El disidente marroquí Mohamed Battiui, exiliado en Bélgica hasta hace tres meses, considera que las protestas del movimiento ‘20 de febrero’ como la primera etapa en la democratización definitiva de Marruecos.
Las protestas generadas en Marruecos desde hace un par de meses, alentadas por los movimientos de protestas en el resto del Magreb no están pasando desapercibidas para algunos observadores, marroquíes la mayoría, cuya existencia ha estado ligada indiscutiblemente al devenir del reino alauita.
Es el caso del economista Mohamed Battiui, natural de la vecina ciudad de Nador y exiliado en Bélgica desde hace 27 años, exilio forzado que quedó roto tan sólo hace tres meses, consecuencia quizás de los cambios políticos en el país vecino que parecen no terminar nunca.
Battiui tuvo la amabilidad de hablar para El Faro de estas protestas sociales en Marruecos, pues han desatado una cierta euforia en la sociedad marroquí, sobre todo los más jóvenes, ávidos de esperanza en un cambio político en el reino alauita que parece no llegar.
Así, comentó que el movimiento ‘20 de febrero’ surgió como consecuencia de los sucesos ocurridos en otros países del Magreb, en particular Egipto y Túnez así como el desengaño de la población marroquí, pues los diez primeros años de reinado de Mohamed VI no han dado sus frutos. “Los cambios no fueron suficientes”, afirmó Battiui quien recordó que el ansia de democracia y libertades de la sociedad marroquí no había sido colmada en estos años.
Battiui reclamó un cambio radical que pasaría por la creación de un verdadero Estado de Derecho en Marruecos, separación de poderes, independencia de la Justicia y algo más difícil, transformación del rol de la monarquía en el sistema político, circunstancia que requiere la consolidación de una Monarquía parlamentaria al estilo europeo.
En cualquier caso, matizó que todo ello debe ir acompañado por algo igualmente importante, en concreto la consolidación de un Estado aconfesional. “Mohamed VI no puede ser el jefe religioso porque en Marruecos no hay sólo musulmanes”, adjuntó y remarcó que “el rey no puede ser sagrado”.
El movimiento de protesta
Sobre los rasgos del movimiento ‘20 de febrero’, señaló que éste es plural en sus orígenes y recordó que la violencia es un aspecto rechazado por todos desde un inicio.
“Marruecos es un país de consenso”, afirmó y comentó que al final del proceso habrá cambios, y ello es así por dos motivos, por un lado la coyuntura internacional, y por otro la tradición de diálogo que existe en el reino alauita desde tiempo inmemorial.
Además, adjuntó que “en estos momentos la gente ya no tiene miedo a salir a la calle a expresarse” pues la represión conocida en el reino alauita bajo el reinado de Hassan II “ya no existe”.
Battiui cree que si Mohamed VI no realiza cambios será presionado desde el extranjero, tal y como sucedió en Egipto.
Junto a ello, remarcó que puede que este movimiento de protesta no logre de inmediato todas las reformas que defiende aunque matizó que como mucho en un plazo de un década Marruecos “podría ser un Estado de Derecho”.
Así, comentó que la descentralización administrativa, la regionalización e incluso el reconocimiento de la cultura amazigh en el país será inevitable, antes o después.
Sobre la laicidad, apuntó que ésta costará algo más de tiempo e incluso generará reticencias en algunos sectores sociales de Marruecos, pero también llegará. “Estamos en una primera etapa”, argumentó y recordó que ya hay movimientos asociativos que claman por la aconfensionalidad del Estado, como sucede en Europa.
Pese a ello, descartó cualquier tipo de conflicto social en Marruecos. “El movimiento 20 de febrero es pacífico”, un rasgo que lo diferencia de las protestas sociales en otros países del entorno.