El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, confirmó ayer la imposibilidad de que este año puedan entrar borregos de Marruecos a Melilla para la celebración del Aid El Kebir. Según explicó el jefe del Ejecutivo en una rueda de prensa celebrada por la tarde, “es imposible e ilegal” permitir el paso de corderos marroquíes. Esta afirmación la hizo tras consultar con los técnicos del Ministerio de Agricultura los documentos que el líder de Coalición por Melilla (CpM), Mustafa Aberchán, le entregó un día antes y que, según el cepemista, recogían la luz verde de Bruselas al levantamiento del veto sanitario por la fiebre aftosa en Marruecos. Tras reunirse el martes con Imbroda, Aberchán comentó a El Faro que tenía la sensación de que el presidente no había cerrado del todo la puerta a buscar una solución a la polémica del veto al borrego marroquí. Eso fue sobre las nueve de la noche. Trece horas después, el líder de los cepemistas se olía el no del presidente Imbroda y anunció que propondrían a los melillenses que compraran su borrego en Marruecos e intentaran pasarlo por la frontera para poder solicitar un documento que les sirva para denunciar a las autoridades. Seamos claros. Aberchán quiere pasarle el marrón a la Policía Nacional y a la Guardia Civil de la frontera. ¿De verdad le va a pedir a la gente que se gaste 240 euros en un borrego que no podrá meter en Melilla sólo para poder denunciar a las autoridades? ¿Y dónde queda la celebración de la fiesta de esa familia? Se nos escapa que estamos hablando de la mayor reunión de amigos y parientes en los hogares musulmanes de esta ciudad, a los que primero se les pidió que donaran el dinero del borrego a los pobres del mundo y ahora se les invita a que se gasten el dinero comprando un animal que no podrán pasar a Melilla? ¿En qué quedamos? Es legítimo que haya quien proteste cuando se introduce algún cambio que trastoca las tradiciones, pero no podemos jugar con la gente para salirnos con la nuestra. En Ceuta entran los borregos de la península y no pasa nada. Aberchán ha prometido dar guerra y el presidente Imbroda le acusa de querer “reventar la tranquilidad”. Faltan menos de dos semanas para el Aid El Kebir y el ambiente está tan caldeado que esto ya no será una fiesta.