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“El sosiego puede ser una de las aportaciones que haga a la política”

El nuevo delegado todavía está poniéndose al día de las singularidades de la ciudad, pero sí tiene claro que la lucha contra el paro debe ser una prioridad de todos y que Melilla debe ser espejo en materia de convivencia. I. Flores / P. Ortega / melilla
En apenas once días que lleva al frente del puesto, el nuevo delegado del Gobierno, Antonio María Claret, ya va tomando el pulso a la situación de la Ciudad y a las singularidades que ésta tiene. Le ha dado tiempo a ponerse al día, aunque como él mismo confiesa, sin entrar en profundidad, porque para ello habrá que hablar con las partes implicadas, pero si ha disfrutado de Melilla, especialmente de su paseo marítimo y de su arquitectura modernista.
Previo a que ayer mantuviera el primer encuentro formal con el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, ofreció una entrevista a El Faro, donde habló de temas  como el paro, el transporte, la inmigración o las demandas a la UE.
Dice ser un hombre sosegado y pide tiempo para conocer en profundidad todos los temas importantes de la Ciudad, aunque, de entrada, confiesa la dificultad de su puesto, por la singularidad de Melilla.
–¿Qué idea tenía de Melilla y qué idea se ha podido formar cuando lleva once días como delegado de Gobierno?
–Lo primero que tengo en la cabeza es escribir un artículo que se llamará 'Melilla la bella'. He estado paseándome por la ciudad y la he encontrado bellísima, modernista. Me ha impresionado y estoy decidido a escribir un artículo periodístico describiendo lo bellísima que es, con ese modernismo o ese paseo marítimo. Mi mujer y yo, que somos muy aficionados a andar, nos sorprendimos porque es un paseo realmente precioso. Me ha encantado.
–¿Qué proyectos trae bajo el brazo para el desempeño de su labor?.
–Mis proyectos son cumplir las instrucciones que me dé el Gobierno de la Nación. Yo no tengo proyectos propios, son los del Gobierno de España que yo debo implementar en Melilla. No soy un organismo autónomo, sino que soy un delegado, un delegado del Gobierno y esos son los proyectos que yo debo hacer.
Aunque sí es verdad que cada uno trata de dar su propia impronta a las cosas que se le indican y, obviamente, una vez conocida y estudiada la situación de Melilla yo le propondré al Gobierno de la Nación determinadas actuaciones; pero eso es pronto todavía para decirlo..
–¿En cualquier caso, cuál cree que puede ser su papel en un ambiente político como el de Melilla, a mi juicio demasiado polarizado?
–Soy una persona sosegada y como tal, pretendo trasladar sosiego a todas las actuaciones donde estoy y al entorno en el que me muevo. Esa transmisión de sosiego creo que puede ser una de las aportaciones que yo consiga hacer a la política melillense.
No me parece que en la política debamos estar todo el día gritándonos, imprecándonos. No me parece que sea el mejor sistema para servir a los ciudadanos. Hay que tratar de colaborar lo más posible entre todas las administraciones porque eso, además, es lo que los ciudadanos necesitan, que colaboremos para solucionar sus problemas. No nos ponen en los sitios para que simplemente disputemos.
Es cierto y es evidente que se tienen opiniones distintas y éstas hay que confrontarlas; hay que ponerlas de manifiesto, pero hay que hacerlo con elegancia y educación.
–¿Conoce las demandas de la Guardia Civil? ¿Qué postura adoptará ante éstas?
–Obviamente la Guardia Civil, en su conjunto, va a tener siempre el respaldo del Gobierno y por supuesto del delegado del Gobierno. Eso no puede ser de otra manera. Cuando me entreviste con el teniente coronel de la Guardia Civil veré las reivindicaciones que tiene el Cuerpo, las estudiaremos y tomaremos las medidas que sean adecuadas. Pero antes de entrevistarme con los mandos es imposible que yo me pronuncie acerca de nada.
–Gaspar Zarrías dijo que Melilla era una prioridad de primer orden políticamente por su situación geoestratégica y también por su valor como ejemplo de convivencia entre culturas. ¿Cree que debería serlo también para la Unión Europea y que habría posibilidades de que se nos considerara dentro de la UE de la manera que pretende no sólo la Ciudad Autónoma, sino también una serie de voces políticas de distinto color, como un potencial de cara al desarrollo del Magreb circundante?
–Sin duda Melilla es un caso muy singular. Su situación geográfica y la composición de su población hacen que sea un pequeño laboratorio donde se puede ver como funciona la convivencia entre distintas comunidades, sean religiosas o étnicas y eso es un ejemplo siempre para todos los demás. Aquí, por lo que conozco, se ha conseguido un equilibrio excelente entre las distintas comunidades que conviven. Es verdad que la cohesión social siempre va a ser un problema, pero nosotros debemos intentar que se mantenga y se incremente y eso sí, es una aportación que nosotros tenemos que hacer desde Melilla al resto de la UE. Que se vean en el espejo de Melilla para que aprendan como se puede hacer.
Los problemas de hace algunos meses por las manifestaciones que se produjeron en París con los hijos de los emigrantes de segunda y tercera generación musulmanes que salieron a la calle me preocuparon porque había un problema de integración que en el fondo tenía una relación muy íntima con el desarrollo económico y con las posibilidades reales de que esa gente se integrara en la sociedad francesa y tuviera un trabajo sin discriminación alguna.
También de esos ejemplos tenemos que aprender para que vean que en Melilla estamos consiguiendo determinados resultados, pero ellos deben aprender de cómo lo hemos hecho y nosotros de lo que no se debe hacer.
–¿Conoce la situación respecto a la inmigración en Melilla y de los intentos de asalto a la frontera en los últimos días?
–Me han informado de cual es la situación al otro lado de la frontera pero, evidentemente, allí nosotros no podemos intervenir. Yo creo que ese problema, que es de Marruecos, debe ser éste quien lo trate, con nuestra colaboración, con nuestra ayuda y nuestro apoyo, pero siempre el Gobierno marroquí. Nosotros debemos centrarnos en las competencias que tenemos y no ir más allá.
Mantener la frontera siempre va a ser un problema que requerirá muchísima atención, muchísima ocupación y muchísima preocupación y nosotros tendremos que hacerlo con desarrollo social y medidas cautelares policiales, ya sean de Guardia Civil o de Policía Nacional. Pero nuestra actuación es nula en la parte de allá de la frontera, solo puede ser de colaboración con el gobierno marroquí.
–Existe un problema con las chabolas que están cercanas al CETI y en donde hace unos pocos días se produjo un desgraciado accidente con la muerte de tres personas. ¿Quizá sea uno de los asuntos que lleve en cartera para estudiar con la Ciudad Autónoma?
–Si ese es un problema que hay que estudiar, porque hay una serie de personas que están en una situación penosa y eso no se debe mantener. Debemos tratar de reconducirlos hacia el CETI para que tengan una atención y una vida ordenada y adecuada. Además, debemos de intentar conseguir que las salidas de Melilla sean como han venido siendo hasta ahora, de una manera ordenada y hacia sus países de origen. A mi me parece que mantener ese poblado de chabolas no es digno.
–Respecto a la petición de declarar servicio público las comunicaciones aéreas ¿qué opina?
–No he hablado con el Ministerio de ese asunto, pero es verdad que Melilla, por su especial situación geográfica, necesita unas comunicaciones muy fluidas con el resto de España, que le sean fáciles, sencillas y accesibles y eso tenemos que intentar conseguirlo de un medio y de otro. No tenemos otros caminos más que el aire y el mar; la tierra a nosotros nos está vedada para comunicarnos con el resto de España. Por consiguiente, haré todos los esfuerzos que sean precisos, aunque tengo que hablar con el Ministerio correspondiente para conocer la posición sobre esa materia. Cualquier cosas que vaya en beneficio de los melillenses hay que estudiarla.
–Durante su presentación en Melilla tras la toma de cargo dijo algo así como que este puesto tenía una especial dificultad. ¿En qué sentido?
–Estamos alejados de la península, del resto de España. Somos como una isla en el norte de África cuyas relaciones con el resto de España son nada más que a través de mar o de aire. Estamos rodeados de un país extranjero, Marruecos. Tenemos una presión migratoria cercana importante, que salta la valla o que está ya dentro de Melilla. Tenemos una cantidad de paro considerable que es una preocupación importante. Todas esas cosas hacen que este puesto sea especialmente delicado, porque cualquier cosa que se diga aquí no sólo afecta a la política, a las relaciones internas española, sino también a nuestras relaciones con nuestros vecinos marroquíes.
En el aspecto interno existe una Ciudad Autónoma, una Comandancia General Militar con las que  hay que compartir el trabajo para hacer que Melilla sea potente, brillante, adecuada para vivir. Esas cosas no suceden en otras ciudades de España y esa diferencia es la dificultad añadida que tiene Melilla.
–¿Y respecto a las reivindicaciones marroquíes?
–En eso el Gobierno de la Nación es absolutamente claro; lo ha sido siempre  y no ha tenido ni la más mínima duda jamás, como no la tiene este delegado de Gobierno. Estamos en España y seguirá siendo España. No hay más.
–Pero a veces ha faltado algo de prontitud en la respuesta del Gobierno central ante esas declaraciones del reino alauita.
–No falta prontitud. Los métodos de la diplomacia son algo sutiles. A veces se requieren respuestas rápidas cuando la diplomacia utiliza cauces suaves. Es cierto que eso a veces no llena completamente las ansias de respuesta.
No ha habido ni hay ni habrá ninguna duda ni asomo de duda de que estamos en España, esto es España y seguirá siendo España.
–¿La campaña electoral cómo la ve?
–Bueno, como todas las campañas electorales. Es una época en la que está a flor de piel las sensibilidades. Se verbaliza mucho y con mucha contundencia las propias posiciones y se denigran las de los contrarios. Eso es así y difícilmente lo vamos a cambiar. Habrá que esperar a que pase para que entre la época de sosiego que es necesaria para poder establecer colaboraciones que son necesarias e imprescindibles.
Pero en esta época de campaña va a ver, como es inevitable, mucho ajetreo.
Por parte de la Delegación, lo que vamos a hacer, como nos corresponde, es que toda la maquinaria electoral funcione adecuadamente y nosotros, como administración pública que somos, seremos absolutamente neutrales en esa materia.
–¿En qué medida luchar contra el paro puede ser un objetivo prioritario?
–Luchar contra el paro es una medida imprescindible, una sensibilidad social, y obviamente ese será uno de los asuntos a los que yo dedicaré tiempo y esfuerzo. ¿En qué medida eso va a tener una repercusión? En la medida en que todos nos dediquemos a eso mismo y en que haya una reactivación económica, porque va absolutamente ligado la actividad económica y el incremento del empleo.
Yo puse en marcha cuando estaba en Caja Granada un programa de microcréditos copiado de Mohamed Yunus –‘el banquero de los pobres’–, para que se pusieran en marcha pequeñas empresas que les permitieran a la gente ganarse la vida con su propio esfuerzo. Bueno, si es posible, intentaré que las cajas de ahorro que se sumaron a aquel proyecto y que he visto que aquí tenemos unas cuantas, den microcréditos.
Pero es la reactivación económica la que mejorará el empleo.
–¿Puede ser la ampliación del Puerto una medida para esa reactivación económica?
–Conozco el tema muy superficialmente. No le puedo contestar al asunto. Supongo que  cualquier iniciativa que genere actividad económica será bienvenida.
–¿Hace un mes se imaginaba en Melilla?
–No, ni remotamente. Fue mucho más sencillo. Una semana antes de que me nombraran, el secretario de Estado, Gaspar Zarrías, me llama y me dice: “¿Tú te irías a Melilla como delegado del Gobierno? Dame diez minutos que voy a llamar a mi mujer. Oye, que te parece si nos vamos a Melilla de delegado del Gobierno. ¡Ah!, pues bien, venga, vamos. Gaspar, que sí”. Y a los cuatro o cinco días me llamó el vicepresidente Chaves y me dijo que ya había hablado conmigo Gaspar y que me llamaba para proponerme formalmente si quería ser delegado del Gobierno en Melilla. “Encantado, estoy a vuestra disposición y encantado de ir a Melilla a representar al Gobierno”.  
Yo ya pensaba que en los próximos años me iba a dedicar a la oftalmología. La verdad es que me he pasado un año y medio estudiando, poniéndome al día.
Pero la vida es siempre mirar hacia adelante y estoy convenido  de que hay que plantearse siempre nuevos retos, nuevas actividades que te hagan sentir vivo y sentirte útil; y en este caso, útil a los demás. Siempre mirando hacia adelante.
–En un año ¿dónde se ve?
–¡Vaya usted a saber! Un año en política es mucho. Vamos a ver que sucede. A mi me gustaría continuar en Melilla.

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