“Y al tercer día resucitó de entre los muertos y subió a los cielos”. Éste es el mensaje final y el cometido esencial que enseña la Semana Santa y a la que cada año la estación de penitencia del Cristo Resucitado pone fin en Melilla, como ayer.
No estuvo solo. Fue acompañado por su ciudanía y por su Madre, la Virgen del Rocío, que salió en procesión al Encuentro con su Hijo.
A lo mejor el cambio de hora le pudo a algún melillense, después de que anoche hubiera que adelantar los relojes, en el momento de levantarse de la cama para celebrar la Pascua de Resurrección, pero la procesión del Resucitado comenzó con escrupulosa puntualidad.
Inicio y fin de la Pasión
A las diez de la mañana se abrieron las puertas de la casa hermandad de la Cofradía de la Flagelación para que el Resucitado iniciara su estación de penitencia. Una apertura de puertas que protagonizó el pregonero de la Semana Santa de Melilla 2016, Manuel Jiménez, siendo tanto el encargado de abrirla como de cerrarla.
Durante unas siete horas de procesión, el Cristo fue recorriendo las calles de la ciudad para recibir el cariño de los melillenses que salieron a arropar a esta cofradía. Uno de los momentos más especiales fue el Encuentro con la Virgen del Rocío y el paso por el callejón de la Soledad.
Encuentro
Pasadas las 13:30 horas se produjo uno de los instantes más especiales y simbólicos de la Semana Santa de Melilla, que es cuando el Resucitado y la Virgen del Rocío, que también inició su procesión en el Domingo de Resurrección desde el barrio de la Victoria, se encontraron en la Plaza de España, antes de entrar en Tribuna.
Otro de estos momentos fue el paso de la procesión de la cofradía franciscana por la calle Paso de la Soledad que cuenta con una escalinata que los portadores tuvieron que sortear para poder bajar al Cristo. Los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Flagelación, supieron poner el vello de punta a más de uno y de una que estuvo presente. Interpretaron varias marchas y el Cristo fue impulsado hasta el cielo de Melilla en varias ocasiones, ante el aplauso y admiración de las personas allí congregadas.
Flagelación
La Cofradía de la Flagelación comenzó su semana de Pasión hace unos siete días antes de volver a salir. El Domingo de Ramos abrió el calendario de procesiones de Semana Santa de este año con la procesión de La Pollinica y de la Virgen de Gracia y Esperanza y prosiguió el Jueves Santo con el Flagelao y Mayor Dolor.
El Encuentro del Resucitado y la Virgen del Rocío, broche de oro a la Semana Santa
Decía Paqui Ramos, camarera de la Virgen del Rocío, hace unos días a este periódico que en el Domingo de Resurrección a la imagen le cambia la cara y “parece otra”. Ayer, el Rocío volvió a procesionar por las calles de Melilla después de su estación de penitencia del Jueves Santo, en este caso, para celebrar alegremente que Cristo ha Resucitado.
Cientos y cientos de melillenses se dieron cita una vez más en la Plaza de España para presenciar en primera persona uno de los momentos más especiales no sólo del día de ayer, sino de la Semana Santa de la ciudad.
A las dos menos veinte de la tarde la Virgen del Rocío comenzó a asomar cuando salía de la Avenida de la Democracia para entrar en la plaza y ser recibida entre gritos de vivas y piropos tanto de sus portadores como de los del Resucitado que, además, fueron mencionando a la Novia de Melilla durante todo su recorrido desde que salieron. Poco a poco, compartiendo los tiempos entre las marchas de la Banda del Flagelao y la Banda del Cautivo, los dos tronos se fueron acercando sigilosamente hasta que las cabezas de sus varales se rozaron ilustrando de esta forma el Encuentro de la Madre y el Hijo.
¡Al cielo!
A los toques de la campana del Cristo Resucitado, comandados por Paco Martín, todos los portadores, mujeres y hombres, elevaron hasta el cielo a los dos tronos, al mismo tiempo. Ésta fue una de las maniobras más apludidas entre la multitud que se congregó en dicha plaza.
El paso de la Virgen del Rocío, tras uno de los primeros pulsos, realizó una reverencia ante el Cristo Resucitado alabando el milagro de la Resurrección. Tras este momento, los allí presentes siguieron profiriendo piropos y vivas a ambas imágenes que siguieron elevándose a pulso.
En hermandad
Uno de los momentos más significativos fue cuando los portadores de uno y otro trono se intercambiaron, así como los capataces, envolviendo el Encuentro en un acto de hermandad que el público volvió a agraceder con sus aplausos y entrega y que puso fin a siete días de intensa Pasión en Melilla por este año.
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