Un total de 258 personas desarrollaba su actividad laboral en cooperativas en el último trimestre del año pasado, lo que supone una subida del 4% respecto al trimestre anterior. Los ciudadanos que trabajaban en sociedades cooperativas en el cuatro trimestre de 2012 sumaban en Melilla un total de 258 personas. Esa cifra indica que este tipo de empresas generaron un 4% más de empleo que en el trimestre interior. Sin embago, en la tasa interanual registraron una caída del 6,5%, según los datos del Ministerio de Empleo.
En el conjunto del país, las cooperativas han aumentado el empleo un 6,8% en el cuarto trimestre de 2012, de tal forma que han terminado el año con 286.912 trabajadores, 18.144 más de los que había en el trimestre anterior, según datos del Ministerio de Empleo. No obstante, con respecto a 2011, las cooperativas contaban con 3.386 trabajadores menos, lo que supone un descenso anual del 1,2%.
A pesar de ello, Gobierno, patronal y sindicatos están de acuerdo en que el modelo societario de las cooperativas se ha demostrado más resistente a la crisis que las empresas convencionales, tanto en lo que respecta al empleo como a la desaparición de sociedades.
En declaraciones, el director general del Trabajo Autónomo, Economía Social y Responsabilidad Social de las Empresas, Miguel Ángel García Martín, ha explicado que está “en el propio ADN” de estas sociedades recurrir a fórmulas más flexibles antes que a la extinción del empleo, como demuestra que en este sector el trabajo destruido haya sido 6 puntos inferior desde que se inició la crisis en 2008. “El emprendimiento colectivo puede ser una fórmula de éxito en tiempo de crisis”, ha dicho García Martín, quien cree que “nada hace pensar” que en 2013 cambiará la tendencia para las cooperativas.
El presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA), Juan Antonio Pedreño, cree que las cooperativas no son la solución milagrosa del paro, pero considera que en determinados casos pueden constituir una tabla de salvación. Pedreño ha explicado que frente a una empresa convencional, donde el dueño puede bajar el sueldo de los trabajadores y no perder beneficios, en la cooperativa las ganancias se reparten entre los socios o se reinvierten para consolidar el valor de la sociedad. Ello no impide que, como cualquier empresa, las cooperativas busquen obtener el máximo beneficio de su actividad, aunque la diferencia estriba en que cuando los socios son partícipes de las ganancias (y las pérdidas) el uso de los beneficios es “otro”, ha señalado Pedreño.
El secretario de Economía social y autoempleo de CCOO, Jordi
Ribó, ha coincidido con Pedreño en que el cooperativismo puede ser una salida ante la crisis, pero sólo si se trata de un producto que tenga proyección. Como ejemplo, Ribó ha citado el caso de la Quesería Menorquina, que fabrica los quesitos de El Caserío y que han mantenido los trabajadores pese a la “terrible deuda” que dejó José María Ruiz Mateos, porque se trata de un producto que tiene mercado.
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