Un individuo se enfrenta a una pena de un año y medio de cárcel por ser el presunto autor de un delito de atentado a la autoridad. Según relata la fiscal en su escrito acusatorio, el hombre propinó un golpe en el pecho y varias patadas, una de ellas en la cara, a un agente de la Policía Nacional que pretendía detenerlo para cumplir con una orden de búsqueda, captura e ingreso en prisión.
Estos hechos supuestamente tuvieron lugar el 11 de diciembre de 2016, en torno a la una y media de la madrugada, en la calle Andalucía de la ciudad. El acusado aseguró ayer ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla que en su ánimo nunca estuvo el cometer un delito de atentado contra la autoridad.
Por un lado, puso de manifiesto que el funcionario, que vestía de paisano, no le mostró ninguna placa que lo identificara como un agente. “Sólo me lo dijo con la boca”, sostuvo. Según continuó relatando el encausado, se puso “muy nervioso” cuando el agente le comunicó que se lo tenía que llevar detenido. “Salí corriendo, pero en ningún momento le di golpes para huir”, aseguró.
El individuo, en su intento de darse a la fuga, fue hacia una de las vallas del Parque Forestal. Cuando la escalaba, el agente le sujetó una de las piernas para tratar de retenerlo. “Yo sólo intentaba subir la pierna”, defendió el procesado. Según manifestó, ni forcejeó, ni golpeó al agente en el pecho, la cara o la pierna, como se expone en el escrito de acusación de la Fiscalía.
Versión policial
El policía ofreció otra versión de los hechos. Según contó, se encontró con el procesado, sobre el que sabía que pesaba una orden de búsqueda y captura. Aunque en ese momento no estaba trabajando, se acercó al acusado para informarle de que era agente de la Policía Nacional y de que quedaría detenido. “Le saqué el carnet identificativo”, aclaró el policía.
El encausado, aprovechando que, según afirmó, tiene un hermano gemelo, trató de convencer al agente de que se estaba equivocando de persona. Repentinamente, dio un golpe en el pecho al policía y huyó en dirección al Parque Forestal. “Saltó a la valla y yo le cogí de una pierna”, rememoró el funcionario. “Me dio golpes en la cara y en la mano con la otra pierna”, sostuvo ante la juez. El policía cayó al suelo tras recibir una de las patadas y el procesado logró huir sin ser detenido.
A preguntas del letrado de la defensa, el agente respondió que tenía conocimiento de que existía una orden de búsqueda y captura sobre el acusado porque todos los días comprueba en la Jefatura las órdenes que hay pendiente de ejecución. “Yo conocía al procesado por sus delitos, llevábamos tiempo detrás de él”, sostuvo. El policía también aclaró que, por razón de su cargo, él está “de servicio” las 24 horas del día.
Las conclusiones
Una vez que finalizaron las declaraciones, la fiscal solicitó el dictado de una sentencia condenatoria para el procesado, para el que reclama una pena de un año y seis meses de cárcel, así como una multa de 720 euros. A su parecer, durante la práctica del juicio había quedado suficientemente acreditado que el procesado sí cometió un delito de atentado y otro de lesiones leves.
El letrado de la defensa, por el contrario, incidió en su petición de una sentencia absolutoria. “No hubo ánimo ni de ofender ni de agredir al agente, lo único que pasó es que mi cliente se asustó”, mantuvo. Según argumentó, el policía se convirtió en “acometedor” en el momento en que sujetó a su representado de la pierna.
A su parecer, el procesado no cometió un delito de atentado, sino una “desobediencia” que no debía ser castigada más que con una multa de prisión, según manifestó. “Señoría, ¿qué hacemos entonces con los catalanes?”, soltó en su intento de convencer a la juez del Penal 2.
En su derecho a la última palabra el encausado rompió a llorar. “Tengo unos niños que me están esperando”, dijo. Fueron las únicas palabras que pudo articular.
El caso ha quedado visto por la magistrada y ahora queda esperar el dictado de una resolución.
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