El colectivo ecologista Guelaya sigue expresando sus críticas sobre el proyecto de Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que se encuentra en período de alegaciones. Y, en ese sentido, advierte de que “la declaración de intenciones no puede ser más rancia”, por cuanto se basa en “mantener el mismo modelo de ciudad que en 1995 tras 27 años como si no hubiera pasado nada en los criterios urbanísticos, climáticos, o de movilidad”.
Para Guelaya, el caso más evidente es el Plan de Movilidad (conocido como PMUS), que se incluye en el nuevo PGOU como un elemento más, “sin integrar ni relacionar con otras normas urbanísticas”.
“Los objetivos del PMUS invitan a pensar más bien en un cambio del modelo de movilidad, de acuerdo por otro lado a las tendencias contemporáneas y las directrices actuales sobre planificación urbanística. Por ello creemos que se producirán conflictos entre modelos de ciudad, que tendrán como consecuencia que el PMUS se vea obstaculizado en su desarrollo por las normas urbanísticas obsoletas anteriores”, explican los ecologistas.
Guelaya asegura que los conflictos “ya se están produciendo con el PGOU en vigor”. “Tras la aprobación del PMUS, el carril bici diseñado para la plaza Torres Quevedo había desaparecido en la propuesta que la Consejería presentaba al Foro por la Movilidad en mayo pasado. Y más recientemente en el anuncio de los accesos al hospital universitario realizado por la Consejería de Infraestructuras, Urbanismo y Deportes el carril bici bidireccional de la calle Donantes de Sangre había desaparecido también, aunque en el área de movilidad existe un anteproyecto”.
Para este colectivo, “las normas urbanísticas deben respetar los criterios y proyectos planificados en el PMUS, y deben orientarse hacia un cambio del modelo de movilidad”. Por eso Guelaya alega que solo si se considera el PMUS un Plan Especial que el PGOU deberá cumplir obligatoriamente “estaremos actualizando la movilidad de la ciudad al siglo XXI y a la situación de emergencia climática”.
Y en un segundo orden de cosas, especifica que “saltarse” por primera vez la pista de carros para crear en el extremo sur de la ciudad una zona deportiva, “no solamente parece peligroso para mantener el terreno urbano limitado por la pista de carros sino que se plantea totalmente innecesario dado que existen alternativas integradas en la trama urbana más centradas en la ciudad”.
Desde Guelaya proponen que las instalaciones deportivas se ubiquen en lugares donde vive la gente, “no cada vez más lejos, afuera de los polígonos industriales, obligando a los usuarios a utilizar el coche para recorrer la ciudad de lado a lado para hacer deporte”.
“La ubicación de unas nuevas instalaciones deportivas en el extremo sur de la ciudad producirá una mayor huella de carbono por los desplazamientos motorizados más largos que si se ubica en el interior de la trama urbana”.
Por eso Guelaya alega que las nuevas instalaciones deportivas se ubiquen en los cuarteles que a su vez albergarán la futura ciudad universitaria ya que al incluir una Facultad de Ciencias de la Educación y el Deporte precisará de nuevas instalaciones deportivas.
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