Mohamed El Bali habría montado una red de captación de mujeres en la ciudad para enviarlas a Irak.
Mohamed El Bali, detenido en Melilla el 3 de septiembre de 2013, fue extraditado por nuestro país a Marruecos, donde cumple condena. Así lo recoge el informe final de la ‘operación Kibera’, al que ha tenido acceso El Faro.
El Bali, de nacionalidad marroquí y nacido en Farhana, estaba reclamado en Marruecos por delitos de terrorismo. A él se le imputa la creación de una red yihadista takfir (sus miembros no tienen que cumplir los preceptos del Islam para poder pasar desapercibidos).
Wuafila, de Melilla
La Policía Nacional tiene sospechas de que esa red tendría ramificaciones en la ciudad. A esas ramificaciones es a lo que se le ha dado en llamar ‘operación Kibera’, que en diciembre de 2014 consiguió desarticular una supuesta trama dedicada a captar mujeres en Melilla y Ceuta, principalmente, para enviarlas a zonas en conflicto.
En esa situación estaría la melillense Wuafila M. A., también detenida en el marco de esta trama, a quien los investigadores consideran como “una de las dinamizadoras de la red de captación de mujeres hispano-marroquí, desarticulada en Melilla, que buscaba emprender el viaje con el objetivo de alistarse al Estado Islámico”.
Ella administraba al menos un grupo de WhatsApp cerrado al que invitaba a otras chicas de la ciudad. Lo hacía “de forma estricta” y a través de esta mensajería intercambiaba vídeos y propaganda de la organización Estado Islámico, según declaró a la Policía, Fausia A. M., también melillense, detenida en la ciudad en 2014.
Testigo protegida
Una testigo protegida de la ‘operación Kibera’ asegura que Wuafila M.A. captaba a otras jóvenes de Melilla a través de un grupo de Facebook llamado ‘Muyahidines los guerreros de Alá’. De hecho la propia Wuafila pretendía tomar un vuelo desde Nador hacia Irak.
Ante la Policía, declaró que era usuaria de WhatsApp, pero que usaba los grupos para chats en los que se trataban temas del Islam en general: jurisprudencia, modales y doctrina Tawheed.
Wuafila admitió en los interrogatorios haber compartido “en alguna ocasión” material multimedia relacionado con el Estado Islámico y la Yihad, aunque sólo recordaba un vídeo de lapidaciones en un grupo que administraba su cuñada Dunia H. M., también de Melilla y otra de las investigadas en el marco de la ‘operación Kibera’.
Profundizar en el Islam
El método de captación de Wuafila siempre era el mismo. A través de Facebook se acercaba a las mujeres interesadas en profundizar en el conocimiento del Islam. Las invitaba a abordar en un grupo de WhatsApp temas banales y luego iba introduciendo “a los actores en una visión más radical, usando como eje dinamizador al autodenominado Estado Islámico”, señala el informe policial de la ‘operación Kibera’ en sus valoraciones finales.
De los grupos de WhatsApp, Wuafila pasa a organizar reuniones en su casa particular, “donde ejercía una fuerte presión sobre las mujeres asistentes con el objetivo de inducirlas a formar parte del Estado Islámico”.
En esos encuentros habría planteado los proyectos de viaje a las zonas en conflicto y habría pedido a las mujeres que la acompañaran.
Esos planes lo más lejos que llegaron fue a Beni Enzar. El 4 de agosto de 2014, la Policía detuvo en el paso fronterizo a la melillense Fausia A.M., junto a la menor ceutí N.D.
Ambas se dirigían cubiertas por un niqab a Nador, donde debían recoger pasaportes falsos y billetes de avión para volar a Irak. Fue el velo integral lo que alertó a las Fuerzas de Seguridad, que iban tras la niña yihadista de Ceuta.
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