La patronal melillense ha hecho público un documento, "Unidos por el futuro", que recoge las grandes reivindicaciones de la Confederación de Empresarios de la Ciudad.
En esencia, el manifiesto reúne propuestas concretas para mejorar la situación económica de Melilla, empezando por la actualización de Tratado de Buena Vecindad con Marruecos, de 1993; la quimera de conseguir una frontera fluida; la reapertura de la aduana de Beni Enzar; la bonificación del transporte de mercancías prometida desde 2017; el mantenimiento de la bonificación del 50% a las cuotas de la Seguridad Social que teníamos consolidada y que ahora sólo tenemos asegurada de manera temporal; la limitación del precio de los billetes de avión y barco; un puente aéreo y marítimo con Málaga; el Registro Especial de Buques en Melilla y la declaración de la ciudad como Zona Económica Especial.
Las propuestas de la CEME nos resultan familiares porque llevamos tiempo hablando de ellas y, de hecho, algunas de estas iniciativas han sido presentadas por Compromís, en representación de CpM, en el Congreso de los Diputados, como enmiendas a los Presupuestos Generales de este 2023 y echadas para atrás por el bloque de investidura. Otras han sido defendidas por el PP en el Congreso, pero no vamos todos a una. Cada uno hace la guerra por su lado.
No hay nada nuevo bajo el sol en los reclamos de los empresarios de Melilla que exigen la adopción de medidas que urgen desde hace años, pero que no acaban de cuajar donde hace falta que cuajen: en el Parlamento.
A dos meses de las elecciones, difícilmente vamos a conseguir algo, más allá de arrancar a los partidos políticos una promesa electoral con la esperanza de que donde han dicho digo no digan Diego si les toca gobernar.
En Melilla tenemos la sensación de que nos han dejado atrás, abandonados a nuestra suerte, pero basta con pasar revista al dineral que ha llegado a la ciudad para entender que nunca antes nadamos en tantos millones. Es cierto que hemos nadado contracorriente en circunstancias difíciles, pero aquí se ha repartido dinero a mansalva.
Sólo necesitamos fiscalizar para determinar quién ha recibido qué y, de esta manera, comprobar que los euros no se han quedado en las manos de unos pocos.
Nadie mejor que los empresarios saben lo que necesitan para crear empleo y riqueza. En estos momentos, el objetivo no debe ser batir al que más riqueza crea. Hay que combatir la pobreza, no atacar a la riqueza. Necesitamos que se creen puestos de trabajo y para eso necesitamos levantar las trabas que limitan el crecimiento de nuestras empresas.
No se trata de apoyar a una u otra fuerza política sino de apostar por Melilla. La gestión eficiente de los recursos públicos no debería tener ideología.