Así proclamado parecería una exageración, pues no, no lo es. Más bien resulta ser la constatación de una hermosa realidad: La Tuna de Empresariales de Melilla es una de las mejores agrupaciones musicales y artísticas de todo el país y lo acaba de confirmar en el Certamen Nacional de Badalona consiguiendo el premio a la Segunda Mejor Tuna, el premio a la Mejor Pandereta -cómo te lo montas Hermo-, Mejor Solista –mis respetos, don Sebastián Alarcón- y Mejor Pasacalles. O sea, a estos resultados se les conoce como ‘arrasar a nivel nacional’.
Todo comenzó hace más de dos décadas. Hubo un entrañable ser querido y añorado que ya no está en este mundo que se lió la manta a la cabeza junto a Miguel Lence, Quincho Díaz, Juanmi Lucas…nació la Tuna de Empresariales de Melilla ese admirable ser humano fue Maese Tato Sarmiento. A poquitos iba reclutando efectivos, buscando trajes de ‘cucaracha’, convocando ensayos hasta que la Tuna de Empresariales nació, creció y se reprodujo.
Por aquel entonces llamaba la atención el magisterio musical de cuerda pero, sobre todo, la conjunción de voces dobles, cercana al paroxismo. Luego desembarcó en la plantilla tunera don Sebastián Alarcón para apoderarse, con autoridad, de esa ‘Bikina’, exclusiva que fue de Maese Tato. También se apoderó –justamente- de todos los temas necesitados de solistas tenores. Pone los pelos de punta su ‘Amapola’, tremendo.
La Tuna de Empresariales de Melilla ha viajado por mundo y medio y lo sigue haciendo y sólo llevan dos banderas. Las ‘cintas de sus capas’, sólo música y Melilla. Es decir son los mejores embajadores de esta grandemente española ciudad. A sus hermanos portugueses de La Trova ha habido que explicarles dónde está Melilla y cómo somos los androides de este lado del Mediterráneo. Paulo, un lusitano trovero, está enamorado de estas tierras y de algo más que conviene reservar.
La Tuna es de aquellos amores que desgarran. O ciega o lo odias. En este caso, la Tuna de Empresariales de Melilla tiene la capacidad de cegar de amor a quien sea. Fundamentalmente dos seres humanos se encargan de hacer realidad, día a día, este hermoso proyecto junto a sus compañeros. Son Quincho Díaz –hijo del recordado Joaquín, sobrino de un monstruo de la canción, Ramón Díaz ‘Bristol’- y Juan Miguel Lucas. Contra viento y marea y acercando algún que otro recurso financiero mantienen vivo el espíritu de la ‘estudiantina’ y, desde siempre, están al servicio de la sociedad melillense.
Su confirmación artística en Badalona confirma a Melilla como una de las mejores tunas de España, cosa que a ellos, a los tunos, sorprende poco. Habría que acercarse a la ‘Casa de Tunas’ del Tesorillo Chico para comprobar el estado de hacinamiento de sus vitrinas de premios. Espectacular, soberbio porque la lista de galardones nacionales e internacionales colma las posibilidades de ese hermoso local cedido por otro Juan Miguel Lucas, el padre de Juanmi ‘Vodaphone’, otro grande de Rusadir. La Tuna de Empresariales es uno de los argumentos para sentirse orgulloso de ser melillense.
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