Las víctimas inocentes nunca esperaron a sus verdugos apostados en algún quicio, ni les prepararon bombas trampas, ni tuvieron asustados a sus hijos, ni escondieron su rostro, ni tan siquiera pidieron venganza, sólo pidieron justicia. Nadie ha combatido contra eta, se perseguían unos atentados, que entre sus víctimas se cuentan más de 20 menores y muchísimos inocentes.
Hay muchas voluntades que nunca pudieron expresarse en el país vasco, por puro miedo. Muchos buscaron otra tierra donde poder respirar. Son más de 200.000 vascos los tuvieron que salir de su tierra por motivos de seguridad personal y no porque hubiera una guerra, en la que el ejército contrario pudiera eliminarlos.
Es positivo que anuncien el fin de esa situación, que quieren ser demócratas. Si son ciertos esos términos, seguramente será cuestión de horas, o de escasos días, el que sean entregadas las armas para verificar su eliminación y que, asimismo, en esa nueva situación democrática que se atisba, también podrán expresar su opinión libremente, y sin ningún temor, aquellos vascos que se sienten tan vascos como españoles. Si no es así, la reciente declaración perderá gran parte de su credibilidad.
Cuando se ha visto con lágrimas en los ojos, a algunos que consideran como muy positivo que se acabe la violencia, y dicen que hay que acabar con la discordia, cuando hablan de perdón y de normalización, cuando vienen a decir que debemos ser generosos y olvidar, para que se abra paso la convivencia… uno queda pensativo, y se le antoja que todos esos buenistas deseos van en un solo sentido, en el sentido con que se miran ciertas cosas.
Los mismos que abogan por enterrar la memoria histórica de este tiempo negro de nuestra, vida actual, son los mismos que nos hacen desayunar a diario con la otra memoria histórica, una memoria en la que sí hubieron dos partes enfrentadas, y muchísimas víctimas inocentes a ambos lados, con responsabilidades compartidas. Decir lo contrario es faltar a la verdad.
Cuando azuzan esta memoria, no les importa revolver las heridas, no les importa señalar con el dedo, no les importa crear crispación. Todos los responsables directos de tan nefastos y horribles episodios hace tiempo que fallecieron, con la excepción del sr Carrillo.
En lugar de apostar por la concordia, de abrir una vía de futuro para todos, sólo se les ocurrió señalar a responsables indirectos de ese desastre, llamándoles herederos del franquismo, una forma de mantener en candelero eso de las dos Españas. Lo peor, es que de esa copa quieren dar de beber a nuestros jóvenes.
El día que, quienes hacen bandera de su memoria histórica, anuncien que renuncian al uso político del pasado, para centrarse en el futuro y el bienestar de España, con toda seguridad será un gran día, y a muchos españoles se nos saltarán las lágrimas, porque al fin podremos decir que aquella guerra, y sus consecuencias para nosotros, han terminado.
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