El secretario autonómico del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Melilla, Jesús Ruiz Barranco, aboga por abrir sólo la frontera de Beni Enzar y dejar el resto de pasos fronterizos cerrados porque con el personal que tienen en la Jefatura Superior de la ciudad y las medidas sanitarias que exige la pandemia del coronavirus no se puede garantizar la seguridad.
En su opinión, un policía no puede controlar la frontera con una mano en la pistola reglamentaria y la otra en la pistola de medición de temperatura en los accesos a Melilla; además pedir certificado covid, test de antígenos, revisar el pasaporte... Barranco defiende que para que abra la frontera deben incorporarse sanitarios a los controles y al menos otros 100 agentes en plantilla.
En todo caso, el secretario autonómico del SUP en Melilla no ve la reapertura de la frontera con Marruecos al doblar de la esquina. En una entrevista concedida a El Faro prefiere ubicarla en el "medio plazo" porque en estos momentos las instalaciones del paso de Beni Enzar no han recibido el mantenimiento necesario para adaptarlo a la reapertura inmediata.
"No hay visos de que esto se pueda abrir y tampoco se sabe si esto abre, quién va a poner las condiciones", comenta Barranco, que recuerda que la frontera inteligente echó a andar en 2019, pero con un rendimiento poco satisfactorio porque fallaron, entre otros, la fibra óptica y el sistema operativo.
Al hilo de estas declaraciones, Barranco destaca que Beni Enzar es el único paso con reconocimiento como frontera europea y recuerda que el resto son puestos fronterizos habilitados de mutuo acuerdo con Marruecos.
No tendría mucho sentido, insiste, abrir el paso principal con las ventajas de la frontera inteligente que permite identificar a quien entra y sale de la ciudad y a la vez permitir que por los otros pasos (Barrio Chino y Farhana, porque Mariguari es sólo para estudiantes) entre la gente sin ningún tipo de control.
Para Barranco es imprescindible que una vez que se decida que abra la frontera ésta cambie porque la que teníamos hasta que llegó la pandemia era un coladero y dejó de cumplir su función de paso fronterizo para convertirse en instrumento al servicio del comercio atípico y el contrabando.
De esa época recuerda situaciones inconcebibles como que los agentes de las Unidades de Intervención Policial, que deben estar preparados para intervenir en situaciones graves de alteración de la seguridad, fueran utilizados como controladores de portes en la frontera. "Eso es una vergüenza", se queja Barranco.
"Fronteras abiertas, sí, pero con seguridad. No podemos volver a lo de antes", remarcó el secretario autonómico del SUP en Melilla.
Por tanto, Barranco considera que la reapertura debe estar supeditada al personal que hay en Melilla, que responde a un catálogo antiguo, de 2008. En este sentido, destacó la necesidad de reformarlo para que ese catálogo reconozca las necesidades reales de una ciudad fronteriza como la nuestra.
Y dice esto, aclarando que él ha nacido en esta ciudad y es partidario de abrir la frontera y de mantener el tráfico fronterizo porque considera que da riqueza. Sin embargo, entiende que con el tiempo la frontera de Melilla fue degenerando, en parte debido a que España ha hecho mejoras y Marruecos no.
También a que hasta ahora era Marruecos el que decidía cuándo abría o cerraba la frontera. Por eso, insiste: la frontera fue a peor.
El responsable del SUP en Melilla considera que colaboraron con ese deterioro, las presiones de comerciantes recibidas en la frontera para agilizar los controles para que pudiera entrar más gente a consumir. "Hemos sido monigotes", lamentó.
Pese a que apuesta por la apertura de la frontera, Barranco teme que la sentencia que permite la libre circulación a los solicitantes de asilo y los permisos de residencia de los adolescentes ex tutelados se conviertan en efecto llamada y un quebradero de cabeza para los policías nacionales destinados en la frontera.
Además, recuerda que han descendido los índices de criminalidad porque la frontera está cerrada y también porque hay entre 5 y 10 coches policiales a diario recorriendo las calles de Melilla. Eso se puede hacer, insistió, porque no hay tráfico fronterizo y se ha reforzado la seguridad ciudadana.
Desde que tomó las riendas del Sindicato Unificado de Policía en una primera etapa en 2013 y con dedicación completa en 2015, Jesús Ruiz Barranco ha coincidido con cinco jefes superiores de Policía en Melilla: Ángel Riesco, Javier Nogueroles, José Ángel González, Francisco Rodríguez y el recién nombrado José Antonio Togores.
La antigüedad de las instalaciones, la escasez de medios materiales, la catalogación de los agentes que trabajan en frontera que sigue sin salir adelante y la falta de incentivos económicos para atraer efectivos policiales a Melilla en concursos de méritos son algunos de esos reclamos que llevan años sin resolverse.
Hace unos días el director general de la Policía Francisco Pardo Piqueras, durante el acto de toma de posesión del nuevo jefe superior José Antonio Togores, avanzó que en el presupuesto del año que viene se incluirán 4,5 millones de euros para invertir en infraestructuras.
Se trata de una antigua reivindicación de SUP que aboga por unificar los cerca de 500 agentes destinados en Melilla en una instalación porque ahora están diseminados en distintos inmuebles, incluidas las naves del SEPE.
Esta inversión es prioritaria para el secretario autonómico del SUP que pone el acento en que tenemos una comisaría "muy cerrada" que cuando entras "parece una cueva" porque responde al diseño de hace 36 y 40 años, cuando ya nació pequeña para acoger la reunificación de la Policía Armada y el Cuerpo Superior de Policía.
Otro punto a tener en cuenta es la falta de incentivos para trasladarse a Melilla. Eso explica, según Barranco, que recientemente se hayan quedado 20 vacantes sin cubrir.
"La gente no quiere venir porque aquí venían sin dietas, pero con los impuestos de la península", lo que significa que quienes se desplazaban a Melilla no podían beneficiarse de las bonificaciones fiscales que tiene la ciudad.
Además, hay que sumar que los policías destinados en Melilla tienen que defender una frontera muy desigual.
Para mejorar la situación en la frontera, el SUP reivindica la necesidad de crear una comisaría en Beni Enzar, que dependa de la de Melilla, pero que pueda adoptar sus propias decisiones. Son cambios que a lo mejor no cuestan tanto, pero que exigen que haya voluntad política, recalcó.
Barranco está convencido de que Melilla plantea tres grandes retos para el nuevo comisario José Antonio Togores: mantener a raya la inmigración irregular, controlar las fronteras y los disturbios que afectan la convivencia.
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