El presidente de la Cámara de Consejeros (el equivalente al Senado) de Marruecos, Enaam Mayara, desmintió el lunes haber dicho que había que “liberar” –según el diario digital ‘Goud’- o “recuperar” Melilla y Ceuta –como recoge la publicación digital ‘Rue 20’, en la que la ex ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, ya realizó en el pasado polémicas declaraciones sobre las dos ciudades autónomas-.
Una explicación posible es que la Casa Real marroquí le diera un pequeño tirón de orejas, dado que la política exterior de ese país corresponde al Rey, Mohamed VI, o, en su caso, al ministro de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, y ambos quieren preservar las buenas relaciones con España tras la reapertura de las fronteras terrestres entre ambos estados y la celebración de la Reunión de Alto Nivel (RAN) a comienzos de año.
Esta rectificación se produce después de que la prensa marroquí arremetiese duramente contra él por sus comentarios sobre las relaciones hispano-marroquíes, durante un acto con mujeres de su partido, Istiquial, una formación nacionalista que forma parte de la coalición gubernamental.
Así, el diario ‘Barlamane’, dirigido por el ex director de comunicación del Ministerio del Interior marroquí, Mohamed Kabachi, preguntó “quién le animó a meterse en estos peligrosos juegos diplomáticos”, puesto que, según el periodista, con ello “sólo está protegiendo un servicio –no se sabe si gratuito o pagado- a los enemigos de Marruecos, especialmente a Argelia y Francia”.
El periódico recuerda que Marruecos está “permanentemente enfrentado” al primero y mantiene “una profunda crisis” con el segundo desde 2021. Según esta teoría, los dos países están intentando “sabotear” las relaciones con España, recuperadas desde que, hace un año aproximadamente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, modificó la tradicional posición española respecto al Sáhara Occidental y aceptó la propuesta de una autonomía dentro de Marruecos como la solución “más creíble”.
De hecho, para ‘Mahgreb Intelligence’, una publicación especializada en seguridad, las palabras de Mayara molestaron a Sánchez, quien, por medio de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quiso dejar claro que “Ceuta y Melilla son tan españolas como Zamora o Palencia”.
El diario más leído en Marruecos, ‘Hespress’, fue aún más lejos y afirmó que Enaam Mayara había “rozado incluso el delito de lesa majestad” al entrometerse en un ámbito reservado al monarca.
Las críticas de la prensa marroquí demuestran, según algunas versiones, que desde Rabat se considera que, además de perjudicar sus relaciones con España, estas declaraciones podían poner en aprietos a Sánchez tanto en el Gobierno como en el Congreso de los Diputados. Un diplomático marroquí jubilado citado por ‘El Confidencial’ considera que, “con esta salva de disparos mediáticos contra Mayara se ha querido, probablemente, evitar al presidente ese mal trago”.
De esta forma, aun cuando las declaraciones de Mayara sean compartidas por una parte de las autoridades marroquíes, éstas consideran que España ha hecho múltiples concesiones para terminar con la crisis diplomática que comenzó con la acogida del líder del frente Polisario, Brahim Ghali, para ser curado de covid-19 en una clínica de Logroño en mayo del año 2021.
En el acto celebrado con las mujeres, el presidente de la Cámara de Consejeros marroquí declaró que las ciudades autónomas estaban “ocupadas”. Ello contravenía la sugerencia realizada por Sánchez el 2 de febrero, al término de la RAN, sobre “evitar todo aquello que ofende a la otra parte”, especialmente todo lo relacionado con las respectivas esferas de soberanía de cada país, en relación al Sáhara Occidental, por un lado, y a las ciudades autónomas, por el otro. Se trata de algo que el presidente del Gobierno español está cumpliendo, pues cabe recordar que, a finales de marzo, disuadió al presidente de Colombia, Gustavo Petro, de invitar como observadora a las cumbres iberoamericanas a la República Árabe Saharaui Democrática, así como que el Instituto Cervantes va a abrir una extensión en la capital del Sáhara Occidental, El Aaiún, lo que supone otro paso hacia el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre la ex colonia española.
Con todo, aparte de sus referencias a Melilla y Ceuta, resultaron, si cabe, más sorprendentes las palabras de Mayara sobre la inmigración, pues habló de aprovechar la política española para conseguir fines ventajosos para Marruecos. Entre otras lindezas, indicó que “los miembros de la comunidad marroquí deben ser animados a ser parlamentarios en el país cuya nacionalidad ostentan con el fin de defender los intereses de su patria (Marruecos) siempre que sea necesario”.
También dijo el presidente de la Cámara de Consejeros que “la comunidad marroquí ha de integrarse políticamente en los partidos españoles y participar en las elecciones para contribuir a acercar las posiciones de los dos países y formar un lobby que defienda las cuestiones relacionadas con la patria, con Marruecos” o que “se deben formar grupos de presión dentro del escenario político español, capaces de cambiar muchas posiciones a favor del Reino de Marruecos”.
Por último, Mayara abogó por que los marroquíes se coordinen con la sociedad civil española con influencia en la esfera política para tratar de cambiar la forma de ver el conflicto del Sáhara Occidental por parte de la sociedad española, que mayoritariamente sigue simpatizando con el Frente Polisario.
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