Ayer se inauguró el nuevo Mercado Central. Han sido diez años de retrasos y sinsabores, sobre todo para los alumnos de los tres centros que esperaban para poder trasladarse a las nuevas dependencias.
El proyecto, que a atravesado una verdadera odisea hasta poder ver la luz, ha servido para rehabilitar y poner en valor un edificio en el centro de la ciudad que también valdrá para dinamizar la zona.
Queda la espinita clavada de la biblioteca. La imposibilidad de abrir una de las torres del edificio deja finalmente sin este servicio a usuarios del centro y a vecinos de la zona. Una pena.
Sin embargo, aún habrá que esperar hasta la semana que viene para que los estudiantes puedan estrenar las aulas del nuevo Mercado Central, los primeros en hacerlo serán los de la Escuela Oficial de Idiomas, a los que seguirán los del Conservatorio. Los alumnos del Centro de Educación de Adultos son los que más tendrán que esperar, probablemente hasta el verano.
Se cierra así un dislate que había provocado un importante malestar entre parte de la sociedad melillense, que no entendía como era posible que se estuviera tardando tanto en habilitar el edificio, y se cubren las necesidades de decenas de estudiantes que no contaban con unas instalaciones dignas ni apropiadas para desarrollar sus estudios.
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