El verano es época de cambios y la alimentación es uno de los principales. El calor, los nuevos horarios, la falta de hábito o tener más tiempo libre son algunos de los factores que hacen que nuestra forma de alimentarnos durante el verano cambie respecto a la que tenemos el resto del año.
El inicio del verano, en ocasiones, también marca el fin de la operación bikini o de las ansiadas dietas que muchas personas llevan a raja tabla durante todo el invierno y que se mantienen en stand by durante esta época estival, para continuarlas con la vuelta a la rutina. El verano suele ser sinónimo de época de excesos aunque es conveniente vigilar la alimentación, consumiendo productos saludables durante todo el año.
María del Carmen Carrero, nutricionista melillense, aporta a El Faro consejos para una alimentación sana y segura en verano.
"Es importante mantener un patrón de alimentación saludable. Los cambios más comunes suelen estar relacionados con los cambios de horarios de sueño y las comidas", comentó. Algunos de sus trucos para mantener un verano seguro y saludable pasan por realizar platos sencillos que no necesitan grandes técnicas culinarias, de forma que se priorice los alimentos de temporada tales como las frutas, las verduras, el aceite de oliva, las legumbres, los granos integrales y el pescado. "Opta por comidas más ligeras y frescas. Por ejemplo; ensaladas, frutas, verduras frescas y platos fríos".
En segundo lugar, hacer comidas poco copiosas y de fácil digestión. Las comidas muy grasas y pesadas pueden ser difíciles de digerir durante los días calurosos de verano, explica. En su lugar, elegir platos nutritivos pero a la vez ligeros como los gazpachos y cremas frías, las ensaladas de pasta o legumbres.
También aclara que se debe minimizar el riesgo de intoxicación lo máximo posible. "Lleva los alimentos perecederos en una nevera portátil, lava las frutas y verduras antes de comerlas para eliminar los microorganismos y la suciedad, no dejar la comida al sol, no comer alimentos perecederos que hayan estado conservados a temperatura ambiente, ya que puede estropearse rápidamente", añade.
Por último, pero no menos importante, insiste, es imprescindible poner especial atención a una correcta hidratación. Es necesario ingerir agua, frutas, verduras o sopas frescas a menudo, antes incluso que aparezca la sensación de sed. Y debes evitar las bebidas azucaradas y el alcohol, pues pueden favorecer la deshidratación.
Algunas de estas pautas a seguir también son compartidas por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Entre los consejos que aporta la SEEN, destacan diez puntos clave. El primero de ellos y uno de los más repetidos cada verano es mantener una buena hidratación. Aunque es lógico y el cuerpo lo pide, sobre todo en las horas de más calor, es sumamente importante consumir mucho líquido. En general, agua. Una buena forma de ingerirla y además de forma rica, es hacerlo junto con frutas y hortalizas en recetas típicas de la cocina mediterránea como son el gazpacho o sopas frías. Existen multitud de platos que incluyen frutas de temporada como la sandía, el melón o las cerezas por ejemplo.
El gazpacho, el rey del verano
Este consejo lo saben muy bien los melillenses. Algunos lo siguen y no por imposición. Es el caso de Mercedes, una mujer a la que no le puede faltar una buena jarra de gazpacho en su frigorífico. Ella suele elaborarlo en grandes cantidades que guarda en el refrigerador para cuando le apetece echar un trago. En lugar de beber agua todo el rato, a veces le apetece un vaso de esta receta tan nuestra.
Lo mismo le ocurre a Juan Luis, un sevillano que reside en Melilla. Está deseando durante todo el año que llegue el verano para que los tomates estén lo suficientemente maduros como para elaborar su receta favorita de la cocina española. Cuando no sabe qué comer, no duda hacer un rico gazpacho. Es su cesta de la compra jamás faltan los tomates, pimientos o pepinos. Nunca sabe cuándo le van a hacer falta.
Unido al calor, otro de los puntos que caracteriza al verano es la falta de rutina, de horarios establecidos para realizar las tareas diarias, que se sustituye por el descanso. Los afortunados que pueden irse de vacaciones, abandonan sus responsabilidades por un tiempo y esto provoca la mayoría de las veces que no prestemos suficiente atención a la alimentación.
Los helados
De pensar y preparar la comida de la semana, pasamos muchas veces a consumir más productos precocinados, a pedir más a domicilio o acudir con más regularidad a bares y restaurantes sin controlar tanto la alimentación. A pesar de que durante los meses de calor la tentación de comer productos de temporada como helados, granizados, horchatas y otras delicias para nuestro paladar aumentan, es importante no abusar de ellos y reducir los alimentos ultraprocesados en nuestra dieta. En contraposición, la NEES recomienda favorecer la ingesta de alimentos frescos, que ofrecen importantes beneficios para nuestra salud.
A pesar de que estos consejos se nos han grabado a fuego en nuestras cabezas durante toda nuestra vida, es complicado cumplirlos y hay quien se deja llevar por sus pasiones. Es el caso de María, una melillense que tiene la suerte de poder disfrutar de tiempo libre durante todo el verano. Ella trabaja en un colegio de la ciudad por lo que el verano es su época de descanso.
Esta melillense asume que es un poco adicta a los helados y que no pasa un día en el que no se coma un par de ellos. María confesó a El Faro que durante todo el año es muy consciente de que llevar una alimentación sana y equilibrada es muy importante para la salud, por lo que en invierno suele planear el menú semanal con antelación, aunque en verano asegura que se da sus caprichos.
En este sentido la Sociedad de Endocrinología es firme. Hay que limitar el consumo de helados y estos no deberían ser parte fundamental de nuestra dieta diaria. Además, apuntan, es importante conocer su composición nutricional.
Bebidas alcohólicas
Junto a la limitación de helados en nuestra ingesta diaria, la NEES añade limitar el consumo de grasas, usando fundamentalmente el aceite de oliva para cocinar o moderar el consumo de carne. En lo que sí es tajante es respecto a las bebidas calóricas como refrescos azucarados o con alcohol, que aconseja que se eliminen totalmente. Este es sin duda uno de los puntos más complicados de cumplir y a veces imposible por la sociedad. Y es que ir de cañas, de copas o simplemente tomar algo en una terraza de la ciudad cuando el sol deja de apretar, es una de las aficiones favoritas de los melillenses en concreto y de los españoles en general.
"Mi cervecita en la playa no me la pueden quitar", recalcó Nacho a El Faro. Este melillense señaló que uno de los pocos placeres que aún se puede permitir es imposible dejarlo de lado. Con la subida de precios que a penas da un respiro a muchas familias melillenses, los hábitos de consumo de otros años se han tenido que reducir un poco, explicó Nacho. Si antes salía todas las tardes al bar, ahora mira un poco más por su economía. Las cervezas ahora son en la playa, un plan más barato, y los fines de semana sí que se permite el lujo de sentarse en su mesa de siempre. Ante este panorama resulta muy complicado para algunos seguir este consejo.