Malienses y sirios se han convertido en los dos principales colectivos del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), según informó en la jornada de ayer la Delegación del Gobierno a El Faro.
Los conflictos bélicos en sendos territorios han provocado un éxodo masivo de personas hacia Europa, muchas de las cuales escogieron la ciudad autónoma como punto de entrada. El aumento de estos grupos en el último mes y medio ha sido notable, principalmente en el caso de los sirios, que representan casi un tercio de 1.800 residentes de estas instalaciones, cuando a comienzos de marzo no llegaban a los 150. No obstante, la mayor parte de los inmigrantes del CETI son malienses, unos 500. La entrada de personas de esta nacionalidad en Melilla ha ido incrementándose desde que comenzó el presente ejercicio. En enero había unos 160, siendo el tercer colectivo del centro. A comienzos de marzo ya eran 270 y actualmente hay medio millar. Las cifras no son sorprendentes, pues ya a comienzos de 2013, cuando se recrudecieron los enfrentamientos armados en Mali, las ONGs advirtieron de que emigrarían miles de personas huyendo de la guerra. La entrada de tropas francesas para combatir al fundamentalismo islamista agravó la situación y con ello aumentó la salida de refugiados del país. Parecido es el caso de los sirios. Hace un mes y medio había unos 150 en el CETI, mientras que a día de hoy su número asciende a unos 490, según las cifras de Delegación. La entrada de personas de esta nacionalidad no suele producirse a través de la valla o en patera. La mayor parte cruza por los pasos fronterizos utilizando pasaportes de marroquíes que no les pertenecen y, una vez en la ciudad autónoma, ingresan en el CETI. Crisis en Siria La crisis que comenzó en Siria a principios de 2011, cuando los habitantes del país empezaron a alzarse en una serie de protestas en contra de su Gobierno, se ha hecho notar tres años después en Melilla. Pese a los esfuerzos de Naciones Unidas (ONU) y la Liga Árabe para mediar en la guerra civil que vive dicha nación, la situación es cada vez más violenta, siendo sus principales ciudades el campo de batalla del conflicto. Ello ha provocado un éxodo de refugiados hacia Europa y cientos de ellos han escogido Melilla como destino para llegar a España. Desde que comenzó el actual ejercicio, la presión migratoria de este colectivo ha sido creciente. En febrero, fue necesario cerrar el paso fronterizo de Beni Enzar a última hora de la tarde porque cientos de sirios querían cruzar a Melilla. La mayor parte de las personas de esta nacionalidad que residen ahora mismo en el CETI viven junto a sus familiares. Con ésto, es más sencillo que cuando sean trasladados a la península se hagan cargo de ellos ONGs estatales y no ingresen en Centros de Internamiento para Extranjeros (CIEs). Un colectivo que subió un 50% es el de los inmigrantes de Guinea Conakry. A principios de marzo eran el segundo grupo más numeroso del CETI, con un total de 160 personas, mientras que ahora únicamente son 80, justo la mitad que hace mes y medio. Algo parecido ocurre con los cameruneses, de los que actualmente hay 70 personas residiendo en estas instalaciones, cuando en marzo había unos 120. El quinto grupo más numeroso de estas instalaciones es el de los nacionales de Burkina Faso, de los que hay unos 70 inmigrantes. El resto de colectivos son de origen subsahariano, a excepción de unas 35 personas de nacionalidad argelina. Los argelinos, a la baja Los argelinos han pasado en apenas un año de ser uno de los mayores grupos del CETI a tener una representación de únicamente 35 personas en estas instalaciones. Las entradas y salidas de las personas de esta nacionalidad son continuas, pues existe un protocolo para su repatriación que hace que las devoluciones a su país de origen sean bastante ágiles. No obstante, cuando residen en el centro junto a sus familiares su devolución se ralentiza y tienen más opciones de ser trasladados a la península para entrar en programas de integración a cargo de ONGs. Además, se da el caso de que suelen acceder a Melilla usando pasaportes de Marruecos. Al llegar al CETI, se les deniega la entrada a un gran número, al ser considerados ciudadanos marroquíes y, por ende, no tener derecho a ingresar en las instalaciones. Ya a comienzos de marzo su número era considerablemente menor al registrado hace aproximadamente un año. Hace mes y medio había alrededor de cuarenta argelinos en el CETI, mientras que actualmente hay cinco menos.
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