La lucha contra el cambio climático se ha hecho eco este año de manera masiva, sobre todo aquel 15 de marzo, cuando miles de adolescentes y jóvenes hicieron huelga para manifestarse por un mundo ecologista y alertar que es necesario actuar inmediatamente para que las consecuencias del cambio climático no sean peores a lo esperado. En Melilla, Javier Bocanegra es un reconocido activista por esta causa, aunque no sea adolescente. El integrante de 2020: Rebelión por el Clima destaca la figura de Greta Thunberg, activista sueca que ha movilizado a miles de personas por esta causa. El Faro de Melilla habla con Bocanegra con motivo del surgimiento de este movimiento en la ciudad autónoma y con el objetivo de que explique cuáles son los principales problemas medioambientales en Melilla.
–¿Cómo surgió la plataforma 2020 Rebelión por el Clima en Melilla?
–Nos hacemos eco de demandas que se hacen a nivel europeo y nacional, como ejemplo pongo ‘Viernes por el clima’ o ‘Extinción, rebelión’. Al ver estas luchas, nos hemos dado cuenta que nosotros también tenemos que hacer algo, ya que la clase política está un poco ausente de la realidad. A ver si con este acto reivindicativo tomamos conciencia sobre lo que hay que hacer. Cualquier persona que quiera colaborar en esta plataforma puede participar, no tiene que ser presidente de ninguna entidad. Queremos personas que se sensibilicen con el cambio climático y muevan conciencias.
–¿Por qué se llama 2020?
–Esto se debe a que el movimiento global ha empezado este año, pero va a ir in crescendo con actos más reivindicativos. Se espera que la eclosión sea en el año 2020. Estoy hablando de acciones que se acercan al límite de lo legalmente permitido. Si los políticos no toman conciencia de este problema que se nos viene encima será terrible y ahora hablaré de ello. Esperemos no llegar a esa línea de actuación por nuestra parte.
–Este movimiento se inspira en Greta Thunberg, ¿qué es lo que más destaca de esta luchadora por el medio ambiente?
–Yo tuve la suerte de descubrir a Thunberg en Yogures, estuve viendo vídeos suyos y me quedé maravillado. Se está hablando de una chica muy joven que con toda su sinceridad, e incluso con las lágrimas en los ojos, dice que su casa está en llamas. Se está hablando del cambio climático y que en el año 2030, lo peor está por venir, como que se prevé que va a aumentar la temperatura a 1,5 grados.
–¿Cuáles son los factores principales que están causando ese incremento de temperatura?
–Nos hacemos eco de un organismo de Naciones Unidas que evalúa los factores del cambio climático, el IPCC (Intergovermental Panel on Climate Change). Todo lo que digan ellos, va a misa, es un gran referente a nivel mundial y aseguran que nos quedan menos de 12 años para remediar el cambio climático. Esto será prácticamente en el 2030. Por ello, debemos reducir las emisiones a un 50%. ¿Por qué la fecha límite es 2030? Porque se supone que al ritmo que se va, la temperatura global alcanzará 1,5 grados más. Cuando lleguemos a esta cifra, da igual lo que hagamos. A nivel global hay unos factores naturales que tienen tanta cantidad de gases que provocan el efecto invernadero, que ese grado y medio llegará a la atmósfera. Por ejemplo, el Permafrost contiene 1,5 billones de toneladas de gases de efecto invernadero. La tundra siberiana también tiene muchísimas toneladas de gases. Hay que tener en cuenta que si anualmente los bosques y los océanos de todo el mundo absorben 4.500.000.000 de toneladas de carbono, ya te puedes hacer idea de lo importante que es que esos elementos naturales no empiecen a soltar esos gases. Esto es como una consecución en cadena que será imparable por nuestra parte. ¿Qué consecuencias está teniendo este cambio climático? Que cada día se extinguen 200 especies, en pocos años serán millones. Se tiran 160 millones de toneladas de plástico, los acuíferos de agua dulce desaparecen, los bosques y las selvas se talan y las tierras se secan. Esto es un auténtico esperpento. Recordando lo que dijo Greta Thunberg sobre su casa en llamas y se preguntaba cómo puede ser que los políticos no estén haciendo nada y solo esperen a que llueva, cuando el sentido común te dice que si estamos en llamas, es que se llame a los bomberos, porque estamos en una situación de emergencia. Llamar a los bomberos significa reducir los gases de efecto invernadero a un 50%. En Melilla me llama mucho la atención que ningún político haya hablado de esto, ni de ningún plan de acción para reducir los gases.
–¿Cuál cree que es el principal problema medioambiental en Melilla?
–Por ejemplo, la poda de árboles. En Melilla nos estamos quedando sin ellos y no puede ser. Otra cuestión fue la amplitud de las aceras, y mi pregunta es por qué no se usaron unas baldosas verdes que usan en Bilbao y absorben dióxido de carbono. Se realizan actuaciones, pero el objetivo no es reducir el Co2, no es prioridad. Lo que hay que hacer es aumentar el número de árboles en cualquier terreno libre que haya. También debemos recuperar espacios naturales, apostar por una movilidad sostenible, mirar por el transporte público. Todas las medidas deben ir en vista al objetivo de no alcanzar ese grado y medio que nos espera, o un aumento de cuatro o cinco grados a final de siglo.
–¿Cómo ve la movilidad en Melilla y cómo cree que se podría solucionar el tema del tráfico excesivo en una ciudad tan pequeña?
–Esto tiene fácil solución. En algunas ciudades donde el espacio de tráfico estaba en un 70%, lo han reducido a un 30. En Melilla, era del 83%, y creo que ahora es superior. Si sabemos que cada cuatro días hay más de un millón de desplazamientos, hay que reducir esto. ¿Cómo podemos hacer que los medios sostenibles ganen fuerza? Haciendo un espacio más seguro. El carril bici mide 1.800 metros y no se ha hecho nada, y al ritmo que van, se tardará muchísimos años en terminarlo. Por tanto, el medio sostenible es caminar, pero por cómo está hecha la ciudad va a ser muy complicado.
–¿Qué piensa al respecto de fuentes que contaminan como puede ser la incineradora?
–Aparte de la incineradora, hay otras fuentes contaminantes que afectan. También tenemos la generadora eléctrica, el tráfico de coches, el aeropuerto y el puerto. El consejero de Medio Ambiente dijo una vez que el humo de la compañía eléctrica no contamina porque medía ese humo que sale por la chimenea. Sin embargo, yo tengo información contrastada de lo que produce, y emite al año 144.000 toneladas de gases de efecto invernadero. El tráfico es otra fuente contaminante que hay que eliminar. Remesa debe ser lo más reciclable posible y tiene que controlarse. No hemos hecho un seguimiento sobre esto. Otras fuentes son el aeropuerto y puerto. La Comisión Europea ha invertido un dinero para medir la contaminación del aeropuerto. Tampoco somos conscientes de la contaminación que generan los puertos a las ciudades. Una vez leí que un trasatlántico equivalía a unos 6.000 vehículos. De hecho, la normativa europea ha instado que en 2020, los barcos deben dejar el gasoil y sustituirlo por otro carburante menos contaminante.
–¿Cuáles son las peores consecuencias que pueden sufrir las futuras generaciones?
–Actualmente en Europa, mueren 500.000 personas al año, y de estas 422.000 por partículas PM2,5. En España mueren unas 30.000 personas al año y se genera un gasto sanitario de 37.000 millones de euros. Lo que está por venir es que el nivel de salud se va a disminuir muchísimo, al igual que la esperanza de vida. La mayor esperanza de vida la están viviendo estas generaciones, pero las que vienen vivirán menos que las de sus padres, y eso no ha pasado nunca. Tenemos un futuro bastante negro y vamos a perder calidad de vida. Nuestros hijos no se merecen el futuro que van a heredar, y como padre me siento obligado a reivindicar y luchar por el medio ambiente.
–Hace no mucho hubo grandes movilizaciones por el medio ambiente en Europa y en la península, ¿por qué en Melilla hay tan poca concienciación de lucha en las calles?
–Es increíble como una adolescente moviliza a 30.000 alumnos, y si aquí les dices que no vayan a clase para manifestarse por el cambio climático, simplemente no van ese día al instituto. Pasa también con los adultos. En mi entorno parece que soy el pesado, pero hay que implicarse. No sé si es que en Melilla se vive muy cómodamente, y es una ciudad de funcionarios que por lo que se preocupan es por pasar unas vacaciones en su casa de fuera, y que pasen los días de lunes a viernes pase rápido y llegue el fin de semana para tomarse su cerveza. Entiendo que son libres de hacer lo que quieran y es difícil interiorizar y ser consciente de que hay que cambiar el modo de vida, como no conducir tanto o no usar tanto plástico. El sistema educativo tiene mucho que ver y hay una oportunidad de preparar a las futuras generaciones.
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