Gaigne es un joven de 18 años con toda una vida por delante. Alto y originario de Mali, llegó el martes 26 sobre las diez de la noche a Melilla después de bascular entre la vida y la muerte a 30 millas de Melilla junto a varias decenas de personas: Salvamento Marítimo rescató a 58 personas, tres de ellos eran cadáveres y testimonios de los supervivientes indicaron que murieron otras 26.
“No quería irme de mi país, pero hay muchas dificultades”, declaró Gaigne, que decidió marcharse el año pasado. Cruzó la frontera entre Mali y Argelia “a pie” con los papeles, sin embargo, para llegar a Marruecos no tenía documentos y aseguró que es ahí donde la mayoría se juegan la vida. “Hay muchos que mueren en el Sáhara porque no hay mucho que comer. Solemos marchar de noche y hay algunos que tardan en cruzar tres o cuatro días”.
Según explicó, en estos países de tránsito, ya se hace el contacto con las personas que trafican con inmigrantes y son ellos los que deciden el recorrido. “Algunos pagan y otros no, depende de las amistades que tengas. A nosotros nos cobran unos 3.500 euros y a los de Bangladesh les cuesta el doble, unos 5.000 euros”, relató Gaigne.
Con destino a la Península, salieron a las ocho horas de la mañana 78 personas desde la costa marroquí. Desde el principio, Gaigne contó que tuvieron muchas dificultades porque el motor se bloqueaba a veces”, por lo que la patera avanzaba y se paraba continuamente hasta que rompió y quedaron a la deriva.
“Es Dios quien nos ayudó. Tuvimos muchas dificultades, algunos murieron, otros estaban cansados, pero es gracias a Dios que estamos aquí”, contó Gaigne. “Mi hermano está allí”, dijo este en referencia al mar del Alborán. También “un guineano, incluso un congolés. Murieron 26 personas, cinco era de Bangladesh y el resto subsaharianos”. “Perdí a mi hermano, se cayó porque tenía hambre. Antes me había dado su comida para que comiera yo”, contó Gaigne. Su hermano se llamaba Musa y tenía 30 años.
Explicó que intentaron ayudarlo, pero que no fue posible. Esto ocurrió sobre las tres de la tarde. “Si caes al agua, no hay nada que hacer. Intentamos ayudar, pero nos podemos caer, así que seguimos”, sentenció Gaigne y detalló que “hay muchas personas que caen”.
El resto de su familia se encuentra en Mali y ahora está solo en Melilla. Ya llamó a sus padres, tras llegar, y contó que “no han dicho nada, solo han llorado”.
“En Mali no hay trabajo, hay guerra ¿Para qué quedarse? Buscamos salvar nuestra vida”, contó Gaigne.
Este también explicó que “en Marruecos pasamos mucha hambre. Hay árabes que nos ayudan, otros que no. La vida en allí es muy difícil”, relató. Durante el día se esconden en el bosque para que no les localicen las autoridades del país y por la noche salen a buscar comida.
“Al pasar al agua, no tenemos miedo porque hemos dejado nuestro país para salvar nuestras vidas ¿Por qué íbamos a tener miedo? Allí todo es más difícil que aquí”, aseguró. Aún piensa mucho en aquellos que perecieron en el mar. Horas antes de ser recatados, vieron a lo lejos un barco que no se percató de ellos. Finalmente fueron localizados por Salvamento gracias a las luces de los teléfonos.
“Trabajar es una suerte. Llegar aquí es una suerte, porque hay algunos que se vuelven y otros que no llegan”, contó Gaigne, “ahora me siento bien, doy gracias”.
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