¿Qué ha fallado para que la joven de 22 años muriese el pasado domingo, a manos de su expareja? Al contrario que muchas de las víctimas mortales de violencia machista, ella había dado el paso de denunciar al hombre que la maltrataba.
Tenía una orden de alejamiento del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Oviedo, ciudad en la que residía, pero incumplió el protocolo de protección y se trasladó hasta Melilla. "Entre víctima y maltratador siempre tiene que haber tierra de por medio", advierte Ana Bella, presidenta de la Fundación que lleva su nombre y que brinda apoyo emocional, económico y material a las víctimas de violencia de género.
"Compartir ciudad o incluso me atrevería a decir país con el maltratador supone un importante riesgo", afirma. El crimen que el domingo a le causó la muerte a la joven está bajo secreto de sumario, pero el fatal desenlace muestra que tuvo que haber contacto directo entre víctima y maltratador. "Tras la denuncia, la relación se tiene que cortar de raíz, no puede haber llamadas ni mensajes por whatsapp, por mucho que insista tu expareja", explica Bella y añade: "Si te bombardea a llamadas y tras 30 veces contestas has cometido un grave error, porque ya sabe que tarde o temprano le cogerás el teléfono".
Bella reconoce que el hecho de que haya hijos de por medio, dificulta romper los lazos. "El agresor suele aprovechar esa situación para ganarse de nuevo a la víctima, pero insisto: no se debe establecer ningún tipo de comunicación. La víctima debería dejar todo en manos de un abogado", recomienda.
La especialista habla también de cómo la colaboración de la familia o el entorno directo puede ayudar a evitar casos de violencia. "La chica quizá se vio influenciada por los padres de su expareja. "Es lógico que los abuelos quieran ver a su nieto, pero no pueden olvidar que su hijo es un maltratador y tienen que entender que ponen en peligro a la víctima y a su nieto".
La importancia de denunciar
Bella explica que tras sufrir maltrato suele haber una mujer que se siente sola en su lucha por defenderse del agresor. Por ello, insiste en la importancia de poner una denuncia. "La mujer tiene que romper el silencio por mucho que le cueste o por muy avergonzada que se sienta". No obstante, alerta que con la denuncia no acaba el problema.
Recuerda que el maltrato, además de las heridas físicas, deja importantes secuelas psicológicas: anulación de la autoestima, depresión y dependencia emocional. "El maltrato te anula por completo y si no cuentas con con apoyo social, familiar y psicológico es probable que caigas de nuevo en el círculo vicioso", señala.
"Indefensión aprendida"
La presidenta de la Fundación Ana Bella afirma que la lucha contra esta lacra es "muy compleja" porque las actitudes de aceptación y tolerancia frente a la violencia contra las mujeres siguen presentes en la sociedad. "Desde jóvenes nos enseñan una serie de valores que tomamos como normales", explica. "Damos por hecho que una mujer tiene que dejarlo todo por su pareja. Una situación muy común es cuando un hombre cambia de ciudad porque encuentra un nuevo puesto de trabajo. Inmediatamente se da por hecho que la mujer va a abandonar todo para satisfacer a su pareja", dice. "Luego están la pasión, los celos o el amor romántico, que son conductas que únicamente sirven para amparar comportamientos que probablemente acaben siendo delitos", manifiesta.
"Con la normalización de una serie de conductas las víctimas de violencia machista suelen presentar la llamada indefensión aprendida, que no hace otra cosa que llevarles a tolerar la agresión física y psicológica. Al final no son capaces de reaccionar y no es raro que una vez que superen una relación de violencia, sufran otra", explica.
Además, advierte Bella, que el agresor tras sus ataques suele ser "muy amable y muy atento con la mujer". Ésta, a su vez, tiene "la autoestima baja, carece de personalidad y sufre un déficit emocional".
Sentimiento de culpa
Bella advierte también de la importancia de dejar de creer en la fantasía del cambio y dar la voz de alarma en el momento en el que se detecte cualquier comportamiento anómalo o agresivo. "Es muy importante salir del círculo vicioso lo antes posible y eliminar el sentimiento de culpa y la obcecación que produce la ruptura".
En este sentido, Bella recomienda a las víctimas acudir a los servicios especializados. "No tienen que pasar por esto solas", señala
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