Qué reacción tendría usted si el Dircom del presidente Pedro Sánchez utilizara la cuenta oficial del Gobierno de España para hacer propaganda de lo bien que va todo en el país desde que PSOE y UP comparten sillones en la Moncloa? Sería escandaloso y lo menos que podría hacer el jefe del Ejecutivo sería destituirlo porque el daño hecho a la institución es irreparable.
Algo así de irrespetuoso con la democracia ha ocurrido en la Asamblea de Melilla. La cuenta del Gobierno de la Ciudad ha difundido un mensaje en redes sociales con las siglas de los tres partidos políticos que forman el Ejecutivo y aunque desde el PSOE les han afeado “el aberrante uso partidista de la cuenta institucional”, ayer al mediodía seguía exhibiéndose tamaña barbaridad, hecha por quienes desconocen la diferencia entre el periodismo institucional y la propaganda política.
Si usted como presidente del Gobierno de Melilla no puede utilizar dinero de la Ciudad Autónoma para desplazarse a Madrid a participar en una reunión de su partido ni puede pedir el coche oficial para dirigirse a la sede local de su formación política, también es evidente que no se puede colocar las siglas de los tres partidos que integran el tripartito en la cuenta oficial del Gobierno, que representa a todos los melillenses: los que te han votado y los que no.
Los comentarios al tuit no tienen desperdicio. Entre todos, hay uno que apunta a un autombobo descarado para encumbrar una unidad que no existe. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.
No me queda más remedio que descubrir un secreto a voces: la unidad no se impone a golpe de tuit. Es como el dinero negro o el amor, que no se pueden esconder porque siempre dejan pistas. En este caso es evidente que no hay unidad, pero lo que sí hay es un uso indebido de los recursos públicos. La cuenta del Gobierno regional no es de ningún partido por más que así lo pretenda la Dirección de Comunicación de la Asamblea. Es de todos los melillenses y no podemos permitir que esto ocurra. Es una vejación a las instituciones, especialmente porque no se ha rectificado. Todo apunta a que no ha sido una cagada de becaria (todos tenemos la nuestra) sino un acto asumido con todas las consecuencias.
Pero la torpeza es tan monumental que lejos de vender unidad, vende facciones. Un Gobierno de coalición no debería entender de colores políticos, al menos de puertas para afuera. Es un único Gobierno en el que se presupone que todos sus miembros reman en la misma dirección y bajo la batuta de un único líder: el presidente. Lo que ese tuit viene a decirnos es que nuestro Ejecutivo es una serpiente de tres cabezas. O sea, que ha terminado siendo un golazo en propia puerta.
En cualquier comunidad autónoma, cuando el líder de un partido escribe algo en Twitter, detrás salen a retuitear un batallón de palmeros. ¿Eso es malo? No, todo lo contrario. Es necesario para que el mensaje llegue a más gente. El problema está cuando ni tus mismos socios le dan ‘me gusta’ a un tuit que va de buen rollo cuando todos sabemos que las puñaladas vuelan por los pasillos de la Asamblea.
Aún así, Gloria Rojas, Dunia Almansouri y el presidente De Castro tienen que dar explicaciones del tuit infame porque los ciudadanos de a pie entendemos que las comunicaciones oficiales del Gobierno cuentan con el visto bueno de todos ellos. De lo contrario, lo normal es que desaparezca de la cuenta oficial, sin dejar rastro, y a la misma velocidad que debe desaparecer el comisario político autor de ese tuit, la persona que lo autorizó y hasta el asesor que no advirtió de que las instituciones se respetan. Aquí tanta responsabilidad tiene quien mata la vaca, como quien le aguanta la pata. Aunque mucho me temo que estoy hablando de la misma persona.
En Melilla estamos acostumbrados a que esto es tierra de nadie. Pues no, diversos y diversas. Esto es España aunque muchos se empeñen en demostrar que tenemos vicios propios de repúblicas bananeras. A nadie, en su sano juicio, se le pasa por la cabeza poner siglas de partidos políticos en la cuenta institucional de un Gobierno.
Voy a intentar ser benévola. Entiendo que quien puso ese tuit no tiene idea de comunicación institucional y no pretendía convertir su ignorancia en un ataque a la democracia y a la decencia de las instituciones. Entiendo que es normal cometer errores a diario en el trabajo, pero también entiendo que los gestores de lo público deben asegurarse de que las personas que ejercen en determinados cargos “eventuales de confianza” están formadas y preparadas para asumir el reto. Detrás de los nombramientos a dedo siempre aparecen cagadas de este tipo. Cuando la Administración de una ciudad tan empobrecida como Melilla se permite pagar sueldazos en Comunicación, tiene que exigir la justificación de cada céntimo. Este tuit pide a gritos, como mínimo, que los tres representantes políticos de los partidos mencionados, salgan a dar explicaciones. Siempre es mejor dimitir que tener que ser cesado.