Fiesta de la Inmaculada Concepción

La parroquia de San Francisco Javier acogió una ‘Vigilia de Oración’ en la que participaron muchos jóvenes.

La parroquia de San Francisco Javier, sede de la antigua Capilla de la Cruz Roja, fue el escenario en el que se desarrolló en la jornada de ayer una ‘Vigilia de Oración’ con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción que se celebra hoy.

El evento contó con la presencia del vicario episcopal de la ciudad, Juan Manuel Barreiro, quien acompañado por muchos párrocos de la ciudad, celebró este acto religioso.

La iniciativa, desarrollada por todas las parroquias de Melilla y entre las que se encontraron San Agustín, la Medalla Milagrosa, Santa María Micaela, Sagrado Corazón, San Francisco Javier, también contó con la participación activa de otras realidades como las Cofradías de la ciudad, las monjas de María Inmaculada y dos de los centros educativos de Melilla: ‘La Salle-El Carmen’ y ‘Nuestra Señora del Buen Consejo’.

“La vigilia de oración ha sido preparada por un joven representante de cada una de las parroquias de Melilla”, comentó la responsable final del proyecto, Anabel Montero.

La celebración y la oración realizada, que fue ofrecida por los jóvenes para el pueblo melillense, estuvo integrada además de por los pertinentes rezos preceptivos según marca la liturgia cristiana, por otra serie de iniciativas como la procesión de la imagen de la Virgen María para dar comienzo al evento y los cantos y salmos preparados para la ocasión.

La Inmaculada Concepción es un artículo de fe del cristianismo que sostiene la creencia en que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, es decir, de su ser personal, estuvo libre de todo pecado.

No debe confundirse esta doctrina con la de la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del embarazo.

La iglesia católica contempla la posición especial de María por ser madre de Jesús de Nazaret y sostiene que Dios preservó a María libre de todo pecado y del efecto del pecado original.