Daniel Ventura nació en 1962 en Melilla, concretamente en el barrio del Real. Procedente de una familia humilde, con cinco hermanos más, y psicólogo de vocación, todo ello ha marcado su personalidad. Siempre es agradable charlar con el actual consejero de Medio Ambiente y Naturaleza.
-La vida me va bien, aunque siempre existan algunos problemas. Al fin y al cabo la vida es eso, la suma de muchos momentos, experiencias buenas y malas, conflictos con y sin solución, así hasta que dejemos de estar en este mundo. Lo mejor que tengo y que contribuya a que la vida me vaya bien, es mi familia y amigos.
-De manera activa, desde 2015 a 2019 y lo que llevo ahora, desde noviembre de 2022, que entré en la oposición, hasta ahora. Si no recuerdo mal, me invitaron a estar directiva del partido en el año 2011. Fue en 2015 cuando por primera vez estuve en las listas electorales. En esa fecha ganamos las elecciones, una vez más, y el presidente Imbroda me ofreció llevar la Consejería de Bienestar Social, en la que cual trabajé con mucho entusiasmo e ilusión durante toda la legislatura.
-Sí lo soy, es una profesión que me apasiona y de la que no me despego por nada del mundo. Llevo también unos 20 años dando clases como tutor en la UNED. Llego a la política -supongo- porque se dieron diferentes circunstancias y hechos que hicieron que personas de mi partido me invitaran a trabajar con ellos por esta ciudad y para los melillenses.
Trabajaba realizando intervención psicológica, preparaba cursos para muchos organismos y con bastante éxito de participación, así como de valoración positiva por parte de los participantes. Fui voluntario en alguna ONG, donde me encargué de la formación del voluntariado y participé en diferentes programas que me permitieron ver el mundo desde otra óptica. Colaboraba con personas con discapacidad intelectual, que son lo mejor de lo mejor que he conocido (jamás te harán daño) y me enseñaron muchas cosas constructivas. Fui vicedecano del Colegio de Psicólogos de Melilla. Ello me permitió participar en muchos programas radiofónicos y televisivos de la ciudad. Creo que todas estas variables y algunas más fueron las que me llevaron a que un día me invitaran a estar en las listas del PP, partido que para mí el que más valores aporta a la sociedad. Y tengo que decir que me siento un privilegiado por trabajar en un Gobierno con las mejores personas, preparadas, formadas y con experiencia en el campo de la gestión política, de las que he aprendido mucho.
-No, rotundamente no. No me cansa la política. Si algo me cansa es la falta de sentido en la ejecución de las cosas. Vuelvo a decir que es un privilegio estar en un puesto de responsabilidad como el que llevo o he llevado con anterioridad. Te permite hacer cosas para la gente de tu ciudad, para intentar mejorar nuestro entorno y por tanto queremos que nuestra gestión influya en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Me cansan los incívicos, los extorsionadores, los sinvergüenzas, los insultadores profesionales que se esconden detrás de las redes sociales. Me cansan los que te consumen las energías positivas, los que no saben construir y sus mensajes son catastrofistas. En definitiva, me cansa lo que cansa a cualquiera, de cualquier ciudad que suelen dar la nota porque no saben hacer otra cosa.
No echo de menos la psicología porque sigo en contacto con mi profesión. Sigo como tutor en la UNED de Melilla. También, en ocasiones, ayudo a algunas personas, que de forma puntual y altruista, o colaboro en el asesoramiento de cuestiones relativas con la salud mental o la resolución de conflictos personales.
-No me voy a repetir, creo que ya he podido señalar algunas de las cosas o características de personas que francamente incomodan a cualquiera y que desgraciadamente, es parte de la vida política.
Lo que más me gusta es poder gestionar para mis conciudadanos, tener responsabilidad política y objetivos a conseguir. Me encanta utilizar parte de mis conocimientos sobre comunicación no verbal, trabajo en equipo, resolución de conflictos y solución de problemas, observar los comportamientos de los ciudadanos y del personal con el que trabajamos a diario. Todo esto para conseguir objetivos que nos permitan a los melillenses estar orgullosos de nuestra ciudad.
-Un día me mandó el presidente en representación suya al Senado. Cuando llegué allí me encontré, sentado en los lugares de los presidentes autonómicos, completamente solo. Era el único. En aquel momento no sabía qué pintaba allí. Finalmente me reí de la situación, incluso algunos de los senadores del PP me hicieron alguna broma.
-Cada día me levanto y me acuesto repasando, de forma mental, las tareas pendientes para el día siguiente. Mis retos están todos relacionados con la consecución de objetivos. Pero también tengo retos personales, no sólo políticos. Son retos más de tipo familiar y personal que cuando se van consiguiendo, éstos alimentan, estimulan y fomentan, con agrado, que los demás objetivos o retos, de tipo social o político, se puedan ver y conseguir con optimismo.
-Las rarezas, si es que han ocurrido, es mejor guardarlas para uno mismo, no vaya a ser que termines etiquetado.
-Creo que estamos ante una ciudad que cada día nos ofrece más posibilidades de mejora, de crecimiento, de oportunidades de todo tipo. Tengo compañeros en el Gobierno, créanme, que se parten la cara cada día por tener una ciudad cada vez mejor, más agradable para vivir y para nuestro desarrollo personal y el de nuestros hijos. Invertir como invierte, actualmente, el Gobierno de la Ciudad en educación universitaria, en emprendimiento, en el campo de las nuevas tecnologías, en turismo, en la creación de empleo con la llegada de nuevas empresas y nuevas oportunidades, creación de oportunidades para que nuestros jóvenes y miembros de familias en riesgo de exclusión recuperen su dignidad y salgan de la beneficencia. Tenemos que conseguir que la mayoría de los melillenses lleguen, como decía Abraham Maslow en su Teoría sobre las Necesidades Humanas, a “sentirse autorrealizados”.
-Son muchas las que utilizábamos en mi primera juventud: “Vamos a dar un rule, bajamos a Melilla y después nos entanamos con un botijo”.
-Me encanta mi ciudad, pero, por resaltar, resaltaría la zona de nuestros pinos, nuestras playas, el sendero del río Nano. Los espacios naturales son los que más me gustan y me relajan.
-Haz el bien y no mires a quién. Ayudar a la gente, cuando se puede, es muy gratificante. Conseguir lo que te propones y tener cierto éxito en la resolución de las tareas que te encomiendan, también es muy agradable.
-Aunque en breve voy a París con mis hijos y nietos, soy de los que siempre he defendido -y me sigue gustando- viajar y conocer muchos de los rincones de nuestra preciosa y variada España, sus pueblos, principalmente las zonas rurales.
-Como de momento no se puede, en caso de poder, lo haría pero con la condición de no vivenciar aspectos negativos que te podrías encontrar. Viajaría al futuro, pero a la carta.
-Me hubiera encantado vivir de cerca la Edad Media, pero, igual que en el futuro, a la carta y apartando todo lo negativo.
-Sí las uso bastante. Administro varios grupos, como Fotos Antiguas de Melilla, Fotos actuales de Melilla, Melilla Opina, Policía Nacional, Guardia Civil y Fuerzas Armadas. Estos grupos los utilizo, unos por hobbies y otros por trabajo.
-El azul.
-Me encanta la música, variada, pero sobre todo de los años 70, 80 y 90. Whitney Houston, Prince, Abba, U2, The Police, Miguel Ríos, Nino Bravo, Serrat, Dire Straits…
-Patatas fritas con huevos. Aunque me encantan los callos y la paella entre otras muchas.
-En casa suelo ser de refrescos, en la calle cerveza y algo de vino tinto.
-Me gusta el invierno, la lluvia, el frio. Esto me permite, comer, dormir y trabajar mejor. Me relajan los días de lluvia.
-Intento disfrutar de la familia, de mis hijos, ver a mis cinco nietos, salir a comer todos juntos. También me gusta estar en casa con mi mujer, salir a caminar con ella, ver alguna serie o película en casa, escuchar música con mis auriculares para poner el volumen que me gusta y no molestar a nadie.
-Los trajes no pueden faltar, tampoco las camisas variadas en cuanto a colores y de mangas largas.
-Sólo al dolor, al físico y al emocional. A esos dolores que todos tenemos que vivir varias veces en nuestra existencia, por la pérdida de seres queridos, dolor a la enfermedad, al sufrimiento de los tuyos y a veces al de personas cercanas de tu entorno.
-Han sido muchos los consejos que me dan. La sociedad tiene por costumbre dar consejos, la mayoría ni los escuchamos o no le hacemos caso. Ahora bien, los de la familia, los de tus padres, abuelos, amigos y gente que te quiere o te aprecia, estos sí son tenidos en cuenta. Muchos de los consejos que me daban en casa estaban relacionados con los valores primordiales y básicos que son buenos para cualquier persona y que permiten que nos comportemos como seres racionales. Ser respetuoso con nuestros mayores, con los vecinos, ser honrado, respetar los principios y derechos de las personas. Cumplir con los objetivos que la vida te pone por delante, ser leal a las personas que confían en ti. En definitiva, ser persona.
-Tengo que decir que, por mi profesión, los consejos que he acostumbrado a dar han sido de tipo terapeútico. En casa he intentado inculcar los mismos valores que me inculcaron; por tanto, mis consejos han ido en la misma dirección que los que me dieron a mí.
-No es uno ni dos, son muchos buenos y malos. Entre los buenos, cuando conocí a la mejor mujer de mi vida, la que es mi esposa desde hace 38 años, a la que conocí cuando ella tenía 15 años. Nacieron mis tres hijos. Vinieron mis cinco nietos. Terminé mi carrera de psicología y me fue muy bien trabajando en el campo de la intervención psicológica. Entré a formar parte de la vida política de la ciudad. Conocer y mantener a los amigos de los de verdad. Tener el privilegio de trabajar con grandes personas que representan el gobierno de la ciudad.
Entre los malos, podría decir la pérdida de un sobrino en un accidente de moto, cuando él tenía 14 años. El dolor que vivieron sus padres, hermanas y demás familia. La larguísima enfermedad y fallecimiento de mi padre, y el fallecimiento de mi hermano, a los 62 años de edad y mi hermana mayor. La pérdida de muchos de los seres queridos, familiares y muchos amigos que se fueron demasiado pronto. Como he dicho antes, es el miedo a ese dolor emocional.
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