La gente que me conoce sabe que en el ámbito de la energía no me gustan las centrales nucleares como vía de la creación de electricidad de forma estable, ya que siempre opto por la geotérmica. La nuclear sólo la veo normal y la más razonable en el contexto nacional, dada la tradición que tenemos y la alta tecnología de que disponemos en este ámbito.
No obstante, siempre he reclamado para nuestro país la instalación de varios reactores nucleares, no para producir electricidad, sino energía nuclear en sí misma. Es decir, para producir “isótopos radiactivos”.
Desde mi punto de vista, los reactores nucleares tienen utilidades cruciales en medicina, industria y agricultura, además de otros como la investigación científica, ya que permite el estudio de materiales, el estudio de la Física Nuclear y la Biología en general.
España es un país eminentemente agrícola y la energía nuclear sirve para reducir las poblaciones de insectos dañinos a nuestras cosechas.
La irradiación de isótopos en partículas de tierra que se esparcen por los campos de cultivo sirve para que las bacterias e insectos nocivos no actúen sobre nuestras plantaciones y por lo tanto, se pueda conseguir un mayor rendimiento de las mismas. Esto ayudaría a la mejora de nuestra economía, mediante la esterilización del suelo, además de tener la posibilidad de estudiar el grado de absorción de los fertilizantes y su humedad: analizar una sola planta en un terreno baldío mediante un reactor nuclear, nos puede decir a qué profundidad está la humedad de la que se alimenta, la intensidad de la misma, los nutrientes que tiene y por lo tanto, los cultivos que serían pertinentes de cultivar en esa tierra. Desde mi perspectiva, esto es una guía al futuro empresario de incalculable valor, tanto para sus beneficios, para la contratación de futuros trabajadores y en definitiva, para la economía general del país.
En este mismo orden de cosas, pienso que los españoles seríamos incapaces de consumir todos los productos agrícolas que producimos, si lo hacemos con la totalidad de las posibilidades de que dispone España. Por lo tanto, para sacar la rentabilidades de nuestros productos alimentarios, la irradiación de éstos por energía nuclear serviría para prolongar la vida útil de lo que vamos a comercializar, ya que es una manera inmejorable de esterilización.
Tengo que señalar, que dentro del ámbito de la agricultura, son muchas más las utilidades que tiene la energía nuclear, pero a groso modo, creo que con las que he mencionado, ya hay suficientes razones como para instalar en algunas comunidades autónomas, uno de estos reactores.
En el ámbito de la ganadería, la energía nuclear puede servir para la creación de vacunas atenuadas contra parásitos como la Estrongilosis, ya que la radiación se usaría para debilitar el patógeno.
Además sirve para analizar las hormonas mediante radioinmunoanálisis y detectar así el ciclo reproductivo y la salud del animal con la radiación del Yodo-125, por ejemplo.
Otro claro ejemplo de esto es la drástica reducción de “Brucelosis” con técnicas nucleares, protegiendo tanto animales como a humanos en el continente africano; no estaría de más ver si sirve para hacer vacunas de urgencia de virus atenuado en casos pandémicos como la Covid19.
Por otra parte, es capaz de incrementar la productividad gracias a la mejora de la nutrición y a su utilidad en el conocimiento de los `posibles cruces genéticos, además de controlar mediante esterilización a insectos que puedan hacer enfermar a nuestros animales como la sarna y otras enfermedades, sea cual sea el tipo de ganado.
La energía nuclear la veo como un medio fundamental para una producción animal más sostenible en granjas extensivas mediante mini factorías y enfrentar así la creciente demanda global de productos animales.
Ni que decir tiene, que para un país como España cuyo proyecto futurible es poner en funcionamiento la energía nuclear de “fusión”, éstas futuras centrales nucleares funcionan uniendo núcleos atómicos ligeros como el deuterio y el tritio para formar uno más pesado como isótopos de hidrógeno. Esta técnica se realiza fusionando isótopos de deuterio, abundante en el agua e isótopos de tritio, que sí es menos abundante y se pueden obtener mediante ionización con litio 6 o boro 10. El caso del boro es muy fácil de obtener en España, ya que se obtiene del polvo procedente de las montañas sedimentarias.
Además la “boronización” de los reactores será imprescindible para la creación de esta nueva energía nuclear, ya que el boro se comportará, dependiendo de la presión de la caldera, la temperatura y radiación, como un conductor de corriente o como un aislante. Será necesario aislar la absorción del deuterio por parte del tungsteno que estará expuesto directamente al plasma del reactor; este fenómeno prácticamente ya ha sido confirmado unánimemente por los científicos.
Todo indica que los reactores nucleares de isótopos radiactivos serán imprescindibles, al igual que el boro, para poner en acción los reactores nucleares de fusión. Por otra parte hay que recordar que estos nuevos reactores de fusión no crean energía eléctrica por sí solos, ya que son simplemente productores artificiales de un gas natural llamado Helio, que no es radiactivo y sirve para hacer electricidad.
Si llegamos a alcanzar este objetivo, la energía será casi infinita, ya que el consumo de un reactor nuclear de isótopos radiactivos a pleno rendimiento anualmente llega escasamente a veinte kilos de uranio enriquecido entre el 15 y el 19%. Eso al nivel de la productividad que tienen los yacimientos de uranio en España es simplemente una nimiedad.
Lo más importante es saber que para la futura energía nuclear hará falta ionizar algunos elementos con los reactores de energía nuclear, además de utilizarlos para el estudio en esta rama de la Física.
En Irán se utiliza el único que tienen para fines medicinales y Marruecos además de esto, para fines industriales y agrícolas. La OIEA ha elogiado en muchas ocasiones al reactor marroquí por su buen funcionamiento y su utilidad.
España tuvo uno en Barcelona, llamado Argos a finales de la Dictadura, después éste se quitó no se sabe la causa.
Todos los países de progreso o que quieren progresar lo tienen y España podría tener varios, dependiendo de la actividad que se desarrolle en la zona, ya que nuestro clima y nuestro contexto geográfico es muy variado. Rechazar esta alternativa es, desde mi perspectiva, darle la espalda al futuro, tomando una actitud cerril y fuera de un argumento serio sostenible tanto para nuestra evolución económica y científica.
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