Escupe a un policía, le golpea y se niega a identificarse: le reclaman 3.600 euros

El acusado niega los hechos y sostiene que fue el agente quien le propinó a él un “cate” en la boca

Un individuo se enfrenta a una pena de multa de 3.600 euros por un supuesto delito de desobediencia a la autoridad. Según se plasma en el escrito de la Fiscalía, el procesado escupió a un agente de la Policía Local y le dio varios manotazos cuando iba a ser detenido por negarse a mostrar su documentación. “Aquí nos conocemos todos y sabemos donde vivimos: te vas a arrepentir”. Esto fue lo que le dijo el procesado al funcionario, según expone la fiscal en su acusación.

Estos hechos tuvieron lugar el pasado 27 de mayo de 2014, en torno a las 23:30 horas, en un parque próximo a la calle Poeta Salvador Rueda. El encausado negó este martes ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla que hubiera escupido, amenazado o golpeado a un policía. Tampoco lo desobedeció, según sostuvo, porque en ningún momento se le requirió la documentación.

El hombre aseguró en el juicio que el día de los hechos estaba con unos amigos jugando al parchís, “sin montar follón”, cuando la Policía Local fue hacia ellos y para decirles que tenían que marcharse “de muy malas maneras”.

Al respecto, el procesado incidió en que él únicamente preguntó a los agentes el motivo por el que debían marcharse del parque. “Señoría, le voy a decir la verdad: todo empezó porque yo le guiñé un ojo a uno de los agentes cuando nos quiso echar de allí”, manifestó. Según su versión, el policía reaccionó violentamente y le propinó un “cate” en la mandíbula. “Yo tenía hematomas en la boca”, agregó. “Me dijo: Tú no sabes con quién te estás metiendo”, insistió el procesado.

Por otro lado, subrayó que no pudo agredir al agente ya que el día de los hechos tenía la mano derecha escayolada. “¿Cómo le iba a dar un golpe a un policía que está como una roca?”, señaló.

Dos de los amigos que se encontraban con el procesado cuando intervino la Policía Local expusieron en la vista que en ningún momento los agentes les pidieron la documentación. “El acusado no agredió a nadie, estaba recién operado de una mano”, mantuvo uno de los testigos. “El policía sí le soltó un cate y le empezó a dar una paliza después de que le guiñara el ojo”, aseguró.

El otro testigo confirmó que fue el policía el que pegó al acusado y aseguró que los agentes lo llevaron “a rastras” al furgón policial.

Versión policial

El policía que supuestamente recibió los manotazos explicó que él y otros compañeros pidieron al acusado y sus amigos que abandonaran el parque después de recibir el aviso de vecinos que se quejaban del jaleo. “Nos decía que si se marchaba, la iba a liar y a romper coches”, sostuvo el agente.

Ante su negativa a irse del parque, el funcionario le pidió la documentación, dando también una negativa por respuesta, según relató ante la juez. Entonces, el encausado hizo un amago de marcharse y, en el intento del policía de retenerlo, le puso la mano en el hombro. “Me la retiró de forma muy violenta”, afirmó.

Seguidamente, siempre según la versión del agente, el acusado escupió a uno de los zapatos del policía. Luego, cuando iba a proceder a detenerlo por desobediencia, recibió un segundo manotazo por parte del encausado, señaló.

Otro de los funcionarios que intervino en la actuación expuso que el individuo se negó a enseñar la documentación a los agentes. “Vi que dio un manotazo, pero no recuerdo si fue en la mano o en el brazo porque ya han pasado cuatro años”, se excusó el policía.

Un segundo compañero aseguró que el policía recibió dos manotazos: uno cuando trató de retener al acusado y otro durante el cacheo previo a la detención.

Tras escuchar todas las declaraciones, la fiscal mantuvo su petición de una sentencia condenatoria por un delito de desobediencia a la autoridad.

El letrado de la defensa, por su parte, solicitó la absolución de la defensa e incidió en que el policía no presentó ningún parte de lesiones, al contrario que su representado, quien sufrió hematomas en la boca. “Lo que hubo fue un exceso de celo de los agentes de la autoridad”, concluyó el abogado.

El caso quedó visto por la magistrada para el dictado de una sentencia. Ahora queda esperar.