El Senado ha votado en contra de la iniciativa de Vox, apoyada por los senadores del PP, para que Melilla y Ceuta queden explícitamente protegidas por el paraguas de la OTAN.
La moción instaba al Gobierno a promover la modificación del artículo 6 del Tratado del Atlántico Norte, suscrito el 4 de abril de 1949, para que recoja e incluya, de forma explícita, a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla bajo la protección de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
No desconfiamos de nuestra seguridad, pero nadie podrá negarnos que estaríamos mucho más seguros si las cosas quedan plasmadas negro sobre blanco. De momento, tenemos un compromiso formal, pero la pérdida de peso político internacional de nuestro país deja lugar al recelo.
No podemos olvidar que Joe Biden, el presidente del país más poderoso del mundo, ha dejado a Pedro Sánchez fuera de la ronda de contactos previos a la invasión rusa de Ucrania. No somos de fiar y el gesto ha sido contundente.
También hemos visto por televisión, prácticamente en tiempo real, el ataque ruso sobre Ucrania. Hemos sido testigos de la fragilidad de la paz y de la facilidad con que un país puede violar unilateralmente las normas internacionales establecidas.
Llevamos un año de desencuentros muy subidos de tono con Marruecos y no sabemos cómo ni cuándo se va a producir la rebaja de las tensiones. Si van a más, nadie puede asegurarnos que no va a pasarnos lo mismo que pasó en Ceuta.
En los últimos tiempos hemos notado un visible despliegue militar en Melilla, que probablemente responda a las provocaciones de Marruecos de construir una base militar a 40 kilómetros de nuestra ciudad.
No dudamos de la preparación de nuestro Ejército, pero nos molesta que nuestra país siga vendiendo armas a Marruecos, pese a levantar la voz advirtiendo de que el Gobierno está preparado para defender la integridad territorial de nuestro país.
Como melillenses no podemos entender las razones del Senado para frenar la inclusión de Melilla y Ceuta, explícitamente, en el Tratado de la OTAN. Los partidos que no han apoyado esta votación tendrán que asumir el coste político de ignorar el reclamo de todo un pueblo que se siente parte indisoluble de España, pero que a la vez, se siente alejado geográficamente, mal conectado y peor atendido por los poderes públicos.
Las ciudades autónomas no conseguimos hacernos escuchar en el Congreso y el Senado de España. Nuestra representación es testimonial y nuestros votos no son suficientes porque no tienen pese a la hora de negociar presupuestos o leyes importantes. No somos Teruel Existe ni Coalición Canaria.
Melilla y Ceuta tienen que encontrar una alternativa conjunta que ayude a dar voz a los problemas de estos territorios españoles en los que se ha invertido poco en los últimos años y por eso, a estas alturas, tenemos las ratios disparadas en los colegios, muy por encima de la media española. Nos faltan inversiones sanitarias, pero sobre todo, políticos con peso, que den la cara en Madrid por lo que pasa en Melilla.
Los enemigos los tenemos en casa, y estamos gobernados por los que no quieren ser españoles y el gobierno central está apoyados en ellos para seguir en la poltrona, y en servidumbre a sus exigencias, para sus fines separatistas y otras prebendas.
Y bien lo dice la Editorial de este diario, ¿Quién se fía de éste gobierno?
Es para reflexionar y actuar en consecuencia