La gran variedad paisajística y natural hacen del entorno de la ciudad una buena zona para la práctica del trekking.
Los alrededores de Melilla son conocidos por muchos melillenses gracias a las visitas que estos realizan a menudo a sus playas, principalmente así como los diversos zocos y mercados de las localidades vecinas, donde suelen hacer acopio de verduras y hortalizas frescas.
Sin embargo esta zona también atesora en su interior una variedad paisajística y natural menos conocida por ser más inaccesible, lo que hace que tan sólo aquellos que se aventuran a recorrer estos parajes a pie, puedan contemplar rincones interesantes donde la historia y la naturaleza van de la mano en muchas ocasiones.
Entre los rincones más visitados que duda cabe que está el Gurugú, la zona montañosa más próxima a Melilla, de fácil acceso, en particular gracias a las pistas primero y las carreteras que más tarde construyó Marruecos, lo que hace que sea un sitio de visita frecuente.
Pese a ello, la subida a pié permite contemplar paisajes únicos a través de pequeños senderos y veredas acondicionadas. La existencia de pobladores locales en la zona, en el ámbito rural, permite que estos caminos estén abiertos todo el año sin maleza, pues son utilizados por los lugareños para trasladarse con el ganado de un sitio a otro.
El valle de Trara ofrece también al visitante innumerables posibilidades para practicar el trekking en una zona que también cuenta con pistas que facilitan este deporte. Desde aquí puede accederse a una comarca menos conocida como es la meseta de Beni Sidel. La ruta desde esta localidad hacia la costa es una de las marchas más interesantes de la zona, no exenta de dificultad debido a la amplia distancia que hay que recorrer.
Una opción interesante en las cercanías de Melilla es partir bordeando el Río de Oro hacia la localidad de Taxdirt, la más conocida aunque también puede orientarse el trekking hacia el pueblo de Morabitin, algo más alejado.
En este segundo caso el recorrido pasa por el morabito de Sidi Amaran, el más bonito de la zona, en mitad de la ruta que antiguamente con mucha probabilidad uniera las ciudades de Melilla y Cazaza.
Tierra de castillos, de ahí proviene el nombre de Guelaya, del árabe Kelat y es que antaño eran varias las fortificaciones de la zona, no sólo la antigua Rusadir o Cazaza sino también Tazuda, en las alturas del mazizo del Gurugú.
Finalmente, otror ecorrido interesante es la ascensión al Gurugú desde Zoco el Had. Ahí, las pistas construídas por los españoles permiten una ascensión pausada por una de los parajes más exuberantes del macizo, pues aún puede contemplarse la primigenia selva mediterránea, todo un placer para los sentidos.
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