Residentes en el CETI dicen que las medidas para soportar el calor son escasas dentro del centro.
Del mismo modo que un grupo de 18 menores sirios espera a diario ante las puertas del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), hay un conjunto de familiares que vive la situación desde el otro punto de vista, y que sale unas tres o cuatro veces al día a dar comida y a estar con sus familiares. Se trata de hermanos, tíos y madres, todos de origen sirio, que por el hecho de ser mayores de edad, entraron al CETI al cruzar la frontera de Melilla. Todos ellos esperan que sus parientes menores de edad puedan pasar al centro a vivir con ellos, para estar juntos y para librarles de una situación en la Purísima que dicen que es “insoportable”, porque los sirios que residen en el centro de menores dicen que sufren amenazas, robos e intentos de peleas por parte de los marroquíes que allí viven. Una de las madres que sale a ver a su hijo de 15 años, y que no quiso revelar su identidad por miedo a que ello influya en que su hijo pueda entrar a vivir con ella en el CETI, explicó a El Faro de Melilla que saca alimentos que guarda de las comidas que hacen en el centro. En el CETI, esta mujer que llegó a Melilla desde la ciudad siria Kobane, reside con dos de sus hijas, a las que, al contrario que a su hijo varón, la policía de Marruecos no separó de ella a la hora de cruzar la frontera hacia Melilla. Así pues, a por la mañana, a mediodía y por la tarde, sale del centro para pasar entre 15 minutos y media hora con su hijo en alguna sombra de las pocas que hay en la entrada de este centro de inmigrantes. Miedo Otra de las cosas que explicó la mujer siria a este periódico es que procura no alejarse mucho del CETI, puesto que tiene miedo que algunos marroquíes que viven en las zonas aledañas al centro le robe la documentación, el teléfono móvil o el poco dinero que dice tener. Asimismo, de las condiciones del centro asegura que el calor es agobiante y que no hay suficientes métodos en el interior para soportarlo. Esta madre cuenta que vive en una habitación que no es incómoda, pero que comparte con otras tres familias sirias. En total, comenta que conviven 17 personas en la misma estancia. Sin embargo, sí que considera que las condiciones de vida en el CETI son mejores que en la Purísima, ya que en este centro no hay enfrentamientos como en la residencia de los menores. Comida y baño Acerca de las condiciones de comida y baño, esta mujer cuenta que en el comedor del CETI hacen tres comidas diarias, y que en muchas ocasiones tiene que esperar cerca de dos horas para recibir su ración. Además lamenta que tenga que pagar 60 céntimos en las máquinas para poder beber agua potable, ya que asegura que el agua que sale de los grifos no se puede beber. Asimismo, explica que durante las comidas sí que recibe agua, pero sólo es tres veces al día y no es suficiente con el fuerte calor que azota estos días la ciudad. Asimismo, acerca del cuarto de baño, esta siria afirma que lo comparte con un gran número de personas, puesto que hay tres servicios para hombres y otros tres para las mujeres. Además lamenta las condiciones en las que se encuentra el baño y critica las colas de espera para darse una ducha. A pesar de todo, dice que no está en unas condiciones del todo incómodas, y se alegra de que sus hijas acudan a talleres de lengua castellana y de natación, puesto que asegura que esto las hace estar entretenidas y aprender.
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