Uno de los creadores más completos que vio la luz en suelo español durante el siglo XX, Fernando Arrabal, cumplirá noventa años este 11 de agosto. El nacido en Melilla –cuyo nombre lleva el teatro de la ciudad- es lo que podría considerarse un “artista total”: ha escrito disímiles obras dramáticas, varias novelas, volúmenes de poesía, ensayos, óperas, e incluso ha realizado trabajos pictóricos. Además, ha sido director y guionista de siete películas, y más de un libro sobre ajedrez lleva su firma.
A los diez años, Arrabal ganó un concurso para superdotados, pero poco antes de esa época había empezado a sumirse en lecturas que luego forjarían las distintas visiones sobre la realidad que plasmaría en su obra.
Estudió en colegios de los Escolapios hasta que su madre le forzó a ingresar a una escuela militar, institución a la que nunca accedió y por ello fue enviado a Guipúzcoa, donde finalmente acabó en la Escuela Teórico-Práctica de la Industria y el Comercio del Papel.
En 1952 fue a estudiar Derecho a Madrid y allí empezó a codearse con uno de los tantos movimientos originados durante la pasada centuria: el postismo (la palabra surgió a partir de una suerte de reducción del término “postsurrealismo”). Sus miembros buscaban contenidos y formas para condensar las vanguardias que les habían antecedido, y las primeras piezas teatrales del melillense asumieron varios de los postulados de ese modo de asimilar el arte.
Tres años más tarde, luego de haber obtenido una beca para estudiar durante tres meses en París, enfermó y debió quedarse durante más tiempo del que había estimado. Sobre este tema, tuiteó lo siguiente: “la C.I.U. diagnosticó, para mi felicidad, mi tuberculosis. Los tres meses se podrían prolongar ¿más de 66 años? ¿Cuándo nada lo resuelve todo?”.
La capital francesa curtió para siempre su vida y obra. Allí, a inicios de los sesenta conoció al psicomago, escritor, filósofo y realizador chileno Alejandro Jodorowsky, y al actor y artista plástico francés Roland Topor. Juntos fundaron el Movimiento Pánico, promotor de concepciones artísticas originadas sobre las bases de la locura, la confusión y el humor.
Además, fue un reconocido miembro del llamado Colegio de Patafísica, sociedad que ironiza y satiriza sobre las prácticas propias de las academias científicas y artísticas.
Antes de los setenta sería encarcelado por el gobierno franquista tras escribir esta dedicatoria en un libro: “Me cago en Dios, en la Patria y en todo lo demás”. En ese momento se le acusó de blasfemia e insultos a la nación española. Años después, declararía: “Yo intenté matar a Franco. Me arrepiento mil veces de ello, pero quise hacerlo y puse toda la carne en el asador”.
Reconocidas personalidades como Camilo José Cela, Vicente Aleixandre, Octavio Paz, Eugene Ionesco y Samuel Beckett, entre otros, salieron en su defensa, y el enjuiciamiento de Arrabal fue conocido a nivel mundial.
Finalmente, el tribunal concluyó que había escrito aquellas palabras bajo la influencia de medicación y alcohol.
Otro de los sucesos que puso su nombre en boca de muchos compatriotas fue la carta que escribió al dictador en 1971, cuatro años antes del fallecimiento de éste. En el texto, le dijo: “creo que usted sufre infinitamente; sólo un ser que tanto sufre puede imponer tanto dolor en torno suyo; el dolor preside, no sólo su vida de hombre político y de militar, sino incluso sus distracciones; usted pinta naufragios y su juego favorito es matar conejos, palomas o atunes”.
Un momento de su vida que tuvo enorme repercusión entre los españoles llegó cuando participó como tertuliano en el programa La Primera, de Televisión Española, en 1989. La edición del 5 de octubre se centró en el tópico del milenarismo, y en ese programa Fernando apenas pudo intervenir de forma juiciosa e interrumpió en varios momentos a sus compañeros durante los debates efectuados en el set.
Hace unos años, rememoró el suceso en una entrevista que publicó El País: “a mí en España me conocen por aquel incidente en televisión, por la borrachera. En la historia de la humanidad, es la borrachera más espectacular que ha habido, y mire que ha habido algunas bastante interesantes. La de Bukowski en la televisión francesa tampoco estuvo mal. La han visto 20.000 personas en Internet. Y la mía, ¿sabe cuántas? Más de un millón. Y eso que soy mucho menos conocido”.
Entre sus obras destacan algunas como “Los hombres del triciclo”, “Picnic en el campo”, “El cementerio de automóviles”, “El laberinto”, “El arquitecto y el emperador de Asiria” y “El jardín de las delicias”.
Pese a su prolífera actividad, dijo en una ocasión a Vanity Fair que en su país natal tenía “tres o cuatro admiradoras. Mi abuela y tres fervientes suyas”.
Este señor.es.el mismo que salió por la tele completamente bajo los.efectos del alcohol????...vaya ejemplo para Melilla