Francisco Javier Ibáñez (Melilla, 1978) ha trabajado casi de todo. Hace pocos meses se quedó en el paro y El Faro ha querido conocer sus impresiones.
-¿A qué dedica su vida?
-Pues trabajar y buscarse la vida como uno pueda. Concretamente, ahora mismo, me he quedado en paro, pero normalmente he estado vendiendo cupones de la ONCE, y he sido albañil, escayolista, pintor o fontanero. Donde ha habido trabajo, siempre he estado ahí, al pie del cañón.
-¿Cuándo se quedó en el paro?
-Me quedé en paro en junio, creo, y este mes, el día 10, se me acabó.
-¿Cómo ve la situación en Melilla para encontrar trabajo?
-Ahora mismo, fatal. Está todo que, con las fiestas, no hay trabajo. No sé si más adelante, cuando pasen, habrá algo.
-Usted es de aquí…
-Yo, de siempre, claro.
-Pero estuvo viviendo fuera…
-Sí, en Murcia. En concreto, en La Alberca y en El Palmar, hace más de 18 años, trabajando de encofrador.
-¿En algún otro sitio?
-Sí, estuve también en Málaga y en Almería, pero en Murcia tengo familia y la gente allí es muy amable. Yo no me quería ir. Lo que pasa es que se acabó el trabajo.
-¿Cuánto tiempo estuvo en Murcia?
-Nueve meses. Luego, donde había trabajo, ya nos movíamos. Como éramos dos o tres amigos…
-Cuenta que entre Málaga y Murcia…
-Sí. Cerca de un año y medio de enconfrador. Era mi profesión. Encofrador y albañil es a lo que le dábamos. Ya, con los años, hemos aprendido todos los oficios de la obra.
-¿Cómo marcha la obra en Melilla?
-Hay, pero es que las empresas pagan muy mal. No es lo mismo que hace diez años. A 1.000 ó 1.200 euros, no te compensa. Antes se ganaba muchísimo más.
-¿Cree que ha afectado mucho a la ciudad el cierre de la frontera y el covid-19?
-Sí, ha afectado. Había comercios y mucha vida. Nos ayudábamos unos a otros con el vecino.
-Se nota un bajón…
-Sí, pero es que cada seis meses, o cada año, cambia Melilla. No sé si es a peor o a más peor, porque lo que había en Melilla, la armonía y la vivencia, se ha perdido.
-¿Qué expectativas tiene para el año que comienza?
-Que tengamos salud todos, que haya trabajo para todos y que pasemos muchísimos años, pero en armonía.
-¿Y para usted concretamente?
-Que me toque la lotería, aunque sea la del Niño, porque, si no, no veas. Que me toque algo, porque no hay suerte. Pero no es para mí solo, sino para mucha gente en mi situación y gente joven que no tiene salida en el trabajo.
-Mientras que eso sucede y no está trabajando, ¿qué hace usted en su día a día?
-Nada. En casa con los críos. Ahora, porque no tienen cole. Si no, los llevo al colegio y los traigo. Vida de jubilado prácticamente, porque, como no hay trabajo, ¿qué haces? No hay otra cosa. Hago los papeles que tengo que preparar y poco más. Y esperar a que salga algún trabajillo, a ver si hay suerte…
-¿Está buscando?
-Sí. He echado varios currículos en algunos sitios y a esperar…
-Que haya suerte…
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