Uno de los deseos del equipo que conforma esta sección de la Sanidad de Melilla es que se dote al nuevo hospital que está en fase de construcción de una unidad específica infantil y juvenil.
Depresión, trastornos del crecimiento, fobias, enfermedades mentales, cuadros traumáticos... Un sin fin de patologías a las que el equipo de psicólogos y psiquiatras de la Unidad de Salud Mental (USM) se enfrentan a diario ofreciendo su profesionalidad y haciendo de expertos todoterrenos.
Desde mediados de los años 80 la USM trabaja en la ciudad con el objetivo de ofrecer la mejor cobertura sanitaria para los pacientes que sufren algún tipo de patología psiquiátrica, trastonos psicóticos, esquizofrenia, trastornos bipolares o episodios depresivos mayores. Un conjunto de enfermedades que necesitaban ser diagnosticadas y tratadas por especialistas y que debían ser atendidas tras el cierre, en aquellos años, de algunos hospitales psiquiátricos.
Actualmente, el equipo de se compone de dos psiquiatras, dos psicólogos clínicos, una auxiliar administrativo y un enfermero. Así, los objetivos marcados en su creación han ido cambiando, ya que hoy en día esta sección sanitaria da cobertura a un gran número de perfiles de enfermos de todas las edades.
Una de las peticiones o deseos que tienen los componentes de la USM sería la creación de una unidad específica de atención infantil y juvenil con la creación del nuevo hospital en la ciudad.
Protocolo de actuación
Los pacientes vienen a las consultas de la USM a través de los volantes de los médicos de familia, de los pediatras o de los especialistas del hospital Comarcal. Éste sería el caso de las derivaciones externas de pacientes.
En otras ocasiones se atienden a personas enviadas por parte de algún facultativo para realizarles un tipo de evaluación concreta como, por ejemplo, en el caso de un neurólogo que solicita un estudio neuropsicológico o como las ocasiones en las que se pide determinar el coeficiente intelectual de una persona.
La USM cuenta con un programa específico de psicóticos para controlar y realizar un seguimiento adecuado de este tipo de pacientes. Se trata de la población enferma que más se descompensa y más ingresos efectúan en el hospital. “Éste es nuestro objetivo diana”, señaló el psicólogo clínico de la USM, Adolfo Alcoba.
También se tratan otro tipo de patologías en adultos como las fobias, las terapias complementarias a los cuadros depresivos, los cuadros de ansiedad o los trastornos postraumáticos.
Otro de los aspectos que se recogen en la USM son la coordinación entre todos los componentes del equipo para poner en marcha los tratamientos combinados. Así, una mujer que tras superar un cáncer necesita de una ayuda psicológica pero a la vez interviene el psiquiatra con un tratamiento farmacológico. Es esta combinación la que asegura los mejores resultados y la curación de la persona con mayor rapidez, tal y como señaló Alcoba.
Además, la USM recibe pacientes derivados de otras entidades como el centro de menores, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes y determinados peritajes exigidos por los juzgados de la ciudad.
Niños y adolescentes
“Los psicólogos estamos atendiendo básicamente a niños de un año a dieciséis y el resto de los pacientes vienen derivados por los psiquiatras”, aseguró Alcoba.
La población psicótica en estas edades tempranas es muy baja y normalmente es cuando llegan a la pubertad cuando empiezan a aflorar este tipo de patologías. Así, la mayor parte de la población infantil que se atiende en este área sufren cuadros de ansiedad, depresión, fobias, trastornos traumáticos y de desarrollo entre otros.
La misión del equipo de psicólogos es detectar estas enfermedades, es decir, evaluar al niño y diagnosticar la patología, y según los casos, el paciente se queda en la USM o es derivado a otros servicios de atención sanitaria, como colegios especiales o el Imserso.
La familia
“Todo el trabajo infantil precisa de una intervención directa de la familia, porque sino, no hay ningún resultado”, informó el psicólogo clínico.
La familia es el núcleo central y principal a través del cuál se guía el tratamiento en los niños, pero con los adolescentes la unidad familiar también es el pilar que sujeta la buena evolución.
Respecto a otros pacientes, depende de las patologías que sufran, se realizará una revisión personal o con los familiares.
“Cuando llega un paciente con un cuadro depresivo hay que explicarle a la familia qué le pasa, cómo tratarlo, la importancia de la medicación y lo que puede ocurrir si no se la toma y las actividades que puede y no puede hacer”, determinó Alcoba. Además, añadió que la labor de la familia siempre es fundamental porque también va a ser la fuente que informa sobre la evolución del paciente.
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