Empate justo que satisface a todos

La UD Melilla sigue asentada en la zona alta de la clasificación y a tiro de piedra de los puestos de playoff a pesar de dejar escapar dos puntos frente a un rival que encadenó su quinta jornada sin ganar. Ante el Betis B, los azulinos hicieron bueno el dicho de que cuando no se puede ganar lo mejor es no perder.

El partido ante el filial verdiblanco tenía varias lecturas. El no encajar una derrota tras perder la semana anterior en Cádiz, se antojaba primordial para mantener intactas las ilusiones que el equipo unionista ha generado en el último tramo liguero. Además, quedaba por ver si las numerosas y significativas bajas con las que afrontaba el encuentro pasaría factura, y si los menos habituales demostraban una vez más que tienen sitio en este plantel. Al final todos contentos. El reparto de punto satisfizo a los dos contendientes, y el Melilla sale más o menos airoso de una situación complicada tras los daños colaterales que dejó el partido del Ramón de Carranza.
El encuentro, que fue denominado como 'El Partido de la Salud', en conmemoración por el Día Mundial del Riñón, que se celebra el 12 de marzo, tuvo dos partes bien diferenciadas. Un primer tiempo que quedaría perfectamente resumido en un encefalograma plano, y un segundo en el que ambos equipos tuvieron sus opciones para desnivelar un marcador que al final reflejaba un justo reparto de puntos.
La primera mitad tuvo poca historia. Casi todo el juego se desarrollaba en la parcela ancha sin un dominador claro. Si bien, a medida que avanzaba el choque la UD Melilla mantenía más la posesión de la pelota y tenía más presencia en campo contrario, aunque apenas generaba acciones de peligro.
Álex Alegría fue el primero en avisar al cabecear fuera un lanzamiento de falta desde el lateral, y poco después Manolo lo intentaba con un disparo que Montoya atajaba sin problemas. Pedro Conde llevaba el ¡Uy! a la grada tras un derechazo sin ángulo que se estrellaba en el exterior del palo izquierdo de la portería visitante, y poco después, de nuevo Manolo, finalizaba con un lanzamiento mordido una acción individual de Koeman en la que el canterano se entretuvo demasiado. El Betis B también generaba el susto en una galopada por banda derecha de Álvaro González. El bético pisaba área y su disparo lo rechazaba la defensa, pero la pelota caía en los dominios de Marco Rosa que conectaba un potente trallazo que se marchaba fuera por poco.
Tras el paso por los vestuarios, ambos equipos saltaban al irregular césped del municipal melillense con la intención de cambiar las tornas. Nada más comenzar el segundo acto, los verdiblancos reclamarían un penalti por unas manos de Nando a disparo de Marco Rosa, pero el colegiado mandaba seguir la jugada. Poco después era Sufian el que gozaría de una clara ocasión al marcharse en velocidad de la adelantada zaga andaluza, pero el lanzamiento del melillense se perdía por encima del travesaño. Casi a renglón seguido, era Koeman el que se revolvía en el vértice del área, se zafaba de varios contrarios y armaba la pierna derecha para conectar un disparo al que Montoya respondía enviando a córner.
Parecía que el gol estaba próximo para un Melilla que salía volcado sobre el área bética e incluso Hamin se atrevía con un disparo lejano que se marchaba muy desviado. Pasado el primer cuarto de hora, el Betis B estiraba sus líneas y Abeledo, totalmente solo en el segundo palo, remataba alto un centro de Navarro desde el flanco derecho.
Fernando Currás movía ficha y daba entrada al canterano Borja López en sustitución de Nacho Aznar. El técnico gallego situaba a Borja junto a Hamin y adelantaba la posición de Sufian. Dos minutos después, Koeman se marchaba en velocidad de su par y era derribado en la media luna del área por un defensor verdiblanco cuando se disponía a encarar a Montoya. El colegiado mostró la amarilla a De la Hoz, cuando bien pudo ser la roja ya que era el último hombre de la zaga visitante.
A partir de ahí, el Betis B se fue a por el partido. El Melilla, muy cansado, se mostraba impreciso y abusaba del balonazo. Cosa que aprovechaba el equipo de Juan Merino, que ganaba todas las segunda jugadas, para plantarse varia veces con peligro en el área local. Primero fue Gonzalez el que robaba una pelota a Nando y pisaba área, pero su disparo lo despejaba la defensa norteafricana. Al filo del tiempo reglamentario era Loren el que perdonaba el 0-1. El jugador verdiblanco, totalmente solo dentro del área aunque algo escorado, disparaba fuera cuando lo más fácil hubiera sido cruzar la pelota ante la salida de Álvaro. Y ya, en tiempo de prolongación, González se plantaba de nuevo delante de Álvaro, pero el meta azulino ganaba el mano a mano al delantero verdiblanco.
El pitido final del colegiado valenciano Gil Coscolla, muy riguroso con los locales y condescendiente con los visitantes, ponía fin al continuo agobio al que estaba siendo sometido el equipo melillense por parte del conjunto andaluz.