La delegada del Gobierno, Sabrina Moh, ha confirmado este miércoles que el pescado marroquí no entrará ni en Melilla ni en Ceuta de forma inmediata. Según ha explicado esto se debe a que se está trabajando en adecuar las instalaciones portuarias a los estándares europeos antes de que se utilicen para el control sanitario de los productos de pesca marroquí.
Esta información ha sorprendido a empresarios del sector de la importación que ayer confirmaron a El Faro que en el almacén del Puerto de Melilla donde supuestamente se van a realizar esos controles no se está moviendo ni el viento. Allí, de momento, no hay trabajos de ningún tipo a menos que haya obreros encerrados y entrando de madrugada para no ser vistos por nadie.
Ya tenemos claro que España no va a abrir los brazos de par en par al pescado marroquí al menos en los primeros días de reabierta la aduana a partir del 25 de este mes, si nada se tuerce. No obstante, hay que aclarar que hablamos de una fecha que el Gobierno filtró a El País, pero que en Melilla ni se menciona, no sea que se gafe.
Sí parece estar cerca la reapertura de la aduana, porque la delegada del Gobierno dijo a la prensa que este viernes se reunirá con empresarios locales para ponerles al tanto de cómo va a funcionar la aduana en un primer momento. Ese, dijo, es un compromiso que adquirió con ellos cuando les prometió información de primera mano cuando se aproximara la apertura.
Nadie pone la mano en el fuego porque, como todos sabemos, Marruecos es impredecible y donde dijo digo dice Diego y se queda tan Pancho. Será, pues el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quien anuncie la reapertura de la aduana comercial cuando toque.
Ahora bien, hay un tema del que no se ha hablado y es si Marruecos permitirá la salida de productos procedentes de Melilla o la aduana de Beni Enzar será unidireccional y solo funcionará en sentido España.
Este tema preocupa, sobre todo, al comercio porque si bien es cierto que el sistema de visado nos trae turistas con cuentagotas, también es verdad que al no respetarse el régimen de viajeros a los melillenses, las familias de este lado de la frontera siguen sin poder llevarle a los suyos productos básicos que no deberían representar un problema para la economía de ningún país.
Muy mal han de andar las cosas en Marruecos para que la economía del Rif dependa de dos pares de zapatos, un juego de sábanas y mantas y una compra del supermercado que sale de Melilla.
Y mientras nosotros en Melilla nos devanamos los sesos con estas tonterías, Málaga ha presentado este miércoles en Fitur un proyecto ambicioso para atraer "turismo halal" de Asia y Oriente Próximo. Nosotros deshojamos la margarita y Málaga factura a golpe de jeque y de clase media con ganas de consumir a lo grande en el centro comercial de Marbella o en Plaza Mayor.
La política, en nuestro caso, es a día de hoy una piedra en el zapato del desarrollo del norte de África. Podíamos estar repartiéndonos el turismo de aventura a manos llenas entre Melilla y Nador y en lugar de eso estamos revisando maletas para ver si alguien lleva unas zapatillas nuevas compradas en Calzado Rual, imagínense ustedes, la tienda del presidente de la patronal melillense. Poco menos que alta traición.
De nada servirá la cumbre del 1 y 2 de febrero en Rabat si estos temas, cuasi infantiles, no se ponen sobre la mesa, desde el respeto a nuestras diferencias. No podemos seguir jugando a que nos odiamos cuando somos piezas fundamentales de la economía de la vecina provincia. Creer que matando a Melilla se hunde solo Melilla es una soberana estupidez. Hay hambre en el Rif. Eso es una realidad. Son hechos, no es una opinión.
España tiene que llegar a la Reunión de Alto Nivel con las ideas claras. O defendemos Melilla, desde el respeto, o Melilla seguirá en bucle hasta que llegue otro Gobierno que nos respete y que se haga respetar en Rabat.
Entregamos el Sáhara pese a que Marruecos ya había advertido de que tras la reclamación del territorio saharaui vendrían Melilla y Ceuta. Ahora hay que apechugar con la decisión tomada y hay que buscar la vía para que Marruecos respete en Melilla lo que mismo que respeta en el puerto de Tánger o en el aeropuerto de Rabat. No queremos que nos pongan alfombra roja para salir a Nador. Queremos los mismos controles que al resto de europeos. Seguir permitiendo el circo que tenemos montado en estos momentos es impresentable y nos deja en muy mal lugar. No a nosotros: el Gobierno de España.
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