Lo que hoy son locales vacíos, hace unos años eran sucursales de bancos. Muchos de estos han ido cerrando algunas de sus oficinas en la ciudad y enfadando a algunos clientes. El Faro ha salido a la calle para comprobar si los melillenses consideran que hay pocas sucursales bancarias en Melilla y qué es lo que más les molesta del trato con su banco.
"Uh un montón, faltan por lo menos cuatro o cinco a lo largo de la avenida", reconoció África. Esta melillense ya casi no recuerda cuantos bancos han quitado solo a lo largo de la Avenida Juan Carlos I. África cayó en la cuenta de que "están quitando porque en la avenida había muchísimas".
El Faro ha hecho la prueba y ha preguntado a varios viandantes que pasaban cerca de uno de estos locales vacíos, concretamente el antiguo Santander de la avenida, si recuerdan qué banco era y si lo echan en falta.
"No sé si era el banco Santander, no lo recuerdo", reconoció Carmen. Esta melillense intentó hacer memoria y recordar las sucursales que faltan, y no fallado mucho. "Había uno en la avenida, otro un poco más arriba también y otro a la vuelta de la Plaza de España creo". Aunque Melilla es una ciudad pequeña, reconoció, faltan.
Y acertó. En la Avenida Juan Carlos I, en un local vacío frente a la ferretería El candado, se situaba el banco Santander, del que todavía se puede leer un cartel en su puerta y vislumbrar su letrero. De esta sucursal bancaria todavía queda su puerta de seguridad aunque nadie ha ocupado el local y aún cuelga un cartel de "se alquila".
Un poco más arriba, en lo que hoy en día es una famosa tienda de ropa masculina, estaba el Banco Popular, tal y como explicó a El Faro el gerente de la tienda de al lado. Y en la calle Abdelkader se situaba otro Santander, que también permanece cerrado hoy en día.
Hay quien aun reconociendo que faltan sucursales, en quienes más piensan, es en los trabajadores de los bancos. "Falta vergüenza, faltan personas que nos atiendan", dijo Carmen muy enfadada. Esta mujer considera a los empleados, "otra víctima más" de los bancos, con los que suelen pagar sus problemas los clientes. "Las prejubilan con auténticos abusos para ellos".
Muchos melillenses están ya hartos de la necesidad de pedir cita para solucionar las gestiones en las oficias bancarias y de las colas que se forman todas las mañanas a las puertas del banco para sacar dinero o acudir a ventanilla.
"Ya es todo a base de numerito y de coger cita", se quejó África. Para ella los bancos se han aprovechado del covid y lo utilizan como excusa para hacer a sus clientes que tengan que solicitar cita para todo. Por eso, no quiere ni oír hablar del tema.
Es lo mismo que reconoce Abdelaziz, "para cualquier tontería hay que pedir cita si no, vienes aquí a perder el tiempo". Este melillense siente que los bancos ya no necesitan a sus clientes y no reciben el mismo trato por parte de las entidades. "Antes los bancos iban a buscarte a tí pero ahora te echan como a un papel", recordó. Él después de muchos años en el Banco Bilbao, lo que ahora es el BBVA, tuvo que cambiarse a otro banco y ahora le pilla muy lejos de su casa. "Todos son iguales", dijo.
"A ver cuándo quitan las citas para acceder a las mesas", se preguntó otra melillense que también se llama Carmen. No entiende como ahora, después de que la situación covid no sea tan grave como al principio de la pandemia, todavía haya que pedir cita para absolutamente todo, dijo.
Ella no solo se queja de que haya que pedir cita sino de las colas y los problemas técnicos. "Hay cola en los cajeros, y hay algunos que no funcionan y a la hora de sacar dinero tienes que entrar dentro", se quejó Carmen. Para ella ya es hora de solucionar estos problemas.
"Fíjese en la aglomeración que hay de gente y las quejas que hay", advirtió Francisco. "Yo no hago colas porque me desespero y como yo todo el mundo creo". Este hombre se ha acordado de lo que supone para los ancianos la masificación de clientes en algunas sucursales por el cierre de otras, pero entiende que es cuestión de rentabilidad de los bancos.
Pero no a todas horas están masificados, la mayoría de personas han explicado a El Faro que por la mañana temprano es cuando hay más público tanto en los cajeros como en las oficinas bancarias. Sobre todo desde las diez y media hasta las doce del mediodía, luego se va desmasificando.
Algunas personas han encontrado la solución para no esperar las temidas colas. "Yo suelo utilizar la banca online porque esto es venir y tener que irte", reconoció
Esta mujer hace ya tiempo que se pasó al online y solo tuvo que acudir ayer al a sacar dinero, de forma puntual. Para ella es una muy buena idea, excepto para las personas mayores que son las que tienen más dificultad con la tecnología y tienen que ir sí o sí al banco presencialmente.
"Ahora mismo me ha traído mi mujer porque yo andando aquí no puedo venir desde el Real", lamentó Abdelaziz. Este hombre que tuvo que ir al banco a realizar unas gestiones, se queja de que no puede perder toda la mañana allí. Para trasladarse hasta el centro, es su mujer la que lo tiene que llevar en coche porque por él por si mismo no puede. "Los bancos cada día van peor", dijo.
Y como él, muchas personas mayores a los que les cuesta mucho trasladarse lejos de su casa para poder hacer gestiones tan necesarias como cobrar la pensión.
"Para las personas mayores no hacen muchas cosas los bancos", África contó que siempre que su madre necesita ir al banco tiene que acompañarla o, en algunos casos, solucionar los asuntos de su madre en su nombre. "Es un problema para ellos, coge número y tarda diez horas", se quejó.
Las personas más mayores son los más perjudicados por la falta de bancos. Ahora la mayoría de gestiones se hacen de forma online o pidiendo cita con el gestor en la sucursal. Es de lo que se quejó Carmen, "mis padres y mis familiares mayores si que lo pasan mal".
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