Ya hemos hablado en estas páginas de lo mucho que hemos perdido con el transporte marítimo en esta legislatura debido al coronavirus y, por supuesto, a la pasividad y los brazos cruzados del tripartito. Si alguien creyó que el retroceso se iba a quedar sólo en el encarecimiento del precio de los billetes del barco y el recorte de las rotaciones de los buques, se equivocó.
Ahora sabemos que las familias numerosas de nuestra ciudad sufrirán un tijeretazo a las subvenciones que venían disfrutando por mar y que en muchas ocasiones les permitían viajar a la península o gratis o pagando sólo un 5%, dependiendo de si son familias numerosas especiales (más de 4 hijos) o generales (el resto).
Desde este 1 de marzo los descuentos no podrán pasar del 85% del precio del billete, debido a una modificación en la aplicación de las bonificaciones del Estado, recogida en la Ley 11/2020, de 31 de diciembre, incluida en la Ley de Presupuestos del Estado para 2021, disposición final vigésima octava.
En esencia, esa nueva normativa viene a decir que cuando concurran los supuestos de acumulación de varias bonificaciones compatibles en un mismo trayecto, el porcentaje total aplicable no podrá exceder el 85% de la tarifa del servicio regular del transporte.
Teniendo en cuenta que el descuento de residente es del 75% en Melilla, las familias numerosas de categoría general de esta ciudad perderían el 20% adicional que se les venía aplicando y que ahora verán recortado a la mitad (10%). O sea, pasan de pagar un 5% del precio del billete, a pagar un 15%.
Como lo oyen, los recortes que no tuvimos cuando el pinchazo de la burbuja inmobiliaria entre 2008 y 2014, los tendremos ahora con un Gobierno progresista en Madrid y un ministro de Fomento socialista.
No todo es malo en la nueva normativa. Como nos habían anunciado, a la hora de comprar un billete no nos pedirán la información sobre si somos o no residentes en Melilla hasta que lleguemos al final del proceso de compra. Con esto, no soy capaz de jurar que nos libramos de un ‘asalto’ virtual, pero sí creo que pone más difícil cualquier tipo de artimaña para que sigamos pagando lo mismo pese al aumento de la bonificación del 50 al 75% del precio del billete.
Estamos hablando de que la nueva normativa encarecerá los billetes de barco al menos a unas 5.000 familias numerosas de Melilla (dato orientativo de 2018). Y no sólo a ellas. También a los militares que hasta ahora venían disfrutando del descuento por el convenio de Defensa. Eran prácticamente una excepción porque la Guardia Civil perdió esas ayudas cuando acabó el contrato marítimo anterior.
Como lo oyen, justo cuando las familias más lo necesitan, les pegan un pellizco en el bolsillo porque, evidentemente, de algún lado tienen que salir los millones que el ministro Ábalos ha dado a las navieras, algo que aplaudimos porque las compañías marítimas han aguantado un año en blanco como titanes, sin recibir un solo euro del Gobierno.
Me parece bien que los contratos sean generosos. Estamos de acuerdo en que hay que compensar a esas empresas, pero lo que ya me gusta menos es que para ello nos recorten derechos que creíamos consolidados.
No me canso de repetirlo: los derechos hay que pelearlos y cuando se pierden, cuesta muchísimo recuperarlos. En esencia, nos va a tocar volver a empezar. Me temo que terminaremos escuchando a alguno de los partidos que ha permitido que esto ocurra, prometiéndonos en campaña electoral que van a devolvernos lo que ellos permitieron que nos quitaran. Si no, vivir para ver.
El caso es que este recorte a las familias numerosas no ha disgustado a los amantes de los camarotes VIP que antes veían cómo éstos se los quedaban por nada y menos los padres y madres cargados de hijos.
A partir de ahora, con la limitación del subsidio al 85% y el aumento del precio de los camarotes, los mejores sitios para dormir habrá que pagarlos. Así que, al final, la ley beneficiará no a los que menos tienen, que pierden ventajas, sino a los que pueden darse el lujo de asumir los nuevos precios del contrato que nos han gestionado desde un ministerio socialista.
Supuestamente la recuperación económica llegará para este verano y con ella, la vuelta a la normalidad y a los viajes de siempre. Yo no me lo creo, porque por mucho que en Melilla estiremos las dosis de las vacunas, pasarán años hasta que estemos vacunados todos, si se mantiene el actual ritmo de pinchazos. Si ese momento llega, nos va a doler y mucho el bolsillo.
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