El piloto local Luis González relató en primer persona todo lo que aconteció en la competición de la Baja Almanzora de este pasado fin de semana.
El piloto melillense Luis González narró en primera persona toda la competición de la Baja Almanzora 2011.
“Tras muchos meses de trabajo y pruebas, ya estábamos allí, en Cuevas de Almanzora, pasando las verificaciones técnicas sin problemas. 54 vehículos inscritos avalan a la mejor prueba del circuito y así se lo hago saber al organizador, mi buen amigo Antonio Segura, que nos agradece muy mucho nuestra participación, sabe nuestro esfuerzo.
El sábado, a las 13:00 horas puntuales, estamos en la salida para realizar el prólogo de 6,5 kilómetros.
Hace mucho calor, unos 40 grados nos hace sudar de lo lindo, Dani, mi copiloto, y yo nos miramos y sonreímos tensos. Tres, dos, uno y salimos, el Runner va con fuerza, los grupos cortos le hace salir de las curvas con energía, no hay ruidos extraños, por delante solo polvo en suspensión, mucho polvo, sin viento que lo haga desaparecer, un par de saltos para probar la suspensión y llegamos a meta sin novedad, seguimos en carrera.
Son las 16:00 horas, con apenas un par de bebidas energéticas en el cuerpo, vamos a la salida de la segunda manga, esto ya es serio, 125 kilómetros cronometrados al más puro estilo dakariano, conociendo a Antonio Segura será demoledor, sigue el calor. Tres, dos, uno y salimos, vamos ligeros de ritmo pero con cabeza, sabemos cuál es nuestro papel. Nuestro más que veterano Runner parece rejuvenecerse con la paliza, en las amplias ramblas almeriense, con puntas de velocidad de 120 kilómetros, es perro viejo. Pasamos a la montaña y ya es otra cosa, vamos con tiento, pistas rotas y estrechas nos hace bajar el ritmo e ir a asegurar, cometemos algún fallo, es normal, nos falta competición.
A los 70 alcanzamos a un Nissan Patrol de nuestra categoría, va tocado, y a pesar de nuestro intentos no nos deja pasar, no vemos nada por el polvo y para evitar un accidente le dejamos distancia, vamos bien de tiempo. En un estrechamiento de una rambla, con curva muy cerrada sin visibilidad le alcanzamos rápido, está pillado en las piedras y nosotros, antes de darnos cuenta, también, maldecimos interiormente pero bajamos a sacarlos, si sale él también nosotros, hay tiempo.
La situación nos hace entablar conversación, son canarios, su primer rally, se nota y el vehículo es alquilado, buena gente, no le recriminamos la situación, juntos nos ponemos manos a la obra.
Nuestros intentos no valen, son 2.500 kg encajonados en las piedras y nosotros solo podemos seguir hacia delante, no hacia atrás. Llega un coche de rescate y nos pega un tirón, hemos perdido una hora y vamos sin motor de arranque. Es imposible entrar en tiempo y nos vamos a la zona de asistencia, empieza a anochecer.
Hago un escrito al organizador para continuar en carrera y meter el coche en el parking más tarde, no hay pegas pero penalizamos 15 minutos.
Empezamos a trabajar, van saliendo pequeñas cosas, arreglamos el arranque, malditos cables sueltos, son las 22:00 horas, parece que nos acostaremos temprano, pero José Ortín, con ese don para ver cosas, se da cuenta que hay un disco de freno fisurado, en la rueda trasera derecha, un calentón. Nos miramos todos, esto es serio y no tenemos repuestos.
Objetivo, salir al día siguiente, así que a trabajar. Se hacer lo imposible y a las 03:00 horas decidimos anular el freno de esa rueda, atacando el latiguillo con bridas para que no salga el líquido de frenos, rezuma algo pero aguantará. Esto nos hará extremar la seguridad, vamos sin freno trasero derecho, pero así son las carreras de los equipos modestos.
09:00, salida de la segunda manga. 175, sigue haciendo mucho calor. Tres, dos, uno y salimos, recta a fondo, curva, salto, peligro, mi copi va cantando el recorrido, el ritmo es bueno y la falta de freno apenas se nota, claro es que apenas lo tocó.
El Runner sigue aguantando, el calor empieza a notarse de verdad, ya llevamos un par de horas de paliza, y el terreno cada vez más roto.
Las zonas muy rápidas las aprovechamos para estrujar el coche, que sin rechistar va asimilando los saltos, pasamos a varios equipos en la cuneta, mala suerte. La zona de montaña es espectacular, kilómetros metidos entre valles y montañas de la sierra almeriense, seguimos, faltan 20 km,s, salimos a la última rambla, le exigimos al coche un último esfuerzo, hay que llegar, estamos reventado, casi 4 horas de conducción, a lo lejos el arco de meta, ¡¡¡vamos, vamos!!!! me dice Dani, casi no me lo creo, estamos dentro, hemos terminado.
Antonio Segura viene a abrazarnos, hay aplausos, tenemos los vellos de punta, necesitamos agua, ¡señor que sed!. En el parking solo han llegado 16 coches de 54 inscritos y unos de ellos es el de Militares Melilla, objetivo cumplido.
Vamos a ver la clasificación, no nos lo creemos, hemos quedado cuartos en la categoría, lástima de penalización de 15 minutos, adelantaríamos al Peugeot 605 Proto con el que el francés Lagartigue ganó el Dakar en el año 1998, no importa, estamos más que satisfechos, así que volvemos a casa”.
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