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El trabajo tras los jardines verticales: Talher avanza en el montaje de la estructura de Mariscal Sherlock

Los jardines verticales son un ejemplo de aprovechamiento de recursos y espacios para convertir a Melilla en una ciudad más verde y más amable con el viandante. Este proyecto, impulsado por la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Ciudad Autónoma de Melilla y construido por Talher S.A. y Doranjo, implicará la instalación de un sistema diseñado y fabricado por la empresa Terapia Urbana, especializada en jardines verticales, una solución óptima para ampliar las zonas verdes sin reducir los espacios de vida y tránsito de la ciudadanía. Pero más allá del evidente impacto positivo que esta obra tendrá en la ciudad, desde la empresa se quiere destacar la implicación del gran equipo humano involucrado en su construcción, así como la dedicación personal de los trabajadores para hacerlo realidad.

Uno de los miembros de este equipo es Farid Mohamed, quien ha querido compartir con todos los melillenses los entresijos del trabajo tras el jardín vertical de la Plaza Menéndez Pelayo. Explica Mohamed la gran complejidad técnica que ha supuesto instalar la estructura auxiliar -de 8 metros de altura, 21 metros de longitud y aproximadamente media tonelada de peso- donde se ubican las plantas que ya dan color y aroma a una de nuestras plazas más icónicas: “Es un trabajo muy difícil, dado que la estructura viene en paneles que hay que soldar y anclar a la pared en el momento. Todo eso es trabajo especializado que hacemos los trabajadores de Talher, no somos sólo un servicio de jardinería, es una pena que la gente no sepa lo que hay detrás de esto; hacemos muchísimo más que regar”, afirma quien insiste en que la creación de este pequeño ecosistema urbano ha supuesto un gran desafío que ha requerido de la instalación de varias soluciones innovadoras, como una estación desalinizadora por ósmosis inversa, un sistema de riego por goteo, o una superficie Fitotextil®, que da soporte a las plantas, retiene la humedad y permite la respiración de las raíces, con un consumo mínimo de agua y una reducida evaporación.

“En Melilla tenemos escasez de espacio y agua y este jardín está perfectamente adaptado a esas condiciones, tiene un mantenimiento reducido y aporta mucho al entorno”, afirman también desde la empresa, recordando que la sostenibilidad es una preocupación constante tanto para Talher como para las administraciones públicas, en este caso la Ciudad Autónoma y la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad.

Tanto Farid Mohamed como sus compañeros y compañeras han querido compartir su experiencia personal durante el montaje de la estructura de la Plaza Menéndez Pelayo, recordando agradecidos cómo algunos transeúntes felicitaban a los trabajadores de Talher durante los trabajos: “Por ejemplo, los maestros del Colegio España, que tienen que subir las escaleras de la plaza para llegar al centro, nos decían que el olor del romero y la visión de las plantas les hacía más llevadero el esfuerzo, que estaba todo muy bonito y muy alegre. Se agradece mucho ver que la gente que vive o transita por la zona te dé la enhorabuena y te muestre su apoyo, porque todo este trabajo es para ellos, es el fruto de nuestro esfuerzo, y nos importa mucho que las cosas salgan bien y la ciudad esté bonita”.

Farid Mohamed disfruta de su trabajo y habla con orgullo de las muchas horas dedicadas por sus compañeros y compañeras no sólo a este proyecto, sino a la formación necesaria para desarrollarlo, “es un trabajo que te pone frente a tareas muy variadas y que te exige ir aprendiendo cosas nuevas. Para soldar o para trabajar en un camión con plataforma elevadora, hace falta formarse periódicamente y en la empresa estamos haciendo cursos y reciclajes cada 3- 6 meses para mantenernos actualizados y poder afrontar todos los desafíos que exige una ciudad tan bonita como la nuestra”.

Además, recuerda que la mayoría de las veces los resultados se hacen esperar y requieren de una paciencia que las propias plantas imponen: “Todas las plantas sufren con el trasplante, hay que acordarse de que las criamos en unas condiciones óptimas, en un invernadero, a salvo del sol o el viento; y cuando las llevamos a su destino final, a veces el cambio de condiciones provoca que no sobrevivan. Esto es algo que pasa siempre en todos los jardines... le ocurre hasta a los árboles, que son infinitamente más resistentes que las plantas pequeñas y nosotros estamos preparados para enfrentarnos a estas dificultades: las vamos reponiendo y cuidando hasta lograr un resultado perfecto”.

Pese a los posibles daños derivados de la actividad de trasplante, es importante recordar que la selección de las plantas para estos jardines verticales se ha llevado a cabo teniendo en cuenta el microclima de la zona; considerando el clima promedio y la Zona de Rusticidad de Melilla. Además, se ha tenido en cuenta la orientación y situación de cada uno de los jardines. Por ejemplo, el jardín vertical localizado en la plaza Menéndez Pelayo tiene orientación sureste, y se espera que reciba luz solar matinal de forma constante a lo largo del año, por lo que en él se han plantado especies adaptadas a las condiciones de sol y sombra parcial. Por ello, todos los trabajadores implicados afirman que, una vez superadas las primeras semanas tras el trasplante, estos jardines aportarán de manera permanente verdor, frescura y un buen olor que será especialmente apreciado por los vecinos.

Más allá de las cuestiones puramente técnicas, cabe señalar también que las especies elegidas para los jardines verticales están seleccionadas de entre una amplia paleta de opciones que siguen las tendencias actuales en diseño paisajístico, incorporando especies como las gramíneas y consiguiendo así contrastes de formas, texturas y tonalidades que no se basan solo en la presencia de flor, dado que ésta, pese a su indudable valor ornamental, es efímera y de obligada sustitución. Considerando el contexto arquitectónico de la ciudad, con predominancia del modernismo, el diseño de los jardines verticales se ha inspirado en la obra del pintor vanguardista Piet Mondrian (quien exploró el modernismo y el minimalismo a través del color, las líneas y formas), buscando crear formas geométricas, cerrando áreas de tamaño variable y contrastando especies con diferente volumen y textura.

Desde la gestión del servicio se recuerda que los jardines verticales son “una obra viva”, por lo que las distintas especies introducidas han de evolucionar para expresar todo su potencial, pudiendo responder cada una de manera muy diferente. Esto, como recuerdan desde Talher, puede llevar a que se sustituyan unas especies por otras; “de acuerdo a las evolución observada y como sucede en toda obra de jardinería, se considera aceptable que hasta un 10% de las nuevas plantas no sobrevivan” (lo que se denomina “marras de plantación”).

Una depuradora de CO2

Según estudios recientes, se estima que cada metro cuadrado de jardín vertical absorbe aproximadamente 2,3 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) al año, al mismo tiempo que produce 1,7 kilogramos de oxígeno (O2). Aunque esta cantidad puede variar en función de las plantas del jardín, las estimaciones señalan que la estructura montada en la Plaza Menéndez Pelayo, con sus 104 metros cuadrados, podría ser capaz de absorber hasta 239 kilogramos de CO2 al año.

Además del saldo neto de carbono absorbido y la oxigenación del ambiente, se ha demostrado que los jardines verticales pueden contrarrestar el efecto “isla de calor”, reduciendo hasta en 3 grados el exceso de temperatura que se produce en las ciudades.

Un segundo jardín vertical

Los/as trabajadores/as de Talher y Doranjo se encuentran ahora inmersos, en el montaje y la instalación de la segunda estructura vertical proyectada, ubicada en la calle Mariscal Sherlock (tras el antiguo Mercado Central), y se muestran

seguros de que los vecinos del barrio sabrán apreciar las virtudes de contar con un jardín a la puerta de casa. La plantilla de Talher es consciente de que la primavera y el verano son las estaciones en las que más se aprecian los resultados de su trabajo, y están ansiosos por compartirlos con la ciudadanía melillense.

Para terminar, una vez más, la empresa Talher S.A, y la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad, han querido hacer una mención especial al gran equipo de trabajadores y trabajadoras por su iniciativa, compromiso, dedicación y proactividad a lo largo del año, puesto que gracias a todos es posible el desarrollo de cualquier tipo de proyectos.

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