Aunque lamenta ciertas condiciones, este inmigrante de Kobane prefiere el CETI, ya que se sentía amenazado en el centro de menores.
Se llama Soltan, es sirio y tiene 18 años. No quiere que le fotografíen, pero sí que quiere hablar y contar su historia. Una historia que, como la de muchos otros compatriotas suyos que llegaron hacer relativamente poco a Melilla, comienza en la ciudad de Kobane, que en septiembre fue tomada por el autoproclamado Estado Islámico. Al escuchar a este joven y a otros con circunstancias similares, da la sensación de que quieren contar lo que les ha pasado y desean que el mayor número de personas posible sea consciente de lo que está ocurriendo en Siria. Soltan cuenta al El Faro de Melilla que hace alrededor de dos meses que entró en la ciudad y que vive en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) desde que hace pocos días cumpliese la mayoría de edad y fuese trasladado allí desde el Centro de Menores la Purísima. Este joven asegura que, aunque las condiciones del CETI no son excelentes y que pasa mucho calor, prefiere estar allí antes que en la residencia de menores, puesto que se sentía amenazado por la mayoría marroquí, que roba teléfonos móviles y el dinero con el los residentes sirios llegaron a Melilla, usando cuchillos para amenazarles. Por ello, considera un alivio su traslado. La historia de Soltan pasa por Algeria y Marruecos y, según cuenta, sueña con terminarla en Alemania cuando le den permiso para salir de Melilla. Al contrario que muchos de sus compatriotas, este joven explica que salió solo de su casa, huyendo de un conflicto que amenaza a todo un país y que hace que se sienta triste cada vez que piensa en lo que está ocurriendo. Vida en el CETI Sobre su día a día en el CETI, este joven sirio cuenta que se siente solo y que esta situación es lo que peor lleva. Asimismo, explica que pasa mucho tiempo fuera del centro, junto a un grupo de otro 17 sirios menores de edad que aún residen en la Purísima y que, tal y como publicó ayer El Faro de Melilla, pasan las horas ante el centro de inmigrantes, esperando para poder pasar un rato con sus familiares. Con estos compatriotas vivió casi 40 días en el centro de menores y juntos pasan los días a la espera de poder dar el siguiente paso en su ruta y viajar a la península. Sobre sus condiciones de vida actuales asegura que son claramente mejores ahora que reside en el CETI, puesto que no se siente amenazado y vive entre sirios, con los que se entiende mejor que con los marroquíes que son mayoría en la Purísima. Calor A pesar de ello, pone de manifiesto que el fuerte calor le está dificultando su estancia en el centro donde ahora vive y que suele refrescarse con el agua que sale de los grifos del centro. Asimimo, lamenta lo difícil que lo tiene para beber, puesto que dispone de agua durante las tres comidas que le ofrecen allí al día, mientras que a lo largo de la jornada tiene que pagar en las máquinas del centro. En general, comenta que su situación la definiría como “ni buena ni mala”, ya que empatiza con el anhelo de los que fueran sus compañeros de residencia en la Purísima, que quieren entrar en el CETI. Muchos de ellos tienen, además, hermanos y progenitores viviendo dentro, y por estos parentescos pretenden acceder.
Un Ramadán especialmente complicado
Para Soltan y para el grupo de 18 jóvenes sirios que, en su mayoría, vienen de la ciudad de Kobane y que llegaron a Melilla más o menos al mismo tiempo, la fiesta musulmana del Ramadán, que ha terminado recientemente, ha sido la primera que han pasado fuera de su tierra, muchos de ellos lejos de su familia, y en unas condiciones en la que no terminan de sentirse del todo cómodos. Así pues, según explicó este joven que ha cumplido recientemente los 18 años en un inglés que ha aprendido en su escuela en Siria, ha hecho el ayuno del Ramadán, pero lo ha llevado a cabo como ha podido, puesto que, según comenta, las condiciones de vida en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) no son del todo propicias para llevarlo a cabo. Según explica este joven sirio que huyó de su ciudad natal, el fuerte calor que se ha instalado en Melilla y que parece no querer abandonar la ciudad ha sido el principal impedimento para llevar a cabo esta celebración, ya que el hecho de ayunar y pasar horas sufriendo las altas temperaturas hacía que su cuerpo estuviera especialmente débil. Al respecto, Soltan comenta que si está soportando todo esta situación, tanto el Ramadán bajo estas condiciones como el resto de pasos que ha dado desde que saliera de Siria, es porque anhela terminar en Europa, especificamente quiere llegar a Alemania. Este joven asegura que no puede soportar el calor y que, al igual que el resto del grupo de amigos con el que pasa el día, va siempre buscando rincones de sombra donde pasar el rato. Asimismo, comenta que procura no pasar mucho tiempo dentro del CETI, puesto que se siente sólo allí, dado que no tiene familiares en Melilla y que sus amigos siguen residiendo en la Purísima. Así pues, pasa las horas en la puerta del centro de inmigrantes junto a los otros jóvenes sirios esperando la posibilidad de poder salir de Melilla.
Los Urban Sketchers celebrarán mañana sábado su 58º encuentro dibujando la plaza de toros de…
El presidente de la Federación Nacional de Diabetes, Juan Francisco Perán, mantuvo este viernes un…
Otro duelo de necesitados de puntos tendrá lugar en el Pabellón Municipal El Batán donde…
La Confederación de Empresarios (CEME) ha valorado positivamente la existencia de un foro como el…
La Ciudad Autónoma estudiará la posibilidad de emprender acciones legales contra el dueño de Logistic…
El diputado y presidente de Somos Melilla, Amín Azmani, ha pedido al Gobierno melillense que…