Hacer deporte, pasear con el perro o niños disfrutando del final del verano. Esa es la estampa del Parque Forestal durante las mañanas de los últimos días de agosto. Melillenses que se encuentran por allí opinan que es de las zonas verdes más agradables de la ciudad y que da gusto estar por allí.
La segunda quincena de este mes ya se encuentra en su etapa final. Septiembre está a la vuelta de la esquina y con él llega el fin de las vacaciones de verano para muchos.
Antes de la vuelta al colegio, los más pequeños pueden todavía disfrutar de los días que les quedan jugando y haciendo un montón de actividades. Durante la época estival son muchos los campamentos que hay en la ciudad para que los más pequeños puedan disfrutar.
En el Parque Forestal había muchos niños y niñas que, junto a sus monitores, corrían y reían por el parque. Estaban haciendo juegos y actividades bajo la sombra de los árboles y refrescados por el ambiente de la mañana. Muchos padres trabajan en verano y, si no pueden dejar a sus hijos con nadie, estos campamentos resultan una alternativa excelente.
Por otro lado, mucha gente acude al parque desde primera hora de la mañana. Salen a correr a eso de las siete y las ocho de la mañana, dan varias vueltas al recinto y tras más de una hora de deporte, vuelven a casa. Alrededor de las diez el sol ya comienza a picar más y sobre esa hora el parque suele quedarse más vacío.
María es una melillense que se encuentra por allí paseando a su perro. Aunque es más tarde, dice que lo acaba de bañar y que lo ha bajado al parque para que se seque con el sol. Cuenta que lo saca por allí todos los días y que por las tardes, cuando el sol “aprieta” menos, el parque se pone a rebosar de gente. “Da gusto estar aquí”, comenta.
Como ella, Miguel también va al parque forestal todas las mañanas con su perra Lola. Este ciudadano explica a El Faro que esta es su rutina habitual, excepto algunos días en los que hace un día extremadamente bueno y cambia el parque por la playa.
Mientras tanto espera a que su dueño termine de hablar, Lola se ha tumbado en el césped. Tiene quince años y, aunque ya no disfruta como cuando era más joven, su dueño asegura que se lo sigue pasando muy bien. “Ya con andar y darse su paseo tiene suficiente”, dice Miguel.
“Creo que es de los parques más agradables que tiene Melilla”, comenta. No es de la ciudad autónoma, pero todos los veranos viene de visita y está dos o tres meses. “Lo disfruto mucho”, apunta.
Cerca de allí se encuentra Pepe. Se acaba de sentar en un banco bajo la sombra de un árbol. Viene de hacer deporte y está descansando. Desde que se jubiló viene al Parque Forestal todas las mañanas y puede pegarse en él entre una hora y media y dos horas.
Aunque no tiene una hora fija a la que baje todos los días, este melillense cuenta a El Faro que como el recinto está abierto desde las siete de la mañana, aprovecha y sale a correr sobre esa hora. Sobre las nueve y media o diez de la mañana ya está terminando. Descansa un poco, como hace ahora, para recuperar fuerzas y refrescarse un poco. Luego se marcha de regreso a casa.
“Vivo aquí cerquita. Después de esto, ya lo que toca es la vida cotidiana”, comenta este melillense.
Se muestra muy satisfecho con el estado en el que se encuentra el parque. “Está muy bien cuidado”, dice. Y cada vez que baja ve mucha vida en él. Como él, hay mucha gente que sale temprano para hacer deporte y correr.
También se encuentra a los melillenses que pasean a sus perros, como María y Miguel, y asegura que ve grupos de gente con sus perros en la zona alta del Parque Forestal. Se reúnen allí y están con las mascotas pasando un buen rato.
Y, por supuesto, ve muchos niños jugando a esa hora. Dice que es algo típico del verano y que es habitual a esa hora verlos divirtiéndose con los monitores y el resto de compañeros. Sin embargo, también hay gente que está entrenando a esa hora.
Cerca de las once de la mañana, Moja llega al parque. Va a reunirse con el resto de miembros de su equipo. El juega en la Peña Real Madrid y, junto al resto de su equipo, está preparándose para la pretemporada. Se encuentran en el parque para entrenar y hacer un poco de ejercicio físico. A esta hora, comenta que ya es más difícil encontrar gente. Los domingos, en cambio, es habitual que esté a rebosar de familias.
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