Melilla ya tiene un anillador científico propio por primera vez, ya que hasta ahora venían de la península para anillar aves. El responsable de este hecho es Francisco Pérez, coordinador del grupo local de SEO Birdlife y que a partir de ahora también se encargará de anillar las aves de la ciudad.
La importancia de este hecho es que Melilla va a poder aportar datos a la comunidad científica sobre las especies que hay en su territorio, pues hasta ahora, venían anilladores científicos de la península a la ciudad durante dos o tres días solamente, pero ahora, al existir la posibilidad de que el anillamiento sea continuado, permitirá conocer mejor al detalle la avifauna local.
Básicamente, su trabajo consiste en poner a aves silvestres una anilla con un número al que se le asocia una serie de datos acerca del ave capturada y que permitirá estudiarla. Además, también se le toman medidas biométricas y con todos los datos recogidos, se puede saber a dónde viajan las aves anilladas cuando el número del anillo es avistado por otro anillador. Esto permite conocer, no solo los movimientos migratorios, sino incluso cambios en el clima o en los ecosistemas por los que suelen pasar.
Aún así no es fácil obtener la acreditación. Fue hace dos años que comenzó a estudiar para poder anillar a raíz de la visita de un grupo de Almería. Se fue con ellos a la provincia andaluza y allí lo avaló José Luis Molina, un anillador experto, de cara al Centro de Migraciones de Aves, en el encargado de acreditar. A partir de ahí, hay que anillar 50 especies de aves y 1.000 ejemplares distintos para poder hacer el examen teórico y el práctico. Además, para anillar ha tenido que viajar a la península costeándose los costes.
Ahora toca ponerse a trabajar, pero antes de comenzar tiene que pedir los permisos requeridos por la Administración para anillar. Esto permitirá establecer una estación de anillamiento, que establecerá las bases para recoger bases, iniciar proyectos “y de límite el cielo”. Por el momento, ya ha participado en el libro ’Un mundo bajo sus alas’, presentado este mes de mayo en Almería y editado por la Junta de Andalucía.
Son numerosos los problemas a los que se enfrentan las aves de Melilla, pero el más grave de todos, según señaló Pérez, es el silvestrismo. Este consiste en la captura de aves cantoras para meterlas en jaulas y tenerlas en casa. Una de ellas es el jilguero y Pérez señala que en los últimos cinco años, su población ha bajado drásticamente. “Es un problema importante”, aseguró. Por otro lado, también hay destrucción de nidos, algo penado por la ley. Gracias al trabajo de anillamiento, se podrá conocer mejor la situación de las especies en Melilla, como la gaviota de Audouin. Una de las que fue anillada en ocasiones anteriores fue localizada en Gambia.
Pérez subraya la importancia de la fauna en Melilla, pues es diferente respecto a la península y el cabo Tres Forcas sirve de faro para numerosas aves migratorias. Anima a la ciudadanía a participar para conocer las especies que hay en la ciudad y a acompañarlos a los anillamientos. También tiene en mente sacar adelante distintos proyectos para la sensibilización y el registro científico de la avifauna de Melilla.
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