasado “fue un desastre”, ya que los hosteleros han sido uno de los sectores más perjudicados.
Francisco, dueño de la cafetería ‘El Kursaal’, también uno de los locales que reabren este 1 de diciembre, dijo que lo hacían “con mucha ilusión, con muchas ganas después de este mes largo de cierre”. Entiende que las restricciones son necesarias por la situación sanitaria, pero que irán “poco a poco retomando el pulso”. Durante el cierre han aprovechado para fumigar, dar un repaso de pintura al establecimiento y hacer algunos retoques. Explica que lo que más cuesta de reabrir es el aspecto económico, ya que los clientes han de ver poco a poco que el local ya está sirviendo. Cree que en unas semanas volverán a trabajar con un buen ritmo. Por otro lado, subrayó que la mayor preocupación que tienen en el sector es que se vuelva a decretar el cierre de la hostelería, por eso Francisco quiere hacer un llamamiento a los clientes para que respeten las normas y los responsables de los establecimientos no deban llamar la atención continuamente a aquellos que no cumplen las restricciones.
Alejandra, una joven de la ciudad, asegura que la apertura de la hostelería “es bastante necesaria”, no solo por las familias que viven de ello, sino también por aquellos trabajadores que por su horario laboral no tienen tiempo para prepararse el desayuno o la comida. Cree que siempre que se respeten las medidas sanitarias por parte de los ciudadanos, tanto la hostelería y la cultura “son seguras”. Piensa que es importante que cada uno sea consciente de sus actos.
Por el contrario, José Manuel no ha acudido aún a ningún local por precaución. Explicó que aún no se ha atrevido a ir por el hecho de que la situación “esté peor que durante la primera ola” y cree que lo hará cuando la incidencia acumulada por 100.000 habitantes baje de 500.
Gerardo, por su lado, aseguró a El Faro que ha ido “todos los días “ a tomarse su cafe y valora de forma positiva que se hayan reabierto los locales para que “la gente salga y se distraiga y también viene muy bien para el gremio de los hosteleros”. Sobre las normas, dijo que salía con precaución y respetaba las normas, pero que la situación tampoco era para “quedarse en casa asustado”.