Poco antes de la 10:00 horas, el Prinsendam asomaba por el Dique Norte entre la olas y contra el fuerte viento de levante rumbo al puerto de la ciudad autónoma. Minutos después, echaba el ancla en la zona de carga y descarga de contenedores con sus mil pasajeros deseando poner el pie en tierra para pasear por las calles de Melilla.
El tiempo no acompañó durante todo el tiempo que pasaron en la ciudad, aunque las nubes no evitaron que los turistas, casi todos de nacionalidad estadounidense, se dejaran ver con sus característicos gorros de paja, seña de identidad de estos viajeros, que resaltan siempre por ir vestidos con prendas de verano aunque haya amenaza de lluvia.
De los mil viajeros que llegaron con el Prinsendam, unos 300 contrataron una excursión guiada para descubrir los secretos de Melilla. Por otro lado, los 700 restantes optaron por pasear libremente, aunque se les proporcionó un mapa con los lugares de mayor atractivo turístico marcados, para que no se perdieran nada durante su visita.
En cuanto al impacto que tuvo su paso por la ciudad, hubo opiniones para todo. Algunos comerciantes señalaron que los cruceristas sí pasaron por sus establecimientos para comprar algún recuerdo, mientras que otros afirmaron no haber notado la llegada de estos turistas.
Los más perjudicados fueron los locales de hostelería, que vieron como sus terrazas se quedaban prácticamente vacías a la hora del aperitivo por culpa del mal tiempo y el fuerte temporal de levante que azotó Melilla todo el día. No obstante, el hecho de que los viajeros se quedaran en la ciudad hasta las 18:00 horas, favoreció que muchos se animaran a degustar la gastronomía local en algunos de los bares y restaurantes de la zona centro.
Como viene siendo habitual, los lugares que más interés suscitaron entre los viajeros fueron el recinto amurallado de Melilla La Vieja, donde se concentra toda la oferta cultural y patrimonial de la ciudad y el centro modernista, donde también está la zona de shopping, a la que acuden los cruceristas a realizar sus compras.
Tras pasar el día en la ciudad, los visitantes volvieron al Prinsendam. Tras su paso por Melilla, y anteriormente por Cádiz, pusieron rumbo a las costas de Cartagena. Su viaje proseguirá por aguas del Mediterráneo oriental y volverán a cruzar el Atlántico rumbo a casa: Miami.
Con la llegada del primer crucero del año, queda demostrado que la ciudad autónoma continúa beneficiándose del flujo existente en el Mediterráneo y absorbiendo escalas. Para este año, ya se han confirmado siete atraques más y se prevé que en breve se cierren entre tres y cinco.
La suciedad del Pueblo empaña la visita turística.
El recinto amurallado es siempre una parada obligatoria para cualquier turista que pasa por la ciudad autónoma. Ayer los cruceristas se animaron a descubrir sus rincones, pero la asociación Melilla Monumental lamentó el mal aspecto que presentaban algunas zonas del Pueblo, en concreto el parque infantil, que se encontraba lleno de desperdicios. Según denunció la asociación, este hecho fue obra de un gamberro que rompió varias bolsas de basura y la esparció por el parque..
Dos isletas para alegrar la llegada a los visitantes.
Aprovechando la llegada del primer crucero de la temporada, el viceconsejero de Turismo, Javier Mateo, acudió a la Estación Marítima para presentar dos isletas recién construidas a los pies de Melilla La Vieja.
Esta actuación se encuentra enmarcada en el Plan de Competitividad para revitalizar el casco antiguo. Su precio es conjunto a la replantación de especies vegetales que se está llevando a cabo en el recinto amurallado con motivo de la llegada de la primavera y asciende a 30.000 euros, aproximadamente.
En palabras del viceconsejero, la intención es ofrecer una visión más positiva a los turistas que de desembarquen en el puerto para conocer la ciudad autónoma. “Queremos que la entrada a Melilla sea el fiel reflejo de lo que es, una ciudad europea en pleno corazón de África”.
Asimismo, explicó que ha intentado dar a las dos isletas un formato novedoso, combinando el diseño moderno con la presencia de especies vegetales que embellezcan el conjunto. Además, recalcó que ambas cuentan con un sistema de riego automático para facilitar su mantenimiento.
“Es una obra muy parecida a la que se está desarrollando en la Avenida de Europa para los viajeros que llegan procedentes de Beni Enzar”, agrego el viceconsejero, “los visitantes deben llevarse una imagen muy favorable de la ciudad autónoma en cuanto lleguen, a modo de bienvenida”.
En cuanto a los viajeros que llegaron ayer en el Prinsendam, lamentó que el tiempo no acompañara a los primeros cruceristas del año, aunque celebró que la llegada de este tipo de embarcaciones se vayan a convertir en una constante gracias a las numerosos atraques acordados para este año, siete, a los que seguramente se sumarán “entre tres y cinco más” para el 2012. Para el 2013, ya se han acordado varias escalas.
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