Llevamos meses escuchando que la idea de Pedro Sánchez es la formulación de un gobierno progresista y lo cierto es que la contestación por parte del Partido Popular tampoco ha sido la adecuada. Nada más lejos de la realidad. Todos los socios con los que contará el presidente del Gobierno en funciones para intentar estar otros cuatro años en La Moncloa no son, ni muchos menos, de la misma cuerda ideológica.
A cuatro de ellos como Junts, ERC, PNV y Bildu les une la idea de la separación de España, de la independencia de Cataluña y Euskadi, pero, sin embargo, están en las antípodas ideológicas.
Hablamos mucho de Junts como la del partido de Puigdemont, pero para que todos los ciudadanos se enteren, Junts es la continuidad de Convergencia i Unio, el partido de toda la vida de Jordi Pujol, el que nunca quiso la independencia porque le venía muy bien la ‘pela’. Junts representa a la derecha más recalcitrante de Cataluña, una derecha económica compuesta por una idea empresarial de comienzos del siglo XX. Sin embargo, resulta que ERC, aparte de su carácter republicano, incluso en su nombre, es un grupo político de izquierdas, más cercano a Sumar que al propio Partido Socialista Obrero Español.
Y si nos vamos a Euskadi nos encontramos con un Partido Nacionalista Vasco que, desde su creación, por Sabino Arana resulta que representa a la derecha burguesa del País Vasco. A la derecha empresarial de las grandes industrias. A la derecha de Neguri, de uno de los márgenes de la Ría de Nervión. Una derecha que está a centenares de kilómetros del Bildu de Otegui. Un Bildu que igualmente desde el punto de vista ideológico está en la extrema izquierda. Y lo único que les une es la independencia de Euskadi. De manera independiente a que los de Bildu sean los sucesores de ETA y que su apoyo a un Gobierno sea de los más deleznable que, ahora mismo, podemos toparnos en España.
Por ello, hablar de un Gobierno progresista cuando está apoyado durante cuatro años, si es que llegan a tanto tiempo, por grupos políticos que pertenecen a la derecha más recalcitrante, tanto de Euskadi como de Cataluña, es un insulto a los propios ciudadanos.
No olvidemos que para todas las leyes necesitaran siempre de todos los socios, desde la derecha más recalcitrante hasta la extrema izquierda. Será difícil navegar entre aguas tan turbulentas y más por parte de un partido, como es el PSOE, que perdió las elecciones por más saltos y bailes que diera la ministra de Hacienda y vicesecretaria general de los socialistas, María Jesús Montero, la noche de las elecciones del 23-J.
Por tanto, que desde La Moncloa, desde el PSOE o desde Sumar no se continúe diciendo que se va a formar un gobierno progresista, cuando resulta que para aprobar las leyes necesitaran a partidos que para medidas políticas y sociales están en una rancia derecha pasada de moda.
Aparte de que el calificativo de progresismo no es único de la izquierda. Hay también medidas progresistas por parte de la derecha o del centro derecha. Aunque algunos se puedan llevar las manos a la cabeza porque también la izquierda es ocasiones es conservadora.
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