El orden de los Galliformes agrupa a la mayoría de las aves domésticas que conocemos, como pavos, gallinas y faisanes. Estas aves se han domesticado a lo largo de la historia en casi todos los continentes habitados, pues las familias que integran este orden están repartidas por todo el mundo. Las aves que pertenecen a estas familias tienen muchas características en común, a pesar de habitar en lugares lejanos entre sí. Suelen ser aves de tamaño considerable, con hábitos terrestres; también suelen tener carúnculas o excrecencias epiteliales más o menos llamativas en la cabeza y vuelan más bien poco, sólo cuando es preciso.
Su tamaño ha atraído sobre ellas la atención de los cazadores humanos desde la prehistoria, y sus hábitos han propiciado también su domesticación desde la antigüedad. La familia Phaisanidae es la más extendida por el planeta y la primera que fue domesticada dentro de los Galliformes, por lo que también es la más conocida. Las especies que la componen proceden casi todas del sudeste asiático, pero en el caso de la gallina (Gallus gallus), ya había ejemplares domesticados en Egipto hace 3.500 años. Otro representante de esta familia, el pavo real (Pavo cristatus), a pesar de proceder del sur de Asia, ya era mencionado en los textos clásicos de la Grecia antigua. Una especie perteneciente a esta familia y presente en estado silvestre en el entorno de Melilla es la perdiz moruna (Alectoris barbara).
Pero el galliforme que vamos a conocer mejor hoy es la gallina de Guinea o pintada común (Numida meleagris), un ave doméstica que parece no estar muy de acuerdo con dicha condición, pues su comportamiento dista mucho de ser el de un ave doméstica al uso.
Para empezar, huyen ante la presencia de cualquier extraño, y reciben las visitas inesperadas con un alarido tal que las ha hecho muy útiles como vigilantes de fincas. Recolectar sus huevos es una labor muy complicada, y para hacerlo hay que buscarlos por los lugares por donde estas aves suelen campear. Aquí en el norte de África no se puede dejar que deambulen por zonas de matorral, pues se corre el riesgo de que ya no regresen.
De hecho, es fácil encontrársela asilvestrada por muchas zonas de Marruecos, que coinciden en muchos casos con las zonas que habitaban cuando aún la pintada común era una especie silvestre en este país.
La pintada común pertenece a la familia Numididae, una familia de galliformes totalmente africana, y cuyas especies se distribuyen por todo el continente. La pintada común parece que fue domesticada ya en tiempos de los egipcios, pero a Europa llegó al parecer a través de las colonias portuguesas de África occidental. De allí se ha extendido por multitud de países, por lo que ha vivido una historia paralela a la de otras galliformes como la gallina o el pavo, que a partir de su domesticación pasaron a estar presentes en medio planeta.
En estado silvestre, la especie a la que pertenece la pintada común se divide en numerosas subespecies, cada una con un área de distribución concreto. Así, Numida meleagris somaliensis ocupa el cuerno de África, y Numida meleagris coronatus el este de Suráfrica. ¿Y a cuál de estas subespecies pertenece la pintada doméstica? Pues si hay una característica que distingue a las pintadas es la presencia de grandes pelos o cerdas en la cabeza, y precisamente es el número de cerdas y la posición que ocupan lo que distingue una subespecie de otra. Estas cerdas identifican a la pintada doméstica o gallina de Guinea como procedente de la subespecie sabyi, cuya área de distribución ocupaba más o menos el noroeste de Marruecos. Existen algunas diferencias entre las aves de esta subespecie que aún viven en libertad y las domésticas, como el peso, que en las silvestres es casi la mitad, pero por lo demás los ejemplares domésticos aún conservan todos los detalles que distinguen esta subespecie, quizás por ese comportamiento medio asilvestrado que los caracteriza.
Las últimas bandadas silvestres de pintadas se dejaron de ver en Marruecos hace relativamente poco, a mediados del siglo XX. Aunque en el área que ocupaba antaño esta especie las extensiones de monte bajo han dado paso a la agricultura extensiva, sería fácil y deseable hacer un uso del territorio y sus recursos que permita la convivencia con esta y otras aves esteparias, y que de este modo puedan recuperar parte de su territorio de antaño.
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