Como digo en el resumen que realizo de la impugnación de CpM, el partido de Mustafa Aberchán ha perfeccionado en sus recursos su acusaciones contra el PP. Abiertamente lo tacha de haber preparado una sofisticada artimaña, tendente a camuflar unos sobres que los cepemistas catalogan de distintos a los oficiales y que, según ellos, han servido a los populares para controlar quién votaba a favor de su candidatura, tras previamente asegurarse la compra de los sufragios mediante pago de dinero o promesas de prebendas y recompensas de índole laboral.
Imputan por ello al PP un delito electoral curiosamente idéntico al que la Justicia ha imputado formalmente a Mustafa Aberchán, el socialista Dionisio Muñoz y hasta 25 militantes y simpatizantes más de CpM y PSOE, incluidos entre ellos varios de los candidatos no electos del Partido Socialista en las pasadas elecciones.
Como dice el refrán, vivir para ver, teniendo en cuenta además que las únicas denuncias previas a la celebración de las elecciones se han realizado formalmente, por la Policía y ante los juzgados o incluso en algún caso por un particular, precisamente contra CpM y no contra el Partido Popular.
Los cepemistas, recuerden, fueron acusados por Luisa Al-Lal de intento de compra de su voto a cambio de dinero, numerosos testimonios atestiguan que durante el día de las votaciones recibieron llamadas en sus teléfonos con una grabación de Aberchán en la que se pedía el voto para CpM, infringiendo así la prohibición de hacer campaña en la jornada electoral.
También fueron varias las denuncias de la Policía Local y de la Policía Nacional contra activistas de CpM que fueron interceptados con papeletas a favor de Coalición por Melilla e importantes sumas de dinero en las proximidades de los colegios electorales correspondientes a los distritos poblaciones más deprimidos.
A lo anterior hay que unir las denuncias de los populares, el mismo día de las votaciones, por la notoria y exagerada presencia de apoderados de CpM en los mismos colegios y que según señalaron desde el PP interpelaban y se aproximaban a todos los electores de origen amazigh, inquiriéndoles por el voto que portaban o por quién iban a votar.
Lo que cuento son denuncias que en todos los casos han derivado en diligencias previas ante la jurisdicción ordinaria de lo Penal, por si los hechos que en ellas se narran son constitutivos de delito.
CpM ya ha cerrado el círculo de su negativa a admitir los resultados electorales, entre tanto sigue investigándose quién promovió las primeras protestas en las proximidades del barrio de la Cañada tras conocerse que de nuevo ganaba el PP, o quién instigó el atentado contra la casa de una candidata popular de origen rifeño, familiar y residente en la misma vivienda del dirigente de la Asociación Religiosa Musulmana de Melilla, Abderraman Benyahya, como se sabe extremadamente crítico con la deriva fundamentalista y étnica de Coalición por Melilla.
Las denuncias contra CpM por mala praxis en esta campaña no aparecen en su impugnación electoral, como es de suponer. Le corresponde al PP contraponerlas al recurso cuando se dé curso al período de confrontación de alegaciones y presentación de pruebas por parte de todas las candidaturas participantes en los mismos comicios que CpM pretende anular.
No sé qué llegarán a pensar los magistrados de la sala de lo contencioso del Tribunal Superior de Andalucía competente en la resolución del recurso de CpM, ni si tras cuatro años serán los mismos que ya se enfrentaron a un recurso similar de los cepemistas, que en 2007 tampoco admitieron que el PP ganara las elecciones.
CpM no ha hecho más que elevar argumentos peregrinos y denuncias muy curiosas, por el tiempo en que se producen, de forma extrañamente coincidente y tras conocerse sobradamente los anuncios cepemistas de impugnar los resultados electorales. Según se deduce de las mismas, parece que las elecciones quien las ha ganado en realidad no ha sido el PP, sino un tal Sr. Benaissa del que nada se sabe, pero que promete convertirse en un personaje más del atribulado imaginario propio de nuestra querida Melilla.
El caso es que hasta el día 27 como mínimo no sabremos qué pasará con ese recurso, pero me extraña mucho, sin ser docta en Derecho ni mucho menos, con tres cursos escasos de esa carrera que aparqué en beneficio de esta ingrata profesión del Periodismo, que ese recurso prospere. Nuevo tiempo de porras por tanto, lo que pasa es que las apuestas no van a pagarse muy altas que digamos, porque tengo claro por qué optaría la mayoría de los apostantes y pienso sin temor a equivocarme que no disentirían mucho de lo que aquí expreso y pienso.