El 14 de junio de 2016 Mustafa Aberchán dijo en una entrevista concedida a Faro TV que Coalición por Melilla (CpM) llevaba tiempo barajando la posibilidad de presentarse a las elecciones generales y europeas, pero no acababa de dar el salto, entre otras cosas, por una cuestión económica. Hacerlo no sale gratis.
Este martes, Aberchán ha anunciado que su partido quiere prescindir de intermediarios en el Congreso, sobre todo ahora que ya no está Llamazares, y dice que concurrirá a las europeas con otros grupos de perfil regional. Lo hará en solitario con un proyecto pensado “para defender Melilla” similar al que ha hecho fuerte a Coalición Canaria en su territorio.
En 2016 Mustafa Aberchán comentaba a Faro TV que todos los años se decían en CpM, “en las próximas elecciones nos presentamos”. Finalmente ese momento ha llegado. Con 22 votos a favor y dos abstenciones el partido aceptó competir por el único diputado y los dos senadores que le corresponden a Melilla en el Congreso y el Senado, respectivamente.
Coalición por Melilla da el paso justo cuando las encuestas que circulan en el entorno de los partidos le sonríen. Los sondeos de sus adversarios políticos le conceden en las próximas elecciones entre 8 y 9 escaños en la Asamblea de Melilla, frente a los 7 que consiguió en 2015 y por encima de los 7 que hipotéticamente obtendría el PP.
A estas encuestas no se les puede dar mucha importancia porque ya se sabe que este tipo de resultados siempre vienen bien a unos más que a otros porque ayudan a movilizar electorado.
El votante de Coalición por Melilla llegará a la cita de mayo próximo especialmente herido por el tema del veto al borrego marroquí que ha arruinado la Pascua Grande a muchas familias melillenses en los últimos años. A la gente quítale lo que quieras, pero no le toques sus fiestas y sus tradiciones.
Las encuestas dan a Vox en Melilla una horquilla de entre 6-7 diputados en las próximas municipales, pero a mí me parece excesivo. En todo caso, reconozco que el discurso de Abascal ha calado en la ciudad. No nos engañemos. No podemos negar la realidad. Esos son los números. Lejos de dividir el voto de la derecha, Vox no hace sino sumar apoyos en esa dirección. Lo más seguro es que volvamos a tener pactos en Melilla.
En el lado contrario de la balanza, no hay un bloque de izquierdas que le aguante el tipo. El PSOE de Melilla se desinfla. Hay encuestas que le dan sólo dos diputados, uno menos de los conseguidos hace cuatro años.
Podemos logró en las pasadas elecciones unos 826 votos, pero las circunstancias han cambiado. El partido morado ya no genera la ilusión de 2015 y el conflicto entre Íñigo Errejón, Manuela Carmena y Pablo Iglesias no hace más que desalentar al electorado. Le votarán los incondicionales y los que decidan taparse los oídos para no escuchar el aguacero que les espera en campaña en nombre del casoplón de más de 2.000 metros cuadrados y 600 millones de euros donde la familia Montero-Iglesias está criando a sus hijos.
Queda Ciudadanos, al que las encuestas locales no miran con buenos ojos. Pero una cosa es la intención de voto y otra muy distinta depositarlo en las urnas. CpM sabe que le será muy difícil gobernar en solitario o en coalición. Por eso le lanza un órdago al PP.
Si los cepemistas quieren pelear inversiones para su gente, tendrán que arrebatarle espacio a los populares. El partido de Aberchán está dispuesto a todo. Ve al PP débil y ha movido ficha.