Opinión

El tripartito, a tumba abierta

Mustafa Aberchán, Gloria Rojas y Eduardo de Castro por fin han dado el paso y se han sentado a conversar formalmente sobre la estabilidad política de Melilla. La reunión, que ha durado unas dos horas, ha ido “muy bien” y eso es una buena noticia para todos. De momento las cosas seguirán como están. Lo único que cambia es la incorporación de la diputada cepemista Cecilia González en el puesto que dejó vacante Aberchán, tras su renuncia al escaño de la Asamblea.

La expulsión de De Castro de su partido, Ciudadanos, complica el discurso mediático, que ya estaba complicado con la inhabilitación del líder cepemista por el caso Voto por Correo. Pero en esencia, no cambia nada de momento. De Castro está desde inicio de la legislatura en el Grupo Mixto porque para formar grupo propio se necesitan al menos dos parlamentarios y Cs sólo sacó uno en las elecciones del año 2019. O sea, no pasa al Grupo Mixto porque lo han expulsado de su partido, sino que se mantiene donde estaba hasta ahora.

Fuentes cercanas a Presidencia han asegurado a la redacción de El Faro que De Castro tiene intención de presentar una querella contra Inés Arrimadas y Edmundo Bal, aunque antes pedirá un acto de conciliación con ambos al considerar que tanto la líder de Cs como el candidato a la Asamblea de Madrid le han colgado injustamente el sambenito de corrupto y le han sometido a un juicio mediático injusto.

En el tripartito la situación más difícil es, por increíble que parezca, la de Rojas, que seguramente está siendo muy presionada por todas partes. A eso hay que sumarle que ya se han cargado a Aberchán; tienen a De Castro mal herido y ahora irán a por ella.

Lo que está pasando en Melilla no se puede explicar por teléfono a la gente de Madrid. Hay que vivirlo. Es insostenible y la socialista está entre la espada y la pared. Su postura, en mi opinión, es determinante porque ella tiene en su mano romper o sostener el Gobierno. Tiene que elegir y la elección siempre implica asumir riesgos.

Lo que ocurre en Melilla no es un caso de manual y entiendo que habrá que pedir informes jurídicos que ayuden a tomar la mejor decisión para nuestra gente. Hay que barajar alternativas viables porque esta ciudad necesita salir del inmovilismo en el que ha caído. Se nos han ido dos años en peleas intestinas y salvo la retirada de la estatua de Franco no hay batallitas ganadas que poner sobre la mesa. El descontrol de la pandemia ha devorado la gestión política. Tenemos a más de un consejero al límite de sus fuerzas con más ganas de tirar la toalla que de seguir hacia adelante.

No quiero que se me olvide decir que me ha gustado mucho que Rachid Bussian mencione la soga en la casa del ahorcado. El consejero de CpM ha dicho que es la hora de que los líderes del tripartito aparquen los egos y hablen a tumba abierta. Y así ha sido. Hasta ahora se veían las caras en los Consejos de Gobierno y en algún otro encuentro informal. No habían hecho una reunión como ésta y era necesaria.

En las coaliciones el silencio y las llamadas sin responder hacen mucho daño a las relaciones interpersonales, sobre todo, cuando nunca ha habido especial ‘filin’.

Ya vimos lo que pasó la semana pasada con un Consejo de Gobierno deliberativo, solicitado por CpM, al que el PSOE se negó a asistir. Tienen que estar en Marruecos frotándose las manos, con la tele puesta, disfrutando del circo.

Es vox populi que el tripartito está atragantado y lo único que hace es toser. Es una coalición de centro izquierda que lo ha intentando, pero se ha visto sobrepasado por las circunstancias.

Es inmensamente frustrante para los empresarios de esta ciudad ver que no hacen caja, que las ayudas no llegan; que la vacunación no avanza, que la frontera no abre; que se les va la vida y sus negocios se mueren.

No se puede pedir a los emprendedores de esta ciudad que se resignen a perderlo todo y a empezar de cero. Porque si esa es la única salida que les ofrecemos, tenemos entonces que hablarle claro a la gente. Cuando decimos que la ciudad está paralizada, hablamos del ictus que sufre nuestra economía.

Por eso respiramos aliviados tras saber que la reunión de ayer fue entre bien y muy bien. De ello hablará hoy Gloria Rojas y vamos a analizar cada una de sus palabras. Por supuesto, en las filas de los partidos había expectación y una hora después de concluido el encuentro aún había militantes que no sabían cómo había ido la cosa.

Si PSOE, CpM y Grupo Mixto (14 de 25 diputados) quieren terminar la legislatura juntos tendrán que hablar más a menudo. Las diferencias no se pueden dirimir en los pasillos ni airear en las redes sociales. Hay gente que ha venido al Gobierno a hacer oposición y eso hay que solucionarlo. No por las bravas sino hablando a tumba abierta. No queda otra. Sólo así será posible quedarnos al borde del colapso sin caer de bruces al vacío. No es tiempo de suicidarse.

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