Suliman es un padre desesperado. Él y su mujer, Aiyoush, están pasando por uno de los momentos más duros desde que dejaron Siria en 2013 para huir de la guerra: no ven a su hijo de tres años desde hace casi tres meses esperando las pruebas de ADN.
Como la gran parte de los sirios, estos han de cruzar la frontera entre Marruecos y Melilla con la ayuda de los traficantes dedicados a ello. La familia, que tiene dos hijos, un chico de tres años y una niña de dos, tuvo que pasar separados. Primero pasó el padre por el paso fronterizo. Unos días después, era el turno de la madre, que pudo cruzar y al día siguiente, era el turno de los dos hijos. La niña pasó sin problema, pero cuando era el turno del niño, que iba con dos mujeres marroquíes, la Policía Nacional se dio cuenta de que la foto del pasaporte que le enseñaron no correspondía a la identidad del infante, por lo que actuaron en consecuencia.
Al parecer, según explicó Suliman, su mujer fue a recoger a sus dos hijos, pero cuenta que porque su mujer llegó tarde 15 minutos al lugar que debía estar, no pudo recoger al pequeño. Ésta estaba pendiente de localizar a la niña.
Ahora, el niño se encuentra en el centro asistencial de la Gota de Leche y según contaron desde el lugar, la familia se comunica todos los días a través de videollamada.
Sin embargo, Suliman contó que todos los días lloran por su hijo. “¿Por qué es esta injusticia? No queremos nada de las autoridades españolas, excepto la misericordia y la humanidad para traernos a nuestro hijo con nosotros. Esto es lo que queremos porque no tenemos paciencia”, expresó. Los dos padres y la hija se encuentran en el CETI, su hijo sigue separado de ellos.
Sus dos hijos nacieron en el camino hacia Europa. El niño en Argelia y la niña en Marruecos. Suliman mostró un vídeo del pasado septiembre cuando celebraron el cumpleaños de su hijo. Sentados en el suelo y con una tarta sencilla, el pequeño sopló las velas con alegría.
El sueño europeo les cuesta caro. Solo pasar la frontera por Melilla les costó 7.000 euros. Suliman aseguró que no tiene dinero para comprar tabaco, ni tan si alguna golosina a su hija.
Ahora pide ayuda. Ya no sabe a quién acudir ni qué hacer. Cada vez que pregunta por su hijo le dicen que tenga paciencia. Con la pandemia del coronavirus se ha complicado la situación y la desesperación se apodera de los dos padres al no saber cuándo volverán a ver a su hijo.
Eligió España porque le dijeron que era “un país de humanidad”, no entiende por qué le pasa esto.
Las pruebas de ADN se realizan desde que gracias a la 'Operación Herodoto', llevada a cabo por la Guardia Civil, se descubrió que de doce menores inmigrantes, solo dos eran hijos de los adultos con los que viajaban. Las mafias los usaban para poder llegar a España. Desde la Guardia Civil y la Policía Nacional explican que estas pruebas se hacen por "el interior superior del menor". Muchas familias que llegan buscando refugio a Melilla han de esperar hasta que se demuestre que son sus hijos, aunque este periodo suele durar un mes. Además, según explicaron fuentes cercanas a este proceso, si hay indicios de que el menor reconoce a sus padres, pueden pasar este tiempo juntos.
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